Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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ABR102. OFICIO, de Virginia González Dorta

Le cuesta colocarse el guantelete izquierdo, el muñón le escuece al contacto con el frío metal. Es lo último, cubrirse las manos. El yelmo y la visera ocultan la cabeza herida, y no se ven las cicatrices de las mejillas, ni la oreja cortada, ni el parche en el ojo. Su paso renqueante no lo notarán los visitantes, ni sabrán que el caballero de la armadura reluciente que guarda la entrada del museo puede permanecer durante horas en pie, cualquier otra posición le produce agudos dolores y un malestar profundo y continuo.
Dentro de la armadura compacta, bajo el peto y la gorguera, con sus manoplas articuladas, guarda el calor de todos los niños que lo acarician, caballero de hierro, cuerpo incompleto, corazón de hombre.

62 Responses

    1. Sotirios

      Alicia, por favor te lo suplico dame el teléfono y dirección de tu peluquero que es un genio con mucha amabilidad y cariño, Sotirios.

  1. Esa armadura viva, esa mezcla de carne y metal , me recuerda a personajes como el soldadito de plomo, a seres inanimados que en el fondo tienen humanidad y acaban emocionándonos y teniendo vida propia. Muy bien narrado, con mucho conocimiento de lo descrito y con una prosa que muestra perfectamente y con claridad la historia.Y sobre todo mucha sensibilidad. Felicidades y suerte.

  2. Gracias por enseñarme el camino hasta este magnifico relato, donde la ternura y el sentimiento se aúnan.
    A esa armadura antigua y fría no le falta el calor y el latido de tus bellas palabras.
    Para mí y eres ganadora.
    Un abrazo.

  3. Me ha recordado un relato de Poe que me parece que se titula «El hombre que se gastó», pero este transmite ternura y un poco de compasión. Me ha gustado. Saludos y suerte.

  4. Qué uniforme más incómodo le han puesto a este hombre, jeje. Veo dos párrafos bien conectados que nos conducen muy bien hacia la sensibilidad oculta muchas veces por obligación.
    Un abrazo.

  5. Virgi, ¿qué enternecedor!.¡Y cuánta valentía y aplomo permanecer en su oficio…a pesar de sus heridas! El corazón latiendo bajo una fría armadura que oculta tantas heridas. Al final me encanta que sobresalga el amor, al cariño y la ternura. Y es que alrededor de los niños… ya se sabe. Uno se reconstruye. Me ha gustado mucho. Un abrazo.

    1. Dicen que el amor lo cura todo. O casi. Mi caballero, al menos, es feliz mientras almacena la ternura infantil, que, en efecto, es muy curativa, bien lo sabemos.
      Besos, querida Tanci.

  6. Un mini cuento muy dulce, querida Virgi, con ese tono lírico tan propio de muchos de tus escritos, ese sello personal de persona sensible, toda corazón como este caballero con oficio.
    Muy bonito, mucho.
    Un beso y que tengas mucha suerte.

  7. Qué preciosidad de lectura. Anoche estaba cansada y pensé que pospondría para hoy esta amable lectura. El caballero de fachada dura y áspera, por dentro tiene un gran corazón que conserva con mucho cariño todas las caricias que los niños le brindan al pasar a su lado y, esos gestos son los que lo mantienen vivo.

    Un abrazo

  8. Anonymous

    Me ha gustado mucho, sobre todo ese final en el que caben esas descripciones cortas, contundentes y tan bien traídas. Suerte y un saludo

    Félix Valiente

  9. Para amar es imprescindible despojarse de las armaduras, pero cuando se conservan a la hora del amor estas siempre estorban. Hay quienes no pueden quitárselas para ser y para vivir pero detrás de ellas siempre estará un corazón que anhela.
    Besos por tan irónico y existencial trabajo literario!!!

  10. El título, oficio, simbología pura (y dura).
    Otro caballero más de los muchos que pululamos con nuestras relucientes armaduras y el corazón herido.
    Mi aplauso.
    Por cierto, las damas de las almenas ¿usan armadura?

  11. Sotirios.

    Virgi,muy original y muy bien descrito. Sin duda un relato precioso que merece mucha suerte en este concurso. Un fuerte abrazo, Sotirios.

    1. Se lo preguntaré.
      Algo relacionado con la belleza, la juventud, los defectos, los prejuicios…
      No tienes ni idea de lo que me ha gustado que hayas venido, seguro que no.

  12. Paloma C

    El amor cálido de los niños le compensa de todos sus sufrimientos de caballero herido. Al final prevalece el corazón. Muy bonito

  13. Siempre me han fascinado las armaduras, su peso, su hechura y pensar en el hombre que debía llevarlas…

    Ay, virgi, pero ahora además, después de leer tu tierno relato, ya no podré mirarlas sin pensar en ese caballero herido, corazón de hombre, que mantiene el calor con las caricias de los niños.

    Hermoso. Un beso,

  14. Decía Manuel Llano «Todos tenemos en el alma muchos nudos, de esas penas silenciosas….no sufre más quien más se queja…»…
    Magnífico relato, sugerente, evocador…de las diferentes armaduras con que nos defendemos….
    José Saramago definía a la ironía como «una máscara de dolor, una defensa que arrastramos quienes somos gente frágil»…..incluso la cortesía es señalada por Fernando Savater como un dispositivo de distanciamiento, y de protección, que no deja de actuar como otra armadura…nuestro cerebro inteligente y temeroso ha inventado una incontable variedad de armaduras…

  15. Valioso comentario, estimada Azucena, que enriquece mi relato y se refleja en la armadura de nuestro caballero.
    Unas aportaciones ricas y profundas que te agradezco mucho.
    Un abrazo.

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