Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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30. GEOGRAFÍA E HISTORIA (Eduardo Iáñez)

Lo encontré olvidado en un cajón, donde sus páginas amarilleaban y trasminaban su perfume a polvo añejo. Con mis manecitas recorrí los trazos de conquistadores con armaduras rutilantes, nativos entre estatuas fabulosas y naves sobre la línea del horizonte. Y me vi, muchos siglos después, desempolvando en sus arenas secretas maravillas, entre la admiración de la comunidad científica.
Llegada la furiosa adolescencia, mis manos nervudas repasaron las litografías, dibujando morosamente los generosos cuerpos de las indígenas, sus pieles turgentes, sus actitudes procaces. Y mientras unas noches arrasaba poblados, sometía caciques y violaba mujeres, otras gobernaba con tal sabiduría e indulgencia, que las isleñas se me ofrecían para engendrar mestizos innúmeros.
Olvidado ya el libro y su tacto, en mi juventud me demoré en el mapa de otros valles, decidido a explorarlos hasta su conquista. Descendí a las simas y escalé los montes, recorrí amplios collados y descubrí lagunas saladas que anegaban los sentidos. Doblé tantas veces el mapa de tu piel, que la isla de tu cuerpo fue archipiélago, península y continente.
Y ahora que organizamos este viaje, tú también ríes cuando descubrimos que Isla Mujeres es solo un destino turístico más frente a las costas de la Riviera Maya.

37 Responses

  1. Eduardo, nos has hecho crecer contigo; nos has guiado desde la ingenuidad del niño, al despertar sexual y fantasías del adolescente hasta la madurez con sus descubrimientos sexuales, de modo magnífico anegándonos de regalos en forma de metáforas preciosas, y con tu toque metaliterario que me atrae. Creo que, cuando queda un centenar de relatos por publicarse, tu apuesta va a estar ahí en el top ten seguro. Mucha suerte.

    1. Eduardo Iáñez

      Loren, gracias como siempre por pasarte y por tus comentarios, tan acertados. Respecto a lo que dices de ese camino desde la ingenuidad a la madurez, de hecho había pensado titular al relato «Bildungsroman», pero me parecía que quizá me excedía en ese toque metaliterario al que tú también (y tan bien) te refieres.
      En cuanto a tu seguridad por el lugar que ocupará mi apuesta este mes, solo puedo agradecerte tu generosidad y recordarte que quizá la fe mueva montañas, pero no sé si funciona con jurados, jeje.
      Un abrazo, maestro.

    1. Eduardo Iáñez

      Muchas gracias, Carmen. Has dicho con muy poco (que es lo más adecuado para esta página) lo que realmente uno quiere escuchar. Gracias de corazón. Saludos.

    1. Eduardo Iáñez

      Gracias, Calamanda, me agrada que te haya gustado. En cuanto a la moraleja, no sé si es tal o una mera y frustrante constatación de que el ser humano es capaz de corromper nuestras más sagradas aspiraciones. Claro que al menos nos queda el amor… y la imaginación, claro. Saludos.

  2. Nieves Martinez Menaya

    Tras elevarnos a la altura de tu propuesta, que no es otra que aquella donde la imaginación nos lleve,con la suavidad de un aterrizaje inteligente, nos depositas , por medio de la última frase, en una realidad posible y conocida. Es en ese contraste entre lo alegórico y lo real en donde se puede reconocer la profesionalidad del pilotaje.

    1. Eduardo Iáñez

      En efecto, querida Nieves. En ese juego entre imaginación y aceptación, entre el deseo y la realidad (Cernuda), se desarrolla la vida de los mortales que descubrimos la literatura como refugio de nuestro pedestre entorno. Y por lo que se refiere a la profesionalidad del pilotaje, no lo tengo yo tan claro, pero se agradece el elogio y su expresión. Saludos.

    1. Eduardo Iáñez

      Y a mí me gustó que estas metáforas no solo te hayan parecido elaboradas, sino que te hayan gustado. Gracias por haberte detenido y por tus deseos. Un saludo.

  3. Hermoso el viaje por el que nos guias. Con poesia, con sorpresas y con las novedades con que la edad va dando forma a tu protagonista…. Me ha encantado. Suerte y un abrazo

    1. Eduardo Iáñez

      Vas a lograr ruborizarme, Reyes. Hermoso, con poesía, te ha encantado… Me quedo con lo último, que es de lo que se trata. La edad, en efecto, va haciendo lo demás, dándonos forma: eso también es bello, y lo olvidamos con tanta frecuencia… Gracias por tus deseos, y suerte también para ti. Saludos.

  4. Marcos

    Me gusta tu relato, Eduardo. Muy bien narrada esa diferencia entre lo que imaginamos y lo que finalmente comprobamos. Diríase, siguiendo a los cuánticos, que la sola intervención humana con el fin de comprobar modifica la realidad buscada. Hermoso y misterioso. Un abrazo.

    1. Eduardo Iáñez

      Gracias, Marcos. Y me encanta que te guste, como ya he dicho. Me llama la atención tu alusión a la física cuántica. Alguien me dijo una vez que había más poesía en un manual de esta disciplina que en muchos libros de poemas. Entonces no quise darle la razón, pero a la vista de lo que me dices… En fin, gracias de nuevo. Saludos.

    1. Eduardo Iáñez

      Gracias, Concha. A mí me encanta cómo lo describes tú: «recorrido por una vida». Con eso creo haber cubierto mis objetivos. Gracias por pasarte y por tus comentarios. Un abrazo también para ti.

  5. Salvador Esteve

    Eduardo, un libro y la imaginación, qué armas tan poderosas para la mente de un niño y de un adolescente. Bonito aprendizaje. Le sigue una preciosa metáfora y acaba con una sonrisa. Me ha encantado. Abrazos y suerte.

  6. Eduardo Iáñez

    También yo creo que es un bonito aprendizaje, Salvador. Estoy seguro de que todos los que pasamos por esta página le debemos buena parte del aprendizaje de nuestra vida a los libros, esos objetos que manoseamos y hacemos objeto de nuestros deseos, hasta los más inconfesables.
    Me ha agradado especialmente que hayas subrayado esa sonrisa del final: al fin y al cabo, quizá debamos comprender que un ‘exceso de literatura’ puede empachar nuestras vidas, ¿no?
    Un abrazo, y suerte también para ti, aunque con tu maestría la necesitas.

  7. No se, Eduardo, si te acordarás de los libros enciclopédicos de nuestros padres, en donde buscábamos las fotos de los aborígenes que habitaban otras tierras, que junto a las historias de nuestros escritores de juventud, nos llevaban a aventuras que nuestra imaginación multiplicaba por mil.
    Me gustó.
    Un abrazo

    1. Eduardo Iáñez

      Pues claro que me acuerdo, Epi. Y no solo me acuerdo, sino que en cierta medida la imagen del libro que aparece en el relato está tomada de esos recuerdos, del poso de las sensaciones experimentadas con esos libros que forman parte de nuestra historia, de nuestra geografía…
      Desde aquçi te deseo suerte para tu micro, tan enervante.
      Saludos.

  8. Eduardo Iáñez

    Gracias, Ana, como siempre: por pasarte, por tus palabras, por tus deseos. Y suerte también para ti.
    Un saludo.

  9. Tienes un dominio en el uso del léxico que tira para atrás. Creo que es un relato muy bien ensamblado que te hace fácil imaginar lo que dice. Creo que explica una cronología de descubrimientos y ocasos metafóricos a lo largo de una vida. Es bonito. Mucha suerte 🙂

    1. Eduardo Iáñez

      Muchas gracias, Juan Antonio, por los elogios que le dedicas a mi relato. Por mi lado, yo creo envidiable tu ubicuidad en el comentario y lo certero de tus palabras en este espacio que nos deja Jams. Gracias también por tus deseos de suerte: no me vendrá mal, seguro. Saludos.

    1. Eduardo Iáñez

      Caramba, Fernando: Obra, así, con mayúscula, como le gustaba escribir a Juan Ramón Jiménez… Espero no llegar a los grados de hipocondríaca obsesión perfeccionista a los que llegó el de Moguer, aunque en cualquier caso el elogio me parece excesivo. En el fondo, creo que se trata sencillamente de una cuestión de estilo; aunque por otro lado, y no en balde, el stylo griego era el punzón, ese objeto agudo, penetrante, con el que se escribía sobre la tabla recubierta de cera. Por eso creo que todo estilo debe ser incisivo, agudo, penetrante…
      En fin, que me enrollo, como siempre.
      Muchas gracias por pasarte y por tus palabras. Un abrazo enorme.

  10. María

    ¿Cómo que Isla Mujeres es sólo un destino turístico más? Me sentí fascinada hasta ese maravilloso «doblé tantas veces el mapa de tu pie…» que sentí un duro golpe con la última frase. Se desvaneció el hechizo… y ese «sólo» le dió la estocada final. ¿Sería a propósito?

    1. Eduardo Iáñez

      En efecto, María, se trata de un efecto buscado, de una ruptura de esa mirada nostálgica de los dos párrafos anteriores. Y me alegra que así lo hayas visto: ese ‘solo’ es una constatación de que nuestros sueños pueden romperse como una pompa de jabón… ¡pero son tan bellos, sobre todo si los compartimos!
      Gracias por tus comentarios. Un saludo.

    1. Eduardo Iáñez

      Generosa, magnánima, derrochona incluso en tus comentarios, Puri. Muchas gracias. Saludos también para ti.

    1. Eduardo Iáñez

      Blanca, bonita palabra: «bonito» mi relato, dices. Me encanta el calificativo. Gracias por él y por pasarte. Un abrazo.

  11. Me has hecho pensar, Eduardo, en la sensación de releer cuentos de la infancia y novelas de juventud, cuando los colores y las palabras significaban otras cosas. Y nos llevas a la madurez con esa hermosa metáfora. Me ha parecido muy evocador. Suerte.

    1. Eduardo Iáñez

      Uuufff… ¿Acaso se puede decir más de un relato que reconocer que nos ha hecho pensar? Yo creo que no. Y sentir, y evocar… ¿Que decirte, entonces, Eva? Que muchas gracias por tus generosas palabras, de verdad. Con comentarios así, mi participación mensual se llena de sentido. Saludos.

  12. Muy bien, Eduardo, se notan las tablas. Me ha gustado ese niño explorador de imaginación científica que en la juventud cae en los deseos y la lucha (lo de violar no me gusta), quizás mediante videojuegos, para cuando de verdad encuentra la nativa que le casa viaja al destino turístico. Es la «desevolución» de los sueños. Creo que estarás arriba a fin de mes.

  13. Vengo a felicitarte Eduardo. Se me escapó tu relato entre tantos como había por leer este mes. Pero por suerte no se le escapó al jurado y así he podido disfrutarlo.
    Enhorabuena

  14. Eduardo Iáñez

    Gracias de nuevo a todos por vuestros comentarios, y ahora, también, por vuestros parabienes, queridos maestros Anna y Ximens. Saludos.

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