Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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2. PARA ICEBERG, EL MÍO

Chevalier, en el salón Parisién con una absenta, el azucarillo en la cuchara con agujeros y echando el agua por encima, cuando escuchó ruido de ropa por la espalda, posiblemente un can-can demasiado almidonado.

Me permite, le susurraron al oído, al volverse, la mujer más encantadora, de blanco impoluto, con una sonrisa que hizo que se levantara, cogiendo de la silla de al lado, el bastón y el canotier.

Por favor, soy viuda, voy a estudiar a New York, quiero olvidar, soy muy joven, Ay, Huy, hoy?, aquí, ahí la 115, hey, oh la lá, oui oui.

Entra primero ella y al poco él. A la media hora el primíparo sigue con los cordones de la faja, el miriñaque en el suelo como un tacataca, las medias con la blonda y sus corchetes enganchados a una pantaletas de puntillas le tenían a punto de explotar.

Al separar la faja, la marca de las ballenas en la piel del tronco semejaba las grietas de un río seco.

Ya desnudos y temiendo él una eyaculatio ante la portem, la tumbó en la litera y sin muchos preámbulos la penetró, justo cuando el barco se puso vertical. Dijo ella, menuda clavada, ah ah.

22 Responses

  1. Hola , Epi, al menos murió feliz y bien…Dentro de la desgracia un final feliz. Lo mío va de lo mismo ,pero no sé si lo cuelgo o no lo estoy pensando. Un abrazo clavado, Sotirios.

  2. Ángel Saiz Mora

    Muchacho, a eso se le llama terminar con estilo. Un texto que a mí me parece, desde el título, lleno de comicidad, en nada reñida con una redacción más que correcta y un rico vocabulario, propio de unos viajeros opulentos.
    A pesar del iceberg, estas letras tuyas no pueden dejar frío a nadie.
    Un abrazo y suerte

  3. Salvador Esteve

    Epi, hay situaciones en las que se pierde el sentido de la orientación y la verticalidad, jajaja. Como siempre, un relato divertidísimo. Abrazos.

  4. Calamanda Nevado

    Alejandro, bien contados esos preambulos, y el final. En cualquier momento la vida nos cambia, es cierto. Suerte y abrazos

  5. ¡Original hasta en el título! Me ha gustado mucho, le encuentro unos arriesgadísimos giros estilísticos que quizás chirríen en la más pura ortodoxia castellana, pero que me encantan… Al fin y al cabo, la lengua está para usarla, y cuantas más variadas maneras se encuentren, mejor, ¿no? Enhorabuena.

  6. jajaja… Así que de iceberg, como todos teníamos pensado, nada de nada, ¿eh? La clavada fue desde dentro del barco.
    Bueno, Epi, un relato extraordinario, muy bien narrado, como acostumbras, y divertido. Otra mirada, un juego de palabras inteligente.

    Un abrazoooo

    (Ah, creo haber encontrado y votado, complacida, tus relatos en «A qué sabe Cantabria»… y si no son de tu autoría…, da lo mismo, los he votado porque me han gustado)

  7. Mª Belén Mateos

    Sensual relato donde el naufragio es lo de menos, y el final lo de más. Por lo menos se ahogaron con una sonrisa de felicidad y satisfacción.
    un abrazo Epi.

  8. Modes Lobato Marcos

    Aunque el mes pasado me echaste, junto a tus matones, de tu sala de cine, no te guardo rencor.
    Aún siento que eres mi mejor amigo y admito que me lo paso piruleta leyéndote mes tras mes.

    Y éste no es una excepción.

    Desde el hallazgo del título hasta los latinajos, demuestras ser un torrente creativo.

    Y el final es APOTEOSICO.

    No he podido evitar recordar una frase que usaba un tipo de mi pueblo, todo sensibilidad y poesía, cuando veía a alguna dama que lo ponía palote…
    COMO SE DEJE, A ÉSTA MOZA LE CLAVO EL MÁSTIL HASTA EL CORAZÓN!!

    Umm…ni Juan Ramón Jiménez en sus momentos más inspirados alcanzaba ese grado de romanticismo.

    Un abrazo, tío canalla.

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