Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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609. CAPERUCITA ROJA, de Jacinto

Por precaución había dejado transcurrir un mes desde la última pieza cazada. La gente ya empezaba a decir que era mucha casualidad dos chiquillos desaparecidos tan seguidos. Pero ahora estaba allí, esperando entre la oscura madera del bosque. Siendo algo más. Porque en los bosques había cosas y él era una de aquellas cosas. Era el hombre que espera. El coco, el hombre del saco.
       Era el lobo del cuento y el bosque, sobre su hombro, susurraba. La noche había caído casi por completo. La niña se acercaba, ajena a todo lo malo. Podía escuchar sus pasos muy cerca, sobre el camino, correteando y deteniéndose súbitamente, agachándose para coger algo. Podía notar su olor a chicle y el corazón comenzó a golpearle cada vez más fuerte. Podía verla. Oírla. Su respiración de conejo confiado. Una sombra entre las sombras. Tan solo una silueta inocente entre lo oscuro de los árboles. Era Caperucita en el Bosque y yo era el Lobo…

6 Responses

  1. Pues yo, hasta le cogí cariño… me parece entrañable como tiene la santa paciencia de esperar siempre a la dichosa caperucita que es incapaz de llegar nunca puntual a una cita…¡Horrenda esta niña! eh?

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