84. IT (Manuel Menéndez)
La vida parece haberse detenido en Derry. Sentado en la barra del Black Spot apuro mi enésimo café del día, recordando con añoranza los tiempos en que forjé mi leyenda.
Sí, por increíble que parezca hoy al verme, hubo una época en que la sola mención del nombre de Pennywise helaba los corazones de las gentes del condado de Maine. Desde mi lóbrego reino subterráneo, mis dientes afilados y mis ojos inyectados en sangre colmaron de pesadillas la infancia de varias generaciones. Pese a las advertencias de sus aterrorizados padres siempre había un incauto cuyo barquito de papel acababa en mi alcantarilla, algún ingenuo que se dejaba atrapar por la magia de mis globos.
Los niños desaparecidos hicieron que Derry acaparara las portadas de los diarios en los años ochenta. Como una sangrienta paradoja, con las muertes yo proporcionaba vida a este pueblo. Hoy todo se ha perdido. La ciudad y yo hemos desteñido juntos. Ya ni aparezco por mi alcantarilla. Los chicos llevan años sin levantar la vista del móvil, nadie sabe construir barquitos de papel y solo los globos con forma de Bob Esponja seducen a los pequeños. Y yo puedo ser un asesino pero tengo mi dignidad.
Monumental homenaje a la inolvidable novela del señor King. Tu relato tiene algo que me encanta: la fluidez. Es un dejarse llevar hasta el final que provoca verdadero placer el leerlo. Pero hay más. Me parece un magnífico retrato de ese payaso caduco que recuerda sus buenos tiempos. Una historia amarga, en la que la melancolía da el golpe cuando ya la vida te lleva cuesta abajo. Y ahí no queda todo. Nos vas encaminando con tu prosa al final del camino que por arte de tu magia, da un giro a esa amargura y todo cambia de perspectiva, consiguiendo que el lector termine con una sonrisa en la boca, gracias a un golpe de humor magistral.
Vaya últimos relatos que están saliendo por aquí. Un lujazo el tuyo, Manuel.
Abrazo fuerte.
Pablo
Brother, me temo que como yo eres un enamorado del western crepuscular y, aunque en este caso el vaquero envejecido sea un payaso asesino, no podemos evitar sentir cierta empatía por su declive.
Muchísimas gracias por tu cariñoso comentario. Fortísimo abrazo.
Recuerdo perfectamente el miedo que me daba ese payaso terrible, y sin embargo, has conseguido que hasta me dé pena (o algo así), y es que cuando ya no vales para lo que se supone es tu vocación…Me ha encantado ese punto de humor negro y el final es genial.
Hola, me temo que a veces los relatos cobran vida propia, a medida que lo escribía yo también sentí cierta pena por Pennywise, es curioso. Muchas gracias y un fuerte abrazo.
No pude evitar que, a pesar de la tragedia que encierra tu relato, me viniera a la memoria “Los ladrones somos gente honrada”. Bueno, el tuyo humor también tiene, pero muy diferente. 😀
Gracias, la verdad es que mi intención era afrontar la decadencia del payaso terrorífico con un toque de humor, espero que te haya gustado. Un beso.
Sí, decadencia con toque de humor… nada fácil, pero lo clavaste. ¡Enhorabuena!
¡Muchísimas gracias Dominique, un fuerte beso!
Manuel, tu relato, de bien construido, se lee estupendamente. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda, me encanta tu comentario. Un beso.
Si es que matar ya nó es lo mismo, la prueba esta en Bob Esponja. Me ha encantado ese detalle.
No, los años no pasan en balde y no se puede estar en el «candelero» toda la vida.
Me gustó
La verdad es que a mi a estas alturas me da más miedo Bob Esponja que Pennywise. Gracias de verdad.
El miedo que me dio ese libro… Pero me lo devoré enterito. De aquella Stephen King era lo más.
Y no creas, que ver a Bob Esponja con los ojos inyectados en sangre tiene lo suyo también 😀
Genial homenaje.
Suerte
Un asesino hablando en primera persona es siempre un plato apetitoso de devorar… aunque esté desteñido, aunque su decadencia nos produzca indiferencia, pena o, incluso, diversión.
Buen relato, maestro polifacético.
Abrazo fuerte y suerte!
A mi me encantó, la verdad. El payaso asesino a veces hace olvidar aquel maravilloso Club de Perdedores con los que yo me sentía tan identificado, jeje. Para mí sigue siendo un grandísimo escritor el Sr. King con sus patinazos, como no. Gracias poe el comentario. Un beso Espe.
Como no, el cometario era para Esperanza, jaja. Un abrazo Salva. Llegar a sentir pena por Pennywise es todo un logro, no creo que a él le hiciera mucha gracia, jaja. Gracias y un saludo