Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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95. SEXTO SENTIDO (GINETTE GILART)

El viejo monasterio estaba rodeado por castaños centenarios; al dirigirme a la iglesia abacial me llamó la atención uno de ellos, más viejo, más grande, casi muerto; de sus ramas bajas colgaban objetos variados: pulseras de plástico de colores chillones, collares de cuentas, algunos dibujos que pretendían ser de algún santo, todo un cutrerío que me produjo cierto rechazo. En todo el recinto no se oía ruido alguno, ni el crujir de una hoja, ni el sonido de un pájaro, un silencio ensordecedor lo invadía todo. Estaba caminando por la galería cubierta del claustro cuando un escalofrío me recorrió la espalda. No insistí y me encaminé hacia la salida; en la puerta el encargado del recinto me preguntó por la visita; cuando le dije que había percibido unas extrañas vibraciones, mirándome por encima de sus gafas me contestó:
—No es usted la primera en comentarlo.
Al darse la vuelta para regresar a su caseta, del faldón de su americana creí ver asomar una cola bífida como la de las Arpías que había visto en los capiteles del claustro.

9 Responses

  1. El relato en sí me ha sobrecogido, pero lo que más, ese silencio ensordecedor ¡Fantástico! A saber cuántas más cosas había en aquellos capiteles, y a la vez, por aquellos recintos. Esta noche no intentaré imaginar.

    Me ha gustado mucho Ginette ¡Suerte!

    ¡Felices Fiestas! Y un próspero comienzo de año.

  2. Ángel Saiz Mora

    Lo del sexto sentido no es broma, todos conocemos a personas que son capaces de detectar detalles que a otros les pasan desapercibidos, quizá a nosotros mismos también nos sucede, aunque no nos demos cuenta.
    Un relato de lo más inquietante en un entorno que no lo es menos, con el golpe final de ese encargado que sabe más de lo que dice y pertenece a ese mundo distinto.
    Te mando un abrazo, Ginette, mi deseo de suerte y los mejores para estas fiestas.

  3. Isabel

    ¡Guau!
    Vaya escenario más escalofriante, me he colado sin que nadie se diese cuenta el de la cola y no he podido soportar ese silencio tan espeso, sepulcral.
    Me escapo rauda hacia otro escenario.

    ¡FELIZ AÑO 2018!

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