Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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66. Agria espera (Calamanda Nevado)

La tarde de noviembre caminó hacia la tormenta y perdió el encanto  de las nubes rosas; sobre  las seis y poco  pasaron por mi  puerta unas viejas andando despacito y con cuidado; parecían tener el mismo miedo. -Que te caes dijo una-, después niñ@s con su breve correr  riendo sudorosos; cargados de libros y molinillos amarillos de papel. Qué guapos estaban  girándolos. Enseguida   llovió blandamente. Una  armó jaleo cuando su padre le explicó  con exigencia paternal que estaba  pálida y con fiebre y se marchaban a casa. Quería jugar con sus amig@s  en  la plazuela. Se enredan desbaratándoles el vuelo a las palomas con palmadas. Hoy el frío  casi lo evita;  se fueron al rato, aunque de  repente   la chiquilla salió disparada hacia una pared con un cisco en la mano gritando  ¡Esperarrrr, Esperarrrr!,   y  se pintó  con la imaginación de un pintor moderno. El dibujo parece de una loca. La cabeza tira para la torre y el cuerpo y las piernas  van a otra parte. Su padre insistía en llamarla; no se amedrentó, clavaba sus ojazos en  la acera húmeda y hacia que cojeaba.

Parece mentira, parece mentira, dejarla salir siendo médico. Cualquier día me la llevo para mí.

28 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Lo menos que se puede decir es que te ha salido un relato muy sugerente. Y menudas imágenes nos muestras: esas viejas andando despacito, esos niños girando los molinillos, esas palomas espantadas… y prefiero ni pensar en quien está viendo esa escena mientras espera. Me ha gustado, Calamanda. Enhorabuena y suerte. Un beso.

  2. J. Ignacio

    Hola. A mí también me ha quedado ese poso angustioso, que se va intuyendo en la parte final y casi ya se hace realidad en la última frase. Una historia interesante.

  3. Calamanda, nos vas sumergiendo en una escena cotidiana que se produce cualquier tarde de invierno en una calle tranquila, hasta que de repente descubrimos a ese depredador acechando a la niña a la espera del mínimo descuido de su padre para llevársela.
    Saber que un monstruo así puede vivir entre nosotros, eso si que asusta.
    Muy buen relato. Mucha suerte.
    Besos.

  4. Ángel Saiz Mora

    Una escena cotidiana en una calle, con el contraste entre señoras mayores y la juventud de unos niños/as, que termina a causa de la climatología, que todo lo condiciona. La última frase delata la presencia de un observador nada recomendable, que conoce al detalle a los integrantes de esa escena, un depredador en potencia en el que nadie repara, pues nunca sabemos a ciencia cierta si alguien está atento a nuestros pasos ni tampoco el motivo.
    Unas frases muy bien hiladas y un final que cambia el escenario del gris al negro.
    Un abrazo, Calamanda. Suerte

  5. calamanda

    Jesús, J u a n, J. Ignacio, PILAR, Edita, Mariángeles y Ángel; gracias por leer el cuento. Ante la posibilidad angustiosa que cierra el relato, coincido con todos, no se puede evitar el rechazo y perder la calma; desgraciadamente esa gente existe. Abrazos.

  6. Ana Fúster

    Las descripciones de esa tarde de noviembre me han traído recuerdos de infancia, cuando los niños revoloteábamos jugando por las plazas. La frase final oscurece el ambiente aún más que la tormenta. Saludos y suerte.

  7. Paloma

    Una tormenta en ciernes que puede teñir la vida de repente

    Me gusta el ambiente que se respira en tu cuento.
    Saludos Calamanda

  8. Mar Horno García

    Las historias son de quienes la leen y no de quien la escribe, así que a mí me parece que es una mujer la que mira la escena y que le gustaría llevarse a la niña pero porque no tiene hijos y envidia la maternidad. Me gustan mucho las imágenes invernales y esa niña pintándose a sí misma. un abrazo.

  9. María José Sánchez

    Hola, Calamanda. Estoy de acuerdo con la interpretación que ha hecho Mar de tu relato. De ahí, el título: Agria espera. Pienso que quien narra es una mujer a la que le es imposible concebir. Por eso le encanta ver a los niños que pasan por la calle corriendo, jugando…
    Muy bonito, y maravillosamente escrito. Mezclas poesía y cotidianidad a la perfección.
    Besitos, bonita.

  10. Virtudes Torres Losa

    Hasta una escena cotidiana compuesta por viejecitas que caminan, niños que corren y juegan puede verse truncada por la obsesión de alguien que espera conseguir por las malas lo que le hes negado.
    Estupendo relato
    Un beso. Virtudes.

  11. calamanda

    Mar, María José, Virtudes, coincido con vosotras; vuestro punto de vista es la idea que mueve el relato, dura e inhumana; pero ese es. Gracias por comentar y abrazos

  12. Solo al final de este relato que cuenta escenas cotidianas descubrimos al narrador, que observa al acecho, como un depredador.
    Me ha gustado mucho ese giro final que contrasta con la aparente tranquilidad anterior.
    Felicidades, Calamanda. Un beso.

  13. Yoya M. Alonso

    Estupendo relato, Calamanda. Esa frustrada maternidad la hace mirar a todos los pequeños casi ejerciendo el papel de madre que nunca consiguió.
    Mucha suerte, me encanta. Un beso.

  14. Mónica Rei

    La poesía de lo cotidiano, y lo que se esconde en la cotidianidad. Eso me sugiere. Muy bien escrito, felicidades y suerte.

  15. Nos vas adentrando en el relato sin sobresaltos, dejándonos saborear un buen puñado de evocadoras descripciones. Pero esa amenazante última frase «Cualquier día me la llevo para mí» lo cambia todo, trocando serenidad por inquietud. Me ha gustado mucho, Calamanda. Suerte y besos.

  16. calamanda

    Carmen, Yoya, Mónica, Juana, sí, ese final lo cambia todo; como ocurre en la vida con los acontecimientos. Gracias por acompañarme con vuestras amables palabras. Abrazos

  17. Alicia Isabel León Lobera

    ¡Este final, ese final… ! Las historias con ese tipo de giros puede-que-macabros son mi debilidad.
    Gracias por compartirlo, ¡y suerte!

  18. Me estoy haciendo mayor. Me costaba entender el escrito hasta que empecé a darme cuenta que eran imágenes (Al principio pensé que el protagonista/narrrador caminaba hacia la tormenta una tarde de noviembre, jeje). No acababa de entender el final, pero gracias a la maravilla de ENTC que nos permite comentar y leer los comentarios, se me hizo la luz. Ahora sí, felicidades.

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