Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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67. AMOR FANTÁSTICO

Empecé a sospechar cuando me dijo que me querría durante toda la eternidad. Ese abrigo largo, esa sonrisa perfecta, que solo pudiera quedar conmigo cuando ya oscurecía —el trabajo, ya, ya, a otra con ese cuento—, me hicieron decantarme con facilidad: Luis era un vampiro.

Pero pronto me asaltaron las dudas. Tardó apenas dos semanas más de encuentros esporádicos en decirme que me quería por mí cerebro. Ah, no, eso sí que no. Amante inmortal de vampiro tenía un pase, acabar con la cabeza sorbida por un zombie tenía mucho menos atractivo. Lo observé con atención y recapitulé: ese andar errático —con apenas dos cervezas—, esas bolsas en los ojos y esa sonrisa bobalicona cuando me miraba. Ay, ay, Antonia, que se acerca peligrosamente también al no-muerto.

Al fin me invitó a su casa y chica, yo es que ya estoy harta del imaginario fantástico y creo que voy a volver al mundo real. Ahí se disiparon las dudas. Le vi desnudo y ¡madre mía, cuánto pelo!, tenía la casa hecha una cochiquera y no veas que aullidos en el clímax. Por la mañana recogí mis cosas y le dije que los hombres-lobo no eran mi tipo.

6 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    No todo el mundo tiene la oportunidad de que le quieran por toda la eternidad. hay que reconocer que el pretendiente de tu protagonista es un poco peculiar, aunque ella también ha resultado ser muy suya, no le sirven los vampiros, ni los zombis, ni los hombres-lobo. Si las relaciones humanas ya son complejas, con un medio muerto o medio vivo debe serlo más aún. Igual con un mortal le va mejor, pero corre el riesgo de que ahora todos le parezcan sosos, porque ya no tendrán la misma magia, ni ese discurrir entre dos mundos.
    Un relato muy divertido, Ignacio, que juega con los dimes y diretes de las las relaciones humanas.
    Un abrazo y suerte

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