Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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AGO69. TRANSMUTACIÓN, de Sara Lew

Por las noches, las sábanas rayadas de Hugo  —un taheño pecoso de diez años— se transformaban en las velas de un drakkar, y él en un jefe vikingo dispuesto a hacerle frente al más bravo mar. Junto a sus remeros se embarcaba en expediciones feroces y protagonizaba brutales abordajes. En un incesante resonar de hachas y espadas, el gélido azul marino de las aguas se teñía del rojo implacable de la sangre.

A la mañana siguiente, a la hora del recreo, Hugo presumía ante sus amigos de aquellas hazañas, exhibiendo como trofeo sus múltiples heridas.
Su día transcurría en una continua espera de ese mágico momento, después de la cena, en que se encerraba en su cuarto, se sentaba en la cama y desenvolvía el tapiz donde guardaba las runas. Era entonces cuando Hugo invocaba a Odín barajando las piedras y se transportaba a otro lugar y a otro tiempo. Y a su vez Harek, un poderoso vikingo del Mar del Norte, se convertía en un niño.

 http://microrelatosilustrados.blogspot.com.es/

42 Responses

  1. Sara, no conocía la palabra «taheño», gracias. Qué bueno, Sara, hasta que aparece la palabra «herida» todo transcurre como las fantasías del chaval, pero aquí el lector se pone alerta: Luego surge la magia de la religión nórdica y como no existen religiones con exclusividades, se transmuta y yo me lo creo y te aplaudo el relato. Venga, suerte.

    1. Gracias, Ximens. Leí hace tiempo la palabra «taheño» en un libro y me quedé con ella. Lo mágico y lo real se entremezcla aquí, más cuando el protagonista es un niño.
      Un abrazo.

  2. IRENE

    Precioso «golpe de timón» final con la transformación del personaje de ficción en el «auténtico» protagonista. Y de acuerdo con Ximens en que la aparición de las heridas es un agujero negro que te succiona la atención de que algo diferente ocurre en ese cuarto. Brillante. Suerte.

  3. Jesús Redondo Lavín

    Pues yo también me he entretenido en saber el origen de la palabra «taheña» (el de la taheña barba) y también la «runa». También me ha inquietado esa sutil evasiva sublimación del maltrato infantil.

  4. Me ha gustado mucho el intercambio final de los personajes. Me he identificado curiosamente bastante con el cuento porque… los vikingos siempre me han encantado, porque yo aunque no extendía sabanas rayadas construía campamentos o casas o tiendas con las mantas. Y… era sencillamente genial.
    Gracias por traerme todo eso. Un beso.

    1. De niños nos atraen los personajes fuertes e invencibles, como la imagen que proyectan los vikingos. Y quién no ha jugado así… yo me «construía» naves espaciales debajo de la mesa 🙂
      Un abrazo, Luisa.

  5. kistila

    me gusto mucho como cuento, recordando mis propias «excursiones» en sueños o ensueños…
    …pero el comentario de Jesus me interpelo: «me ha inquietado esa sutil evasiva sublimación del maltrato infantil.»
    …y ahora no consigo volver a leer tu cuento con la inocencia primera…

    1. Me ha pasado lo mismo, no lo había «visto» cuando escribí el cuento. Pero puede leerse así. De todos modos, hay en el cuento ese juego de perder y recuperar la inocencia.
      Un abrazo, Kristila.

  6. Me encanta. Simplemente. En azul marino y azul cielo.
    En la tirada de runas, cualquiera, Dagaz, por un decir, auguraba para Hugo un futuro lleno de promesas cumplidas, donde nadie tenía que luchar por conquistar lo que merecía.

    Un abrazo Sara

    1. Albada, me encanta esa frase final «…donde nadie tenía que luchar por conquistar lo que merecía». Ojalá. Pero es que la vida es justamente eso: salir allí afuera y conquistar lo que merecemos, parece que hasta la felicidad tenemos que ganárnosla a pulso.
      Un fuerte abrazo.

  7. Precioso texto Sara. Mezclas la imaginación y las aventuras de un niño con una realidad que sólo toma cuerpo a través de las heridas que exhibe en el recreo.

    La mente es una poderosa arma defensiva, y en este caso, lo mejor que pudo hacer es aliarse con los vikingos y transformarse en uno de ellos.

    Felicidades por tu aportación y un gran saludo.

  8. Yo he leido todo el relato desde una perspectiva más mundana: como si todo fueran ideaciones del muchacho, heridas y transmutación incluidas. Al fin y al cabo eso es la imaginación de un niño, un mundo sin fronteras. En cualquier caso, caben interpretaciones pero se lea como se lea es un buen relato.

    1. Todas las interpretaciones caben en un microrrelato, Jesús, aunque parezca pequeño. Lo mismo hay que decir del inmenso mundo de imaginación que cabe en un niño.
      Un saludo.

  9. Explicaría la historia, pero como Sara, la autora lo hace tan bien, pues ya está explicada 🙂
    Muy buena y con la magia que deben tener las historias idem.
    Felicidades Sara «Sigrid» Lew.

  10. Este es un relato fantástico, donde las propias fantasías del protagonista pueden volverse realidad, o no.
    No había tomado consciencia de ello, Ana, pero es verdad que todos los cuentos que he presentado aquí sugieren ese desamparo de los protagonistas.
    Gracias por leer profundamente mis textos. Un beso.

  11. Nicoleta

    El juego constituye para el niño un portal hacia otro lugar y otro tiempo (para mí era lo mismo, olvidaba completamente el mundo real durante los juegos de mi infancia). Lo que presta profundidad a tu cuento es la bivalencia de este portal: Hugo y el vikingo Harek se convierten el uno en el otro, como unos avatares de mundos diferentes. Un precioso relato, Sara, lleno de fantasía.

  12. Me ha encantado Sara. Cuando era niña heredé un poster de papel que estaba pegado en mi cuarto con un paisaje onírico, de esos que despiertan tan poderosamente la imaginación de los niños. Me pasé años y años deseando que, por algún maleficio inexplicable, pudiera introducirme en él y correr mil aventuras. Un beso.

  13. Precioso, Sara. No he podido evitar recordar «mis aventuras» debajo de la mesa del comedor, unas veces era pirata otras astronauta. Eso es lo que ha provocado tu micro, ahí demuestras su valor.
    ¡Suerte!
    Besitos

  14. Me ha fascinado el final. Nada de juegos o sueños infantiles: transmutación real. Lo que espera durante el día, lo que cuenta en el colegio es real. Hugo viaja en el tiempo y el espacio. Interesante relato para la imaginación, para leer y disfrutar entre vikingos, nada menos: fantasía al poder. Luchas, aventuras, heridas, ¿Qué más puede desear un niño, y un no tan niño?
    Felicidades. Original propuesta.
    Un besooooo, Sara, suerte no necesitas.
    (espero llegar a tiempo para enviar el mío. Cómo echo de menos mi ordenador)

  15. Anonymous

    Me encanta el relato, Sara, no tanto el final (que, dado el titulo inicial y los prolegomenos, era bastante previsible) sino, sobre todo, la manera en la q vas presentando la historia y al personaje, muy visuales las imagenes, de las q se quedan en la retina!!
    Ya veo q te tira bastante lo magico, los niños q se transfiguran con ayuda de odin, los dragones q escapan de vasijas con cenizas de algun antepasado…
    Muy hermosos los mundos q creas, enhorabuena!
    Ignacio Rubio Arese

  16. Es una hermosa palabra, «taheño» creo que ya no la vamos a olvidar nunca más.
    Me ha gustado mucho ese niño y el relato. Aunque se puede prever el final no le quita ningún valor a lo escrito.

    Un abrazo y mucha suerte

  17. Muchas gracias Ricardo por pasar a visitarme.
    Y gracias de corazón a los que me habéis dejado aquí un comentario. Lamento no haberos respondido a todos. He estado de vacaciones las últimas semanas de agosto.

    Saludos afectuosos.

  18. Enhorabuena, Sara. Se han publicado muchos relatos interesantes en este blog en agosto, pero tu «taheño pecoso» había perdurado especialmente en mi memoria y me ha alegrado mucho ver tu mención. Al igual que Ricardo, yo también he estado en tu blog y creo que me pasaré con cierta frecuencia por allí. Un abrazo.

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