Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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ENCUENTRO 17 PRIMERA RONDA

madoz 17

Aurora Royo – Sandra Sánchez – Amparo Martinez Alonso

Los participantes aquí señalados tendrán que publicar en el espacio reservado a los comentarios de esta entrada del blog, un relato INÉDITO de un máximo de 100 palabras antes de las 15 horas (hora local española) del MIÉRCOLES 20 DE ENERO y cuya única condición será que esté inspirado CLARAMENTE en la fotografía de CHEMA MADOZ que se adjunta en este post.

Una vez publicado no habrá posibilidad de corregir ni reeditar.

Podrán hacerse comentarios y ejerccer votos (mediante la fórmula «VOTO A + Título de 2 relatos») después de la publicación de los tres relatos y hasta el jueves 21 DE ENERO a las 15 horas) Cualquier comentario o votación que no cumpla estas condiciones no se tendrá en cuenta e incluso podrá ser eliminada.

El resultado de este encuentro se hará público en una entrada general de la sección EnoTiCias.

59 Responses

  1. HOMBRES DE BIEN
    ¡Odio los birretes! —sus chuches de los domingos entre caricias arrugadas y besos feos—. Ahora te pareces a ellos. Me sonríes y me asusto, pero no lloro como mamá. Aplaudo cuando te nombran, mientras pido un deseo: por favor, por favor, que Nacho lance su birrete tan alto que se enganche en una nube o entre las ramas de esos sauces llorones o, mejor aún, que se lo robe alguna de las palomas que se caga en el coche de papá o la calva del abuelo, para que mi hermano nunca se convierta en otro hombre de bien.

  2. DÍA FUNESTO

    Don Genaro, profesor de lengua tímido y algo retraído, dejó la docencia el mismo día que le atropelló un coche fúnebre. Le acompañaba la señorita Rosa, a quien, por fin ese día, iba a entregar una carta confesándole su amor. Ella falleció en el acto. Él resultó ileso, al menos por fuera. Pero su razón, la carta y un zapato de ella se perdieron por un sumidero.
    Desde entonces don Genaro sólo vive para escudriñar alcantarillas. Sucio y desaliñado pone a secar, cada noche, los papeles que recoge. Pero su tesoro más preciado es un zapato de mujer del 38.

    ©SandraSánchez

  3. auro

    Aprendiendo a vivir

    Cuando a Don Ludovico le llegó el merecido retiro, la ONG Aprender, que tenia sede en su pueblo, le brindó la oportunidad de seguir enseñando, así que se incorporó al equipo que partía hacia Brasil.

    Nada más llegar comprendió que, a pesar de su edad y de haber pasado toda una vida enseñando ex cátedra, no era más sabio que los niños de la favela. Comparado con ellos era un párvulo. Incluso los más chiquitines conseguían sobrevivir y salir adelante en esa cloaca a la que llamaban barrio. Ellos eran los verdaderos doctores. Vitae causa.

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