Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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27. AL NATURAL

El cuarto vacío. Sobre la cama la huella de sus cuerpos. En el aire el olor a almizcle.

Con su desnudez como único vestido bajó las escaleras apresurada,  para ver si aun podía darle alcance. Sobre la barandilla, la capa negra.  En el último peldaño una antifaz con ribete dorado.

Eso era todo.

Inquieta y de puntillas miró a través de las rendijas de la persiana. El viento azotaba las copas de los árboles y un sol de un tenue anaranjado se despedía en el horizonte.

El primer día de la semana  por la tarde,  llamaron a la puerta.  Era él que sintió frío sin la capa y sin sus besos. Era él que solo iba a cara descubierta en la intimidad y necesitaba su antifaz.

Al no poder olvidar la piel de la dama francesa del siglo XVIII tuvo que rendirse a la evidencia de que se había enamorado de un cuerpo y su voz.

De la mano subieron las escaleras y sin preguntas se sentaron en el borde de la cama.

Lo miró como si nunca lo hubiese visto.

La besó como un aprendiz.

Se acariciaron por primera vez y se amaron, pero esta vez,  sin disfraces.

9 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Dos amantes que descubren que lo son en dos mundos diferentes, uno se oculta bajo las máscaras, otro prescinde de ellas, aunque los dos son igual de reales. Un texto lleno de sensualidad y juego de atracciones, donde termina venciendo la pasión, que se abre paso sobre cualquier ropaje que se quiera ponerle. Muy buen relato. Un saludo.

  2. J. Ignacio

    Quizá la clave de todo esté en «Era él que sintió frío sin (…) sus besos». Es como si todo, pasado, presente y futuro, se fuera a encontrar en esa expresión. Que un poquito más adelante matizas maravillosamente bien, cuando el galán se rinde a la evidencia, dicho sea de paso.
    Mucha suerte!!!

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