Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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HANSEL, GRETEL Y NUESTROS MONSTRUOS

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Hoy, en nuestro taller de consejos sobre microrrelatos, El dinosaurio ya no estaba allí, vamos a abordar algunos de los miedos a los que a veces nos enfrentamos cuando nos ponemos a escribir, esos monstruos que debemos tener a raya si de verdad queremos disfrutar de nuestra pasión.

 

A2El enemigo interior

Quizá el primero de todos sea el de la hoja en blanco. No hay nada que desmotive más a quien quiere escribir que falta de ideas para hacerlo. Existen diversas técnicas para solucionar ese terror (con el que es posible que debamos lidiar en más de una ocasión), como encerrarse en un lugar donde a uno le guste escribir, y dejar volar la imaginación hasta que sea capaz de lograrlo. ¿Existen ideas también para dejar volar la imaginación? Naturalmente: utilizar una frase que nos inspire, recurrir a la técnica del binomio fantástico, buscar el principio de la acción contraria, de la asociación de ideas…, pero en nuestro taller vamos a centrarnos en la intertextualidad, una de las características más comunes del microrrelato.

Se trataría de pensar en una historia, en unos motivos o en unos personajes de la tradición literaria lo suficientemente conocidos para permitir eliminar referencias explícitas y recurrir a la elipsis, y así poder reescribirla o transformarla en nuestra imaginación. Tomemos por ejemplo una de esos textos cuya estructura cualquiera puede reconocer, el cuento Hansel y Gretel, de los hermanos Grimm.

Los padres de Hansel y Gretel, sin recursos y a su pesar, se ven obligados a abandonar a sus hijos en el bosque, sin ninguna protección, y estos deben enfrentarse a peligros que desconocen. A partir de ese argumento nuestra imaginación puede dar la vuelta al significado original y subvertir la cualidad de los personajes prototípicos. Puede crear unos padres diferentes a los del cuento, cuya conciencia permanezca tranquila gracias a la forma que tienen de desvelarse por sus hijos. Puede hacer que sean estos padres los que se inventen cuentos asépticos en los que nada malo suceda. Puede concebir unos padres tan preocupados, tan diferentes al original, que solo el contraste entre unos y otros intensifique la función emocional del microrrelato. Y también, con ese mismo cometido, puede inventarse dos hermanos que en vez de tratar de escaparse de la bruja, liberen monstruos para aprender a defenderse de estos.

Si además la imaginación quiere jugar un poco más, podrá incluir en el microrrelato alguna referencia explícita al cuento que evoca (brujas que ceban con turrón a los niños para luego zampárselos): la metaliteratura siempre introduce ese toque de ironía que funciona tan bien en los cuentos.

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El caballo de batalla

El título. Cuánto nos cuesta a veces dar con un título apropiado para nuestros microrrelatos, sobre todo porque sabemos la importancia que tiene, como forma de provocar interés, de dar el sentido definitivo al texto, de complementarlo… y todo ello sin que cause desconcierto al posible lector. Algunos consejos más para encontrarnos a salvo del bloqueo de acertar con un buen título : que sirva para hacer avanzar la acción, que sea parte de ella, que su ambigüedad alcance a todos los protagonistas como una forma más de expresividad.

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Los actores

Si ya tenemos elegida la historia que queremos contar, nos enfrentaremos ahora a la cuestión de cómo abordar la descripción de los protagonistas. Con los microrrelatos lo tenemos “fácil”. Todo se basa en la economía. De número y características. Así, si seguimos el ejemplo de la reinterpretación de Hansel y Gretel tenemos a tres personajes bien definidos:

– Los padres: sobreprotectores.

– Los hijos: juiciosos.

– Los monstruos: necesarios.

No podemos olvidar que para estas descripciones será mucho más efectivo el recurso de mostrar las acciones que definan su personalidad en vez de explicarlas sin más. Para que el lector se identifique con esa sobreprotección atribuida a los padres se recurre a la intertextualidad, a narraciones que se conocen tan bien que no necesitan más explicaciones. Los padres inventan cuentos donde no hay brujas que se coman a los niños (les evitan el temor al abandono), ni bosques peligrosos (no existe el miedo a lo desconocido), ni lobos (tampoco hay extraños que puedan suponer una tentación), ni madrastras (ese símbolo de la maldad frente a las madres buenas), ni manzanas envenenadas (se puede confiar en los regalos que te ofrece un desconocido).

La inconsciencia de los padres la suplen Lucía (la esperanza) y Daniel (la justicia) con su acción. En el microrrelato no se explica que quieren crecer aprendiendo a superar sus propios miedos: se nos muestra, mediante una alegoría, cómo los buscan y los liberan para que estén allí y puedan hacerlos frente sin ayuda de nadie. Son los hijos quienes deben llegar a la madurez mediante su propia voluntad, incluso aunque deban enfrentarse a su padres.

Y mientras, los monstruos permanecen en silencio (amordazados) e incapaces de cumplir su función (primero tienen que ser liberados de sus ataduras). Con un ingrediente más que llena el microrrelato de ternura: ese consuelo que les ofrecen las propias víctimas a las que deberán asustar.

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Nuestro peor crítico

En realidad este es un monstruo que nunca deberá separarse de nosotros. Al mismo tiempo que escribimos, nuestro peor crítico, nosotros mismos, no dejará de cuestionarse si cada palabra, cada frase o cada idea que se nos ocurra estarán bien elegidas, si sabremos transmitir al lector lo que queremos contar, si lo que escribimos merece o no la pena. Corregir, modificar, añadir, suprimir, tachar o valorar, entre otras funciones,  serán los inacabables procesos de esa conciencia. Pero no hay que tenerle miedo. Solo que es muy difícil de contentar. Para cualquiera. Baste un par de ejemplos como muestra.

Nicolás Gómez Dávila: Escribir sería fácil si la misma frase no pareciera alternativamente, según el día y la hora, mediocre y excelente.

Lorenzo Silva: El día que no temas que lo que estás escribiendo puede ser una gilipollez con la que vas a hacer ridículo más atroz y a cosechar el más ominoso de los fracasos, ese día funesto en que tu vanidad derrota a tu juicio, estarás acabado como novelista.

De todas formas, si escribes un microrrelato capaz de ser reconocido en algún concurso literario, podrás aparcar todos tus terrores, y considerarte, aunque sea por un tiempo, A salvo. Y aunque no ganes también lo estarás si has sabido construir una historia cuyo mensaje enganche al lector, una de esas en las que se cuenta algo que no se debería olvidar, que se centre en una frontera esencial, como la de que la presencia del mal existe, que la ansiedad, el miedo, lo incomprensible forma parte de la vida, y que es necesario que el proceso de aprendizaje lo realicemos solos. Eso es lo que nos enseñan los cuentos clásicos y que los padres de Lucía y Daniel parecen haber olvidado. La imaginación, según nos enseña la psicología, es uno de los mejores instrumentos que tenemos para nuestra supervivencia.

Los temidos (h)errores

Otro monstruo que nos acosará siempre, por sus numerosos tentáculos: la ortografía, la sintaxis, la gramática… acompañadas con sus infinitas reglas, principios, leyes, casos especiales, correcciones, etc. Nada mejor para conjurarlo que recurrir a algunos buenos consejos. Si tienes dudas o quieres consultar alguna cuestión que no tengas muy clara, puedes darte una vuelta por el mismo sitio al que, estoy seguro, acudió Susana Revuelta para reescribir su versión de Hansel y Gretel, el taller Papel y tijera, un entretenido blog de apuntes, claves y herramientas para escribir un microrrelato. Sigue sus consejos: Papel y tijera

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Concurso: Relatos en Cadena – Cadena Ser – Ganador  semana  8 (noviembre) de 2015 (IX edición).

(máximo 100 palabras, sin contar con la frase predeterminada con la que debe empezar – periodicidad semanal)

 

A SALVO, de SUSANA REVUELTA SAGASTIZÁBAL

Salen sigilosamente de las habitaciones de sus hijos con la conciencia tranquila. Gracias a los cuentos que inventan para ellos, a Lucía y Daniel nunca se les aparecerán en sueños brujas que ceban con turrón a los niños para luego zampárselos, nada de eso. En sus relatos, los bosques son los lugares más seguros del mundo para salir de paseo, sin lobos ni madrastras ni manzanas envenenadas. Cuando el silencio invade la casa, Lucía despierta a su hermano. Juntos vacían cajones y revisan armarios hasta dar con los dos monstruos amordazados. Entonces les liberan de sus ataduras y, consolándoles, vuelven a dejarlos debajo de sus camas.

 

Enlace a fuente: Relatos en cadena

Enlace a blog de la autora: Estelas de tinta

*Dibujos de Alejandro Heredero.

 

 

 

15 Responses

  1. No te imaginas, Rafa, lo feliz que me hace ver un relato mío en esta sección. Muchas muchas gracias de verdad por tan certero análisis y por el homenaje a la sección «Papel y Tijera».
    Un abrazo, amigo.

    1. Rafa Heredero

      Pues me alegro poder haberte hecho feliz un ratito, Susana. Estuve dando muchas vueltas a cómo abordar tu relato y tenía la respuesta justo aquí mismo.
      Un abrazo de vuelta.

    1. Rafa Heredero

      Alejandro me ha dicho que podía haber utilizado los monstruos que dibuja ahora, mucho más elaborados. Estos los dibujó hac más de tres años, pero es que siento un cariño especial por ellos.
      Le doy el abrazo de tu parte.

  2. Ana Fúster

    Análisis pormenorizado y certero, como de costumbre, y buenos consejos para las épocas de bolis caídos. Muchas gracias, Rafa. Abrazos y enhorabuena a los dos.

    1. Rafa Heredero

      Bueno, si sirven de algo para las malas épocas, bienvenidos sean, aunque te confieso que a veces ni por esas. Gracias por tu comentario Ana.
      Un abrazo.

  3. Ángel Saiz Mora

    Un relato que merecía un estudio como éste, para conservar en el cajón de los inquietos de la pluma y releer a menudo. Me gusta todo, monstruos incluidos.
    Un abrazo a los tres artistas

  4. Paloma Casado

    Si ya me encantó el cuento de Susana que triunfó en Rec, ahora con los comentarios de Rafa, me gusta más.
    Qué decir del buen criterio, el saber y el cariño con que analiza Rafa nuestros cuentos. Es imprescindible en ENTC.
    Y las ilustraciones, no podían estar mejor.
    Felicidades.

    1. Rafa Heredero

      Gracias por el comentario, Paloma. El único imprescindible aquí es nuestro capitán y la dedicación que nos demuestra mes a mes. Lo que sí te puedo decir es que es muy fácil tratar los relatos ganadores con cariño.
      Un abrazo.

  5. Rafa Heredero

    Muchas gracias por tus amables palabras, Ana. Y no te creas, todos salimos por peteneras más veces de las que quisiéramos. Siempre resulta más fácil «juzgar» el trabajo de los demás. Por lo menos es lo que pasa a mí.
    Un abrazo.

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