Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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26º Microscopio : De la misma materia que los sueños

Decía Shakeaspeare que «Donde mueren las palabras nace la música», aquí tenéis relatos, música, dibujos, críticas… qué sabría el William ese.

Gina dirige la orquesta con Caresse, de Erik Satie

 

DE LA MISMA MATERIA QUE LOS SUEÑOS

Un tenebroso e ignoto azar me obliga a consultar en papel la EncyclopædiaBritannica, cuyas páginas crecen entre mis dedos como las cabezas de la hidra de Lerna. Sé que sueño, pero me despierto con sobresalto y, sentado ya sobre la cama, descubro que la boca se me ha poblado de un regusto metálico y que una comezón de desamparo urge a mi alma a desprenderse de su costra. Requiero a mi pareja en mi dolor y ella, condescendiente, acepta sin reservas mi exigencia de clavarme con fuerza en los ijares los tacones de aguja de sus zapatos de charol mientras hacemos el amor. Es más, revestida de su proverbial indulgencia hacia mi desolación moral, también me recita al oído, en un inglés impecable y con una pasión contenida por las circunstancias, la letanía de todas y cada una de las entradas de la Micropædia, volumen 11, en su última edición impresa, cuyos secretos ella conoce y a los que yo me someto con el gozo indecible que solamente proporciona el poder deletéreo de la palabra escrita.

Nos dibuja este sueño nuestra amiga Eva García

26_zapatos

 

Letra_X

(+) De manera general y a modo de introducción, aunque tardé en descifrarlo –si acaso lo hice en realidad-, el texto me ha parecido muy interesante aunque muy exigente, en particular en cuanto al relato de las cosas que suceden.

(+) El título, que es clave para comprender el relato, me parece muy significativo, y cualquier otro menos marcado habría supuesto un escollo, de modo que muy bien elegido.

(+) Es un texto para leer en voz alta ya que tiene un ritmo, a veces de secuencias largas, que se presta a algo cercano a la declamación. A eso se suma la abundancia léxica y la agilidad sintáctica.

(+) El conjunto del relato está impregnado de esa ambigüedad propia de los sueños, donde no hay márgenes, normas o lógica. Cuando leí la primera vez el texto sin atender demasiado al título, no capté gran cosa, pero porque se trataba de un pasaje onírico en el que la realidad mezclaba ingredientes dispares. Ese es, sin duda, el gran acierto de esta historia, el surrealismo moderado de sus imágenes en las que épica y lírica forman una mezcla sólida y sugerente.

(+-) En mi opinión, la atmósfera de ambigüedad donde todo se supone contiene excesiva puntualización en el terreno de lo concreto, en particular cuando se alude a la “Micropædia, volumen 11, en su última edición impresa”, que más parece un alarde que un dato necesario. Aunque, como en los sueños, todo aparece sin razón, provisto o desprovisto, qué más da, de precisiones.

(-) Tal vez por el desapego que le tengo al lenguaje políticamente correcto o pudoroso, cuando llamamos “parejas” a los “amantes”, algo me recorre el cuerpo por dentro. En este caso, sobre todo por estar haciendo el amor, yo habría usado otro término más cargado de sensualidad, sobre todo cuando le van a clavar los tacones.

(-) Una pequeña cuestión de puntuación: cuando dice “Requiero a mi pareja en mi dolor y ella, condescendiente, acepta sin reservas mi exigencia…”, echo de menos una coma –no indispensable si se recita con una pausa- para que quedara así: “Requiero a mi pareja en mi dolor, y ella, condescendiente, acepta sin reservas mi exigencia…

 

(+) En suma, cuando uno lee y relee el texto, se da cuenta de que hay muchísimos elementos que lo hacen fascinante, desconcertante e ingenioso. Todo menos indiferente. Freud lo haría mejor que yo, pero vería cosas muy pero que muy interesantes.

 

Letra_Y

 Se trata de un relato  de estilo fantástico y está estructurado en un solo párrafo que podría dividirse a su vez en tres imágenes: sobresalto o introducción, desamparo o desarrollo  y gozo o desenlace.

El personaje principal  es además el narrador de la historia y nos cuenta, en primera persona  y en presente, un sueño o, mejor dicho, una pesadilla. El protagonista  sabe que sueña y sufre porque se siente  asediado, pero la división entre sueño y realidad es imprecisa.

En su sueño consulta la Enciclopedia Británica y ésta se le manifiesta como un monstruo acuático en forma de serpiente (La hidra de Lerna). Sobresaltado y desvalido pide ayuda a su acompañante que   accede a desadormecerle clavándole, sumisamente, los tacones en las costillas (es imposible no  dar un respingo al imaginar el dolor) y recitándole, en versión original, las entradas  de la Micropedia   que, finalmente, resultan ser el mejor bálsamo para el sufriente protagonista.

 La lectura del texto  es interesante aunque no fácil.  La historia es breve (177 palabras),  y su interés reside en la tensión con la que el personaje  la vive. Denota nivel y el ritmo  engancha porque  la trama se acompaña de un vocabulario culto e intenso que sabe lograr un gran efecto. Sin embargo,  he precisado de varias lecturas para intentar captar el mensaje del autor y no sé si lo habré conseguido o he compuesto mi propia historia, lo que tampoco está mal.

El texto se adereza con  mitología griega, Enciclopedia y Micropedia Británica, masoquismo, morbo, y un vocabulario rico. Y tras varias lecturas, he creído entender que el personaje ama la palabra escrita y su zozobra  se debe a que los editores de la enciclopedia más erudita de todas las editadas en inglés, la Enciclopedia Británica, anunciaron  en 2012 que dejaba de imprimirse en papel y que se centrarían en la edición web.

El título resulta poético y sugerente, y estimula mi curiosidad: “De la misma materia que los sueños”. ¿Qué o quién es en este relato de la misma materia que los sueños

—me pregunto. Y ¿de qué materia son los sueños?—me gustaría saber.

El título también parece hacer un guiño a Shakespeare (“Estamos hechos de la misma materia que los sueños”, nos dice Shakespeare a través de su personaje Próspero en “La Tempestad”). Tal vez porque nuestros sueños son el resultad de nuestros temores internos, de nuestros deseos prohibidos, de nuestras aspiraciones más profundas. Y, sobre todo, de nuestras experiencias. Me sigo cuestionando.

Como ya he dicho, el título me gusta por ese matiz poético y esa alusión a Shakespeare, pero, tras la lectura y relectura del texto, no puedo afirmar que sea acertado porque no  ha desvelado  mi pregunta  de qué o quién es de la misma materia que los sueños. Espero que el autor/ me lo revele pronto.

Además,  Ya que la lengua inglesa tiene tanta importancia en el relato, casi como un personaje, tal vez el título podría haber ido en inglés: Nightmare, Anxiety, Restlessness…

En resumen me parece un relato vivo e intenso,   y creo que se puede  interpretar  como  un homenaje a la palabra escrita, al libro, al papel. Al temor por su desaparición. Pero hecho a faltar un tono más natural y directo para comunicarse con el lector porque puede resultar algo pomposo (ignoto azar, poder deletéreo…).

 

Letra_Z

(+) Me cuesta entrar en valoraciones (+) o (-) con este texto porque su factura me resulta impecable, aunque su lectura, personalmente, me genere muchas más dudas y esfuerzo que placer. Cualquier trabajo artístico tiene una factura técnica y un mensaje, o al menos, una intención (que a veces se reduce a una mera conexión estética ) pero a mí me cuesta seguir el texto con acierto. Tal vez podría decir que el texto es “de la misma materia que los sueños” (he descubierto que es una frase de posible origen shakesperiano): o sea, de compleja interpretación, y en ese sentido esté plenamente justificado, al menos, el título, y por eso me decanto por el signo (+).

(=) Es un texto tan selectivo que parece más escrito para disfrute del autor que del lector. Su lectura exige un esfuerzo o una extensa cultura; el texto busca un lector culto y/o solícito dispuesto a dedicarle un tiempo: la complejidad de la escenografía combinadas con el uso de vocabulario seleccionado (deletéreo, indecible, ignoto…), los apuntes clásicos (la hidra de Lerna) y los referentes editoriales reales (la enciclopedia Británica, la Micropedia) nos situán en una exigencia cultural alta y nos obliga a recurrir a consultas (de ampliación de información) para intentar descifrar este “sueño” sin que signifique que ahí se esconda su sentido. El texto está lleno de interrogantes que abrirían el texto, pero no doy con la llave para interpretarlo: el “tenebroso e ignoto azar”, el “desamparo”, su “proverbial indulgencia”, la “desolación moral” o el poder destructivo (el uso de la hidra y del adjetivo deletereo) de la palabra escrita son pinceladas de color que se anuncian como significativas de un argumento, pero no me son suficientes para crear un escenario comprensible.

(+) Esa consciencia manifiesta dentro de un texto tan delirante nos muestra su apuesta por el surrealismo. El ánimo surrealista del texto (que aquí desarrolla dos de sus temas más trillados: el erotismo y lo onírico) prescinde de la razón, y a veces debemos renunciar a entender lo que nos cuentan y conformarnos con la recreación de imágenes impactantes. En este caso la representación se reduce a esa escena sexual que borda el surrealismo al describir una capacidad “monstruosa” de la amante (que confluye con la otra monstruosa “costra” del alma del amante) al conseguir clavar sus tacones en los ijares del amado mientras le recita pasajes de la Micropedia … y eso en pleno fervor sexual.

(=) Distinguiría tres personajes. El protagonista (que asume el papel de narrador y que ya nos advierte desde el principio que lo que vamos a leer puede ser interpretado como un sueño), la amante, y los libros en su concepto editorial (hay especial interés en el texto por recalcar su naturaleza de papel y su condición de lengua inglesa) que superan ser solo una circunstancia para convertirse en el motor de todo lo que sucede, desde el origen hasta la frase final del texto.

(=) A estos textos en los que la acción, el cambio, la narratividad es tan corta, yo les llamo de “situación”, y solo les exijo que, al menos sean nítidos, pero en este caso el caracter onírico o surrealista del asunto impiden que esto se cumpla. Tal vez sea eso, mi obsesión por buscarle un valor razonable, lo que me impide encontrar el sentido del relato: la lengua inglesa, un sueño entre el placer y el dolor, la palabra escrita y el saber enciclopédico, esos son los elementos que me declaro incapaz de combinar.

 

 

 

 

25 Responses

  1. Excepcionalmente, antes de elaborar una opinión y después de leer varias veces el texto y de documentarme lo imprescindible, he leído con detenimiento los comentarios de los especialistas, no sólo por curiosidad como otras veces, sino buscando la ilustración que me faltaba. Además de disfrutar y aprender leyéndolos, he encontrado consuelo al ver reflejadas en cada uno de ellos algunas de mis apreciaciones. Coincido especialmente con el opinador Z. Lástima que yo no lo sepa expresar con esa maestría. Sólo añadiré que el autor de este relato (hombre, casi seguro) es, sin duda, un virtuoso de la pluma, y estoy dudando entre dos candidatos.

    Que no se me olvide, como me suele pasar: la música y la ilustración, perfectas.

  2. Paloma Casado Marco

    Para mí, este texto cultista pretende transmitir el placer que proporciona la palabra escrita. Para ello utiliza el recurso de mezclar lo real con lo onírico, sin que la vigilia parezca desprenderse del todo del mundo de los sueños.El protagonista, imagino, es quizá un profesor de literatura de alguna universidad inglésa -por las referencias a esa lengua- y también por su querencia a la «disciplina inglesa» que practica en sus relaciones sexuales.
    Esto es lo que entiendo de su lectura pero, a pesar de su perfección estilística, lo encuentro un poco pedante al hacer tantas referencias clásicas y literarias y utilizar palabras tan cultas para contarnos un sueño. No creo que nadie en la inmediatez del despertar, exprese la sensación como de «tenebroso e ignoto azar» sin contar con que solo un «letraherido» como dicen los cursis, tenga una pesadilla con la enciclopedia británica.

  3. A simple vista (o leída) me parece un ejercicio sintáctico muy bien realizado. Y también de muy complicada semántica. Trato de disfrutar con una segunda lectura, pero no lo consigo (he de estar concentrada en su significado, en el contenido o la intención que el autor/a ha querido transmitir).
    Onírico, difícil, simbólico, culto (pedante) no te deja buen sabor de bopca, pues terminas pensando que no has alcanzado la meta del escritor, su nivel, su podium… y eso, egoístamente, «NO GUSTA» a ningún lector. Puedes tolerarlo ante un ensayo, ante un texto científico o de alguna materia específica que no controles, pero ¿en un relato? El lector, desilusionado, se aleja del argumento, no distingue el conflicto ni disfruta del desenlace… ¿Desenlace? ¿Ante qué problema?
    El ritmo y el tono creo que están conseguidos en un micro «De la misma materia que los sueños»: trepidante, espiral, angustioso…
    El narrador, omnipresente, es el personaje central de su propio sueño. Conoce el principio y el final, pero no lo comparte con el lector. Insinúa justifica, describe sin saciar el ansia de conocer del lector. Y cuando el micro finaliza, el pobre lector se siente insatisfecho, con la miel en los labios.
    Estupendo título. Ya solo él sugiere un relato «con el gozo indecible que solamente proporciona el poder deletéreo de la palabra escrita».

  4. Preciosa ilustración, Eva García.
    Muy en línea con el alto nivel cultural del microrrelato.
    Seria y elegante.
    Estupenda elección del blanco y negro para ilustrar un micro onírico.
    Letras impresas y zapato de aguja, como se habla en el texto. Hasta has incluido un volumen de la enciclopedia británica.
    Me encanta. Muy original y centrada en el argumento.
    Simbólica, evocadora, una ilustración equilibrada para un micro de ensoñación.

  5. Paloma Casado Marco

    Con la miel en los labios, se me había olvidado felicitar a Eva por su ilustración tan acertada como exquisita y a Ginette por la elección de la música.

  6. Luz Leira Rivas

    Yo, sin entrar en análisis, lo que siento es que me falta una clave para comprender el texto. Puede ser: a)la identidad del narrador b) la naturaleza de la consulta c) la identidad de la amante. Es decir, mi sensación es que hay una información que no se dice y yo debería deducir, pero no soy capaz de hacerlo y por eso no comprendo el relato. Si esto no es así (espero que el autor nos lo aclare), la dirección me resulta demasiado confusa.

    Sin embargo, frente a la opinión de otros comentaristas, me encantan el lenguaje y el estilo, las referencias cultas y el léxico escogido. Hasta he pensado en Borges como narrador por el tono, la personalidad de este autor y por lo de la ceguera, que puede ser motivación del sufrimiento ante el papel pero claro, será una barbaridad causada por la falta de anclajes.

    Me quedo con la curiosidad y espero que el autor desvele un poco más. También quería decir que me encanta el estilo de la ilustradora. Me atrae muchísimo el mundo de la ilustración y soy una completa negada para eso, así que…qué envidia por favor.

  7. Pues quiero daros las gracias por vuestras palabras sobre la ilustración. Realmente no era un texto fácil y me alivia un poco leer las opiniones aquí expresadas, porque yo también me quedé con la sensación de no llegar a él. Espero igualmente alguna luz del autor, si consiente en ello, sobre su relato.

  8. Magnífico texto, correctísimo texto, interesantísimo texto… pero no es un microrrelato, Juan (y digo Juan por decir algo). Monterroso defendía que hay que ser más inteligente que el lector cuando escribimos, pero debe parecer lo contrario. Aquí, al menos yo, quedo muy por debajo de la historia. Me cuesta entenderlo, abrumado además por palabras rebuscadas y referencias que requieren cierta preparación cultural. ¿Podríamos decir a bote pronto lo que ha ocurrido en la historia? Creo que no. Prevalece lo abstracto y la reflexión sobre lo concreto y eso, unido a un estilo «gongorino», no es lo ideal para este género. Insisto en que me parece un texto bueno, pero no como «micro-relato». La disección que han hecho algunos comentaristas me parece muy acertada en líneas generales, y la tibieza que se puede apreciar en alguno de sus comentarios probablemente sea precisamente porque no han encontrado un micro-relato al uso.
    Te felicito, Juan (Juan, por decir algo), por esa forma de escribir y el arte que se te aprecia. Gracias por ofrecernos este regalo para disfrutar y aprender.
    ¡Ojalá tuviéramos más tiempo, porque es un texto muy sustancioso.
    ¡La palabra! Me río yo de Shakespeare y de Gina si se le ocurre defenderlo. «Al principio era el verbo» y en el verbo estaba todo. No necesito la música ni tengo por qué poner sonido de cuerda, de viento o de percusión a lo que quiero decir. La música no deja de ser otra expresión, pero no mejor ni más potente que la palabra. Queda muy bonito decir algo así, pero ¡claro!, Shakespeare no es Cervantes.
    ¡Ah,cómo no! Gracias también a Eva y Gina por sus magníficos «complementos».

    1. ginettegilart

      Uy! A mí que me registren. Solo cumplo ordenes y me limito a buscar alguna melodía que se adapte al texto propuesto. Sin embargo me parece triste que no necesites la música. «La música es el verdadero lenguaje universal» Karl María Von Web.
      Te dejo este enlace sobre música y lengua.

      http://recursostic.educacion.es/artes/rem/web/index.php/es/curriculo-musical/item/335-m%C3%BAsica-y-lengua-conexiones-curriculares-y-pr%C3%A1ctica-docente

      Un saludo

  9. ¡Hummm! Interesante dicotomía, Gina, pero no te sientas triste, por favor. Digo simplemente que no necesito la música para decir lo que quiero, sin quitarle mérito ni valor. La «Palabra» y la «Música» se mueven en dimensiones distintas y creo que hacer comparaciones como la de Shakespeare no es acertado.
    Por cierto, y permíteme seguir un poco con la broma: si Karl María Von Web, nos dijese eso mismo con música, ¿cuantos le entenderían?
    ¡Que bonito es compartir pasiones! ¡Bueno, me voy a escuchar un poco a Wagner, a ver si me inspiro!
    Besicos y perdón por invadir este rincón para otros menesteres.

  10. Eduardo Iáñez

    Parece ser que la lectura de este texto ha dado ya de sí todo lo que podía, así que ha llegado el momento de desvelar su autor, que no es otro que quien esto escribe.
    Y la verdad, no sé por dónde empezar. Son tantas las cuestiones… En fin, lo primero que dicta la cortesía es dar las gracias: gracias sinceras, eso sí, más allá de la cortesía, a los microscopistas. Por sus atinados comentarios y por el tiempo y esfuerzo que les han supuesto.
    Comenzaré diciendo, en ese sentido, que reconozco que no es un texto fácil: pretendía que fuera un relato lleno de referencias, y al parecer se me ha ido la mano. Conforme a lo que me indicáis, creo que, en efecto, esas referencias se pueden simplificar sin que el texto se resienta, mientras que, en su estado actual, se carga de una innecesaria ‘pedantería’ (bien lo dice Paloma y lo insinúa atinadamente Z). Lo “culto”, que todos quienes os habéis acercado al texto habéis señalado de uno u otro modo, no debe estar reñido con lo natural. Una cosa es pedir al lector un esfuerzo (algo que siempre me propongo) y otra distinta, exigirle un sobreesfuerzo agotador. Totalmente de acuerdo: tomo nota.
    En cuanto a la ambientación onírica, surrealista, en efecto también la concebí como una necesidad del relato y su intención, comenzando por el mismo título. Creo que todos los que habéis opinado así lo habéis señalado, y me agrada. Cuestión distinta es la indefinición que eso provoca. Ciertamente, también la buscaba, pero al margen de esa sugerencia, de esa ambigüedad, está claro que la idea no llega a captarse del todo (aunque varios la habéis señalado: la pesadilla de un mundo sin letra impresa), y tendré que trabajar el asunto. Así debe ser. (Para satisfacer la posible curiosidad, diré que esa “materia de los sueños” señalada en el título quiere referirse tanto a la materialidad del libro conforme creación humana, como a nuestra irracionalidad de seres creados, pero imprevisibles, y necesitados por tanto de lo libresco.)
    Y por ir terminando, lo que los microscopistas y comentaristas habéis señalado respecto a la factura del texto creo que es lo que, curiosamente, lo ha hecho fallido. Me da la impresión de que me he dejado llevar por esa música, por esa melodía de la sintaxis que el texto parece crear. Pienso, sin falsa modestia, que el texto ‘suena’, y muy bien. Pero eso me llevó a componer un micro que olvida su contenido para centrarse en el continente. Un poco formalista eso, ¿verdad? Pues también habrá que poner remedio…
    En fin, que ha sido una experiencia gratificante y enriquecedora ‘fijarme’ a las placas de este Microscopio para ponerme bajo los atentos ojos de tanto buen lector. Os lo agradezco a todos, a los microscopistas y a los comentaristas. Gracias por vuestra lectura y por vuestro tiempo, por compartir vuestra experiencia y dejarla por escrito.
    Y gracias muuuyyyy especiales a Ginette y a Eva. Vuestras sugerencias musical y visual están repletas de ese onirismo, de ese impresionismo sugestivo y misterioso que, sin duda fallidamente, quería transmitir. A pesar de ello, vosotras lo habéis adivinado estupendamente y le habéis dado una traducción que mejora al original. Resumiendo: yo mismo (por supuesto) no lo hubiera hecho mejor. De diez.
    Saludos macros- (que no micros) -cópicos para todos.

    1. Ginette Gilart

      De nada, Eduardo. Me alegro de que te haya gustado la música que elegí para tu texto que, para ser sincera, no entendí bien con la primera lectura; entonces me deje llevar por el ritmo de las palabras y recordé a Satie. Rebuscando en su obra caí en «Caresse» que como sabrás significa caricia, escuché el tema y me pareció muy apropiado para tu relato que habla de unas caricias muy especiales.
      Un saludo.

  11. Bueno, maestro Eduardo Iáñez, parece que nos devolvemos visita. Yo soy Míster X, y he quedado maravillado por el texto, eso sí tras varias lecturas, que a las joyas hay que desentrañarles el fondo.
    Un placer haberte leído con la lente de aumento.
    Un saludo
    JM

    1. Eduardo Iáñez

      ¡Ay, el maestro JuanMalcom X! Tendremos que consultar al oráculo el sentido oculto de que nos crucemos en los caminos microscopientecianos, en la convicción de que alguno tiene.
      Y seguro que también lo hay en que sea la lente de tu microscopio la que más atenta ha estado a la dimensión formal del relato. La verdad es que yo mismo no estoy muy convencido de que sea la más adecuada, y menos aún a la vista de los comentarios; pero sin duda tu lectura ha sido la más atenta a ese componente, esencial en este micro (si lo es), al menos en su actual factura. Cosa distinta es que, en su realización, este pobre autor haya incurrido en el “alarde”, como tú mismo dices. A pesar de lo cual me llena de satisfacción que creas que puede tener elementos que lo hagan “fascinante, desconcertante e ingenioso”; habrá que incidir en ellos para mejorarlo gracias a lentes como la tuya. ¡Y ojalá llegase a la categoría de «joya» a la que lo elevas (lo que se hace por los amigos, jajaja)!
      ¡Gracias por todo!

  12. No, por supuesto que no es un texto fallido, ni mucho menos. No es un micro «al uso» como creo que te dije por su profundidad y quizás por su excesiva carga reflexiva, pero desde luego es un texto magnífico de una pluma de la que hay que aprender muchas cosas.
    Gracias Eduardo.

  13. María José Escudero

    Y yo soy la Y. Ha sido un placer participar porque me encanta aprender y este ha sido un ejercicio de aprendizaje, sin duda. Doy las gracias al autor por su texto difícil e intenso,porque su homenaje a la palabra escrita ha suscitado mucho interés y dado lugar a interesantísimos comentarios. También porque finalmente ha desvelado detalles y contestado a mis interrogantes.
    Estupenda la ilustración de Eva con esos enciclopédicos tacones de aguja (de palabras) , y estupenda también la música de Gina( sin la música no sé vivir).
    Saludos para todos.

    1. Eduardo Iáñez

      Muchas gracias, Mar-Y-a José, por tus interesantes observaciones, fruto de un exhaustivo análisis del relato, que te agradezco enormemente. Tu capacidad de análisis, tu escrupulosa y respetuosa disección no tienen precio. Es curioso, en ese sentido, que seas quien más te preguntas por el título, cuando creo que eres quien mejor ha dado con su razón, porque, como señalas, “nuestros sueños son el resultado de nuestros temores internos, de nuestros deseos prohibidos, de nuestras aspiraciones más profundas. Y, sobre todo, de nuestras experiencias”. Temores, deseos, aspiraciones y experiencias que en este caso son totalmente librescas. Y esa pesadilla de la desaparición de lo escrito, contra la cual lucha el narrador protagonista persiguiendo su permanencia a través de una experiencia erótica de apariencia onírica, es la que da razón al título por partida doble: porque da forma a la naturaleza humana y porque en gran medida la recogemos de y la depositamos en la literatura.
      Como ves, nada que no hayas adivinado como lectora atenta, aunque con un grado de exigencia que te hace echar en falta un tono más natural y directo, menos “pomposo”. Pues claro que sí. Tomo nota, como ya he dicho, y te agradezco tu labor. ¡Saludos!

  14. JAMS

    Jo, Eduardo, ahora que lo has planteado no tengo problemas en seguirlo, pero no siempre tiene uno la oportunidad de tener el mail del autor para preguntarle alguna duda¡¡¡ Ja ja ja… Has dejado en evidencia mi incultura¡¡¡ La coincidencia de que el título y las enciclopedias sean «inglesas» puede ser que despisten en tu intención… ¿no? Seguro que guardas una razón para esto…
    Y, personalmente, te agradezco sobremanera que no recurras al «comodín» facilón que leemos tantas veces de «es que es un texto abierto a las interpretaciones del lector»: ¿qué menos podemos pedir a un autor que sepa lo qué quiere contar? Creo (opinión humilde de inculto) que es muy buen texto si le das una vuelta a los referentes o si le permites algo más de aire tomándote más espacio para enfocar tu objetivo.

    … se me olvidaba, he tenido el privilegio y el placer de ser Z. Un abrazo.

    1. Eduardo Iáñez

      Totalmente de acuerdo, JAMzinger Z: al texto le falta aire, le falta espacio para ser un relato. Es un ámbito excesivamente cerrado, difícil de penetrar (honestamente, creo que tampoco imposible), al que le sobran muchas cosas y le falta una vuelta. Le sobran ante todo la presencia del autor y la exigencia de un lector tan selecto; y le falta una vuelta al escenario, como señalas, el cual ha de ser en efecto onírico, pero comprensible. Personalmente, y al margen de lo sobrante -que no es poco-, creo que la clave está en la transición entre las escenas del sueño y la conclusión erótica, que prácticamente no existe o es del todo insuficiente. Lo cual no supone, como también tú mismo señalas, reducir el relato a una comprensibilidad razonable, convencido como estoy de que la irracionalidad de la literatura debe intentar arrojar luz sobre nuestra realidad. No obstante, está claro que en este caso aún no lo he conseguido. Habrá que pulir, y mucho. Gracias, Juan, por estar entre los orfebres que me han señalado el camino.

  15. Pues ha sido un placer, Eduardo, haber puesto imagen a u micro y que esta te haya parecido medianamente aceptable. La verdad es que me asustó un poco el reto y me preocupó mucho no haber captado toda la esencia, pero al ver la pierna de mi marido doblada hice un recorte mental y se me ocurrió clavarle agujas de palabras. Gracias por prestarte a la disección. Un abrazo.

  16. Gloria Arcos Lado

    Me ha encantado el texto en toda su sonoridad, pero como otros compañeros han comentado no he llegado a comprenderlo, quizás por mis propias carencias culturales y por que me faltaban todas esas claves ocultas que ahora has descifrado con tanta generosidad. Pero no creo que por ello debas disculparte. Enhorabuena por este relato onírico tan lleno de claves ocultas. Gloria

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