AGO14. DELICATESSEN, de Susana Revuelta
La viuda negra observa con desgana la despensa vacía, alisa una arruga imaginaria en su vestido de diseño y decide salir a darse un garbeo. Atrás deja la seguridad de su hogar para acercarse al mercadillo de flores y plantas, donde siempre encuentra algo apetecible que llevarse a la boca entre hortensias, rábanos y tomateros. Pero se ha confundido de día y hoy, domingo, se topa con la «Muestra Internacional de Gastronomía Exótica». Bueno, ya que se ha molestado en venir, echará una ojeada.
Enseguida uno de los tenderetes atrapa su atención. Se arrima a saltitos y poco le falta para empezar a babear con el variadísimo surtido de productos expuestos: cazuelitas de mosquito africano en su jugo, hormigas rojas salteadas, piruletas de avispa,… ¡Qué rico todo! Pero justo cuando a punto está de lanzarse a por una de las golosinas, le da un vuelco el estómago al ver las brochetas de araña crujiente…
Entonces da marcha atrás y emprende a toda prisa el camino de vuelta. Demasiado azúcar y demasiada grasa. Continuará con su dieta blanda de sorbetes y zumos licuados hasta que se le baje el colesterol.
Un poco más, Susana y tu viudita acaba en un cucurucho de variantes. Y es que el mundo en que vivimos no hay nadie seguro. Todo consiste en el cambio de tendencia.
Yo como extremeño tengo asegurados mis jamones pata negra, hasta que detengan a la Antonia que está suelta.
Un beso
¡Qué rapidez en comentar! Gracias Epi, el jamón que no falte nunca y tampoco los que sabéis cómo se corta, que es todo un arte y dan hasta cursillos. Ya invitarás, eh.
Un abrazo.
Susana, divertida escena del mercado delicatessen que nos propones.
Buen relato.
Un saludo.
Pero se quedó a medias la viuda, no fue tan divertido para ella.
Un abrazo.
Muy visual y en general sensitivo tu relato, Susana!
Me ha encantado esa imagen de alisar la arruga imaginaria del vestido, estás viendo literalmente a la viuda y te dice mucho de cómo es.
Me ha gustado mucho el final… ese autocontrol de la viuda que nos presentas nos recuerda que una dama siempre es una dama… muy buena personificación en general en todo el cuento!!!
Suerte y un fuerte abrazo!!!
Marta
El vestido de la viuda negra lleva un dibujo (ver fotos en internet) que es rojo y con forma de reloj de arena. Yo quería poner algo que no fuera «de diseño» para acercar más esa imagen, pero me bloqueé y nada.
Un abrazo.
Ay, Susana como me gustas (quiero decir tus relatos). Iba a desayunar pero no sé porque no tengo apetito. JA ,JA ,JA , Estoy bromeando. Chica que imaginación la tuya desde luego da placer leerte. El relato ameno con gran fluidez y con un final muy gracioso me ha encantado. Te deseo mucha suerte, Sotirios.
Pero qué amable eres, Soti. Estos platos existen y pretenden popularizarlos porque son muy nutritivos los insectos, que lo he visto en una revista. Yo preferiría seguir con el jamón y las mermeladas.
Un abrazo.
Susana, he visto centenares programas como de viajes, callejeros etc. sobre la comidas de bichos que comen los chinos los asiáticos en general. A mí me gusta la paella, el cochinillo, el cordero asado, los mariscos y un gran etc. Estás delicadeces se las dejo para los listos. A ver si nos juntamos un día y nos comemos una comidona como Dios manda. Un fuerte abrazo a mi santanderina favorita, Sotirios.
Tremendamente visual, bien conducido, muy simpático y, según para quienes, hasta sabroso 😉
Besos y mucha suerte, Susana!!
En la mesa tengo pocas manías y te diré que un día un amigo mex trajo unos chapulines resecaos (son como saltamontes) y era como comer pipas. Gracias Nachísimo por tu visita.
Un abrazo.
Como siempre derrochas imaginación. Pobre viuda, de depredadora a víctima. No me extraña que salga corriendo.
Opaloma, es lo que pasa por arriesgarse a saltar sin red o telaraña. Hay que salir a ver mundo y eso conlleva estos sustos.
Un abrazo.
Bonito cuento Susana, moraleja incluída. Nuria
Más que moraleja, excusa de la viuda que salió de casa sin bolso… por ejemplo… ¡O igual era una araña!
Un abrazo.
Ricos platos nos ofreces Susana… no tienes precio como cocinera de la alta cocina. Yo hoy todo el día a ensaladita.
Divertido y original tu micro.
Suerte con él.
Rosy
Rosy, que el marisco y el jamón no engordan, si lo dices por eso. La ensalada sí que es un peligro, que luego me pongo a meter pan en el aliño y ahí me pierdo.
Un abrazo.
Me lo imprimí como veinte veces y venga a corregir, para no repetir ninguna palabra. En la pantalla no me entero bien y se me escapan esas cosas. Seguro que algún fallo encontraré otro día. Gracias, Anita. El tema es cool y moderno, yo nada.
Un abrazo.
Su gozo en un pozo, y es que al ver a congéneres en brocheta puso pies en polvorosa. La excusa es la línea, el colesterol y esas mandangas sí, sí… Seguro que fue el miedo a engordar el menú con su propio cuerpo la que la alejó.
Muy ingenioso y divertido, Susana.
Abrazos.
Sí, Isabel, las dos cosas. Quise crear confusión con el personaje de la viuda (¿humano, insecto?), y me conformo a gusto con este cuento de agosto, que hace mucho calor como para seguir rizando el rizo.
Un abrazo.
De lo que leo a veces opino,con un me gusta o no me gusta, sin ahondar más en el tema, porque no tengo autoridad, este relato me re-gustó,suerte.Héctor
Héctor, si fuera por autoridad no opinaría nunca de nada. Se trata solo de verter tu opinión o lo que te hace sentir la lectura, nada más.
Un abrazo.
Imaginación e imágenes potentes, como siempre. Me gusta mucho lo de estirarse la arruguita .
Eso si, yo te/os tiraría un poco de las orejillas a los que llamais insectos a las arañas. Hablemos de bichos, que es más genérico y evita contar patitas.
Un abrazo.
Ya veo que con cuatro pares de patitas ya no se es insecto. Qué duro es ser bicho en este planeta, me parece una desconsideración total no ser admitido en el club.
Gracias, Eva.
Un abrazo.
Con tantos alimentos y delicatessen, me da que este mes te has inspirado en las comidas y cenas que te has pegao guapa!ja,ja,ja…
En cuanto a la viuda, has sabido describir muy bien su comportamiento de engreída,»observa con desgana», alisa una arruga imaginaria en su vestido de diseño», «ya que se ha molestado en venir», y eso da comicidad al relato cuando se sorprende entre congéneres en brochetas,ja,ja,ja.
Te ha quedado genial, Susana.
Un abrazo.
Tuvo mucha suerte de que nadie se fijara en ella, yo creo que se mimetizó, jaja. Ginette, por ahora y como soy muy sufrida, me conformaré con los caracolillos, quisquillas, rabas y crustáceos con sus respectivos pares de patitas que nos ofrece el Cantábrico. ¡Y también con el jamón, claro!
Un abrazo.
Muy intelegente la desición, mas vale prevenir y a veces las brochetas se quedan poco hechas, jejeje.
Me ha gustado mucho Susana.
Besicos muchos.
Tienes razón, tampoco me va la comida cruda o poco hecha. Ni el canibalismo.
Un abrazo.
Vaya relato más sabroso, con sus ingredientes tan bien descritos, salteados y salsas jugosas. Lo peor, el disgusto que se llevó la viuda, sin poder llevarse nada al estómago y menos a uno de los suyos.
Me ha gustado mucho, Susana.
Te deseo suerte.
Un saludo.
Elena
Y un día vi en la tele que rebanaban el cráneo por la mitad a un mono vivo y lo servían en pajita a los turistas. Se confunde a veces la tradición y el folclore con la maldad de algún psicópata.
Un abrazo.
Has cogido una viuda negra un poco remilgada. Si no tiene reparos en jamarse al macho después del «cumplimiento», ¿cómo va a huir si se lo sirven en bandeja?. Yo creo que huyó por si algún tragaldabas la consideraba un exótico bocado.
divertido, Susana.
Esta viuda negra o afroamericana lo que es es una golitrona que casi revienta las costuras del vestido, jeje. Y sí, vio a tiempo el peligro de que alguno la echara el tiento.
Un abrazo.
Susana: A estas alturas decirte algo nuevo de tu relato es imposible. Has humanizado a tu «prota» y esa visión es original porque permite identificarte con ella. Me gusta.Saludos.
Era la idea de la que partía y salió asín. Si te gusta me doy por contenta.
Un abrazo.
¡Ah, las viudas negras, Susana, cuánto juego han dado a la literatura negra o no, a la de enciclopedias de bichos o a las que tratan sobre pérfidas humanas! Me gustó tu divertido relato y esa dualidad que queda para el lector de si la protagonista es bicha o «bicha», mérito tuyo por haberlo llevado tan bien. De todas formas la viuda negra hace bien en huir del azúcar y las grasas. Por si no lo sabías, para conquistar a una mujer (en este caso dejémoslo en hembra) no hay que decirle «¡qué guapa estás!, sino ¡qué delgada te veo!, y al parecer caen como moscas en una teleraña. Eso dicen.
Saludos y suerte.
y dicen por ahí que si te lo susurran pegao al oído es más eficaz, eso dicen. Tengo en el tintero alguna viudita más de estas que seguro que sale antes o después en un micro.
Un abrazo.
Muy divertido tu relato. Bien descrito y original.
Suerte
Gracias mil, Anna, por tu comentario.
Un abrazo.
Una histori bien contada y con un final que me ha gustado.
Y como está a dieta y además viuda, su objetivo del día debió ser echarle el ojo a algún galán, así se evitaba el susto de las «brochetas de arañas crujientes». Muy bueno, ¡suete!
Saludos.
Eso, eso. Casi la curiosidad mató al gato, así que se libró por los pelos.
Un abrazo.
Ah, el colesterol, el mal del siglo. Mi endocrino me tiene en caza y captura, y eso que me quitó de fumar y de beber. Pero del queso no, de eso no. Me encanta tu viuda, a la que el endocrino le podría dar consejos, aunque desde lejos, no vaya a ser…
Un beso
Juan M
El endocrino le permitió la garrapata ibérica una vez por semana y sin pan, pero es que tiene mucho vicio esta viuda.
Un abrazo.
Me gusta mucho la idea de la viuda negra y cómo llevas el ritmo del relato. El título, redondo.
Mucha suerte Susana!
No soy nada partidaria de utilizar extranjerismos en mis textos, pero este me sonaba muy bien y además está aceptado por la rae. «Delicadezas» me pareció un poco cursi.
Un abrazo.
Buen relato. Seguro que tu «negrita» estaba dentro de un ceñido y descotado vestido.
Abrazos.
Ceñido sí, pero cerrado hasta el cuello. Por si las moscas.
Un abrazo.
Yo creo que a la viuda le entró miedo de ser una brocheta más jajaja
Magnífico cuento, creando confusión al principio y con final divertido.
Un abrazo.
Pasan lo días y ya no sé si tiene naturaleza humana o animal. Es mi primer relato que me deja con esa duda. ¡Bien!
Un abrazo.
después de tantos comentarios poco mas que añadir…
me gusto el ritmo de tu relato y la confusión muy posible del personaje con una araña… y es esta similitud o metáfora que da el mayor interés al relato…
Ah, Christine, con esa confusión me quedo de lo más conforme.
Un abrazo.
Vaya relato más gracioso, Susana, me has hecho reir y eso siempre es me gusta, qué imaginación, las piruletas de avispas seguro que pican ¿no?. Muy visual, me he imaginado el mercadillo de las flores de Amsterdam y a la viudita, toda peripuesta, salibando entre tanto manajar. Suerte y enhorabuena. Raquel Ferrero
Qué buena observación aportas con lo de las piruletas picantes, me gusta, Rakel. Me iba a extender más con las recetas, pero como soy de platos muy simples, llámalo espaguetis con tomate, metí la podadora y simplifiqué.
Un abrazo.
Muy bueno tu relata, Susana. A ver si esta araña se muere de hambruna y deja que el resto de insectos vivamos.
Gracias por compartirlo.
Eso no te lo puedo asegurar. De camino a casa vete a saber con qué se encuentra, ponte a salvo.
Un abrazo.
Susana, de verdad, cuando vengas a Bilbao te tengo que llevar de pintxos, te vas a enterar!!!.
Me parece muy original hablar de estas delicatessen y encima que la protagonista sea una devora insectos, enhorabuena, muy divertido. Hay una cosa que no entiendo y es la frase de demasiada grasa y azucar al ver a sus congéneres… ya me contarás
Besos.
Es precisamente la excusa para salir pitando, el ver lo que puede pasarla si la trincan. Lo de los pintxos queda desde ya registrado en acta y si hay que comer animalicos que sean del mar.
Un abrazo.
Original Susana.
Divertido…
Bien escrito…
Hasta las arañas…
están a dieta…
Escribo en plan…
telegrama porque…
miro cada poco para atrás…
tengo miedo de que la raña se cebe conmigo…
no sea que…
mira que estoy algo rechonchita…
y mi sangre es dulce…
Abrazo a toda prisa…
Ah, ¡enhorabuena por la idea!…
jó, como corre… la araña…
Lines
Se me olvidaba con las prisas….
en el mar hay muchos bichitos que se llaman: arañas de mar, pulgas de mar, arañones, piojos, por cierto, estos últimos son una delicia…, casi babeo.
Huyyyyyyy, por pocas me alcanza… -la araña-.
Nos vemos…
Fiuuuuuuuu!!!!
Lines
Y pez globo, pez payaso, tiburón martillo… Les ponen cada nombre a los habitantes del mar… pobres…. Yo prefiero a los grandes depredadores aunque me fascina cómo se las apañan, por ejemplo, los insectos que se camuflan como una ramita o como una hoja, esos saben.
Un abrazo.
Llevo desde principios de mes buscando un minuto (y WIFI) para pasarme por aquí y decirte lo mucho que me ha gustado este relato con tu innegable sello y humor.
Nunca es tarde!!!!!
Es que es un mes este de desidia y yo ando igual. Gracias Arantza por pasar y parar.
Un abrazo.
Jaja Susana, la viudita se andó lista y rápida, por poco sirve de aperitivo.
Muy original, aunque no me hubiera acercado nunca a ese stand, no sé pero los insectos no son de mi agrado (aggg).
Suerte con tan divertido relato.
Aaaah, Yashira, que nunca me acuerdo de tu alter ego. Tú desplázate a un país lejano, confíate, cierra los ojos, abre la boca e imagínate que nada te da agggco. Y esto no va sexo, eh, por si acaso.
Un abrazo.
Jeje,Suasa, una cosa es comer y otra canibalismo, se dirá la araña. Aquí nos presentas una metamorfosis futurista donde las arañas han evolucionado hasta el mismo nivel de estupidez que los humanos. No deja de ser una buena crítica a esos platos tan de moda que no quitan el hambre salvo por el precio. Suerte en el mercadillo de fin de mes.
Mira que me cambian veces el nombre, pero este le estreno hoy, jaja. Pues sí, mucha tontería hay en muchos fogones modernos.
Un abrazo.
Es que tener un apellido como el tuyo me produce revuelta de dedos y teclas, jeje.
Susana, muy atractivo el micro:
«alisa una arruga imaginaria en su vestido de diseño» joder genial una viuda coqueta, sensual y presumida.
Una frase «bordá»
Con eso ya me ganaste, el resto hasta el final de chuparse los dedos jeje y divertido a veces parece que van a salir viñetas de cómic.
Suerte y abrazos
Es curioso pero de agradecer que la frase a la que más vueltas le di, la del vestido de diseño, y con la que me quedé dudando, te haya parecido bien. Gracias, Montesinos, por comentar.
Un abrazo.
No conozco ese mercadillo dominguero, porque soy más de los de jamón y queso, y embutido (ibérico mejor que mejor).
¡Hola Susana!, me ha gustado leerte e imaginar la escena en mi mente, a la viuda negra corriendo, poniendo tierra de por medio y pensando en su colesterol ¿seguro que pensaba en eso?, jajaja…
Un buen cuento que denuncia las «chorraditas vascas» (y no vascas) de los nuevos cocineros de diseño (¡qué listos los tíos!). Suerte para el concurso y un abrazo muy grande.
Laura, me pasa igual. El mundo está loco y lo que podría solucionar la desnutrición en algunas regiones, en occidente lo interpretan como platos exóticos (y fijo que carísimos). Conmigo que no cuenten, hoy tengo pa comer ensalada murciana.
Un abrazo.
no me sinvio para nada
A mí para practicar y divertirme. Y «sinvio» con erre y con tilde: sirvió.