Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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16. Antagonistas (Manoli VF)

Los gatos de Asunción eran los gatos callejeros, los abandonados, los sin dueño. Ellos solos se dirigían hacia el improvisado hogar adoptivo que la buena de Asun les procuraba: la antigua casa paterna, con sus musgosas escaleras y su jardín cubierto de setos y arbustos descuidados, tenía siempre las puertas abiertas para uno más. Cuando llegó aquel gato malherido, al que le faltaba un ojo y varios platos de comida, los otros gatos lo rechazaron. Asunción se extrañó; nunca en toda la historia de su asilo gatuno había visto una actitud igual. Sorprendida,  se acercó al gatito marginado para prodigarle atenciones. Fue entonces cuando entendió el motivo del rechazo. El gatito no venía solo, lo seguía, intentando esconderse entre las matas sin conseguirlo, un perrito igual de escuálido que, con el único ojo que le quedaba, los espiaba como un radar moviendo la cabeza desconfiado.

37 Responses

  1. Blanca Oteiza

    Esta Asun tiene un corazón gatuno de verdad, y ¿a partir de ahora también canino? Nos dejas una puerta abierta a la imaginación.
    Buen relato que nos muestra a esas personas que dedican su vida a cuidar de los animales callejeros más desvalidos.
    Un saludo

  2. Hay rivales que acaban uniéndose por las circunstancias, sobre todo cuando hay Asuns que desinteresadamente, tienen su puerta abierta para acogerlos… Sí, ese tipo de personas están ahí, aunque solo se noten cuando faltan.

    Muchas gracias, Blanca.

  3. Ángel Saiz Mora

    La solidaridad es posible, pero puede que sólo entre los de la misma especie. Si Asun decide acoger también a sus nuevos visitantes, necesitados de asilo, tendrá que habilitar espacios separados para dos razas distintas y antagonistas, algo que puede que contradiga toda su filosofia altruista.
    Un abrazo grande, Manoli. Suerte

  4. Jesús Garabato Rodríguez

    Muy emotivo lo que nos cuentas. También que el que se supone más fuerte, el perro, en ocasiones precisa del amparo del débil. Esperemos que los dos, tras sus sufrimientos, consigan esa protección deseada. Suerte, Manoli, y un saludo.

  5. María José Viz Blanco

    El perro, de manera inteligente, se arrima para conseguir cariño y protección. Lo malo, como siempre ocurre, es el rechazo. Me ha gustado mucho tu relato, Manoli.
    Un abrazo fuerte.

    1. El rechazo a lo diferente, al que no sigue la conducta de la manada, al que se atreve o se arriesga en ir en otra dirección, ha existido desde siempre, también en el reino animal; por fortuna pese a todo, o por eso, el mundo ha seguido adelante. Muchas gracias por tu lectura y palabras. Otro abrazo muy grande para ti.

  6. Martín Zurita

    hola, Manoli.
    Por fin aparece, vía tu teclado, la mistura: perros y gatos. Un texto el tuyo, en apariencia blandito, naif, pero que encierra en sí la crudeza de la vida en una de sus manifestaciones más penosas. la discriminación. Y no es que defienda, ni siquiera pare el reino animal, la igualdad a ultranza, pero que no exista tanta y tan evidente desigualdad, sí. El perro sin arrimo. Es un texto muy pulcro, para colmo de dichas. Te felicito. Oye, ¿no será Asun Gárate la promotora de ese asilo gatuno? ¿Estabas pensando en ella? Me encanta tu propuesta. Enhorabuena. Un beso.

  7. Hola Martín. Cuando vi el tema para participar, me acordé de todas esas Asuns anónimas que hacen esta labor de acogida de forma altruista. No conozco a la persona que nombras, pero creo que todos, en mayor o menor medida tenemos cerca a alguien que es así, ha sido casualidad el nombre, fue el primero que me vino a la mente. El perrito se arrimó a mi teclado hacia el final del relato y ¿Por qué no? el abandono nos unifica a todos (o debería). Me alegro de que te haya gustado.

    Otro beso para ti.

  8. Inés Z. López

    Estoy segura de que Asunción ha recogido al perrito, y además se lleva genial con los gatos. Me ha parecido una historia preciosa, una protagonista entrañable.
    Un beso, Manoli

  9. Has llevado al reino animal la eterna de los enemigos irreconciliables que se dan sentido uno al otro, y los has dejado a merced de una necesidad que los iguala màs aún si cabe y que ademàs, los une. Me ha gustado. Suerte !!

  10. Supongo que entre el gatito y su colega el perro verían el mundo en toda su magnitud al aportar cada uno la mitad de la visión, y eso les hacía inseparables. Muy buen texto, imaginativo y tierno, con más fondo del que se extrae de una primera lectura. Enhorabuena y suerte. Abrazos, compañera Manoli.

  11. A veces sucede, la necesidad une a los contrarios. Lo curioso es que perros y gatos no son tan incompatibles como se les pinta, todo depende de la vida que les haya tocado vivir. Estos dos se ve que se acompañaron y ayudaron mutuamente en su desgracia, y ahora, a ver si Asun encuentra la forma de integrar a ese nuevo inquilino, espero que los demás no desplieguen eternamente la intransigencia, por otro lado, tan común en nuestra especie. Mucha suerte con este bonito relato, espero y deseo que la marginación no venza esta vez.

    Saludos.

  12. Muchas gracias, Maribel, por tus hermosas palabras. Cierto que las circunstancias hacen diferentes las vidas, y hay perros que se llevan muy bien con los gatos, cuando crecen juntos y en igualdad. Yo también creo que Asun encontrará la forma de integrar al perrito, porque tiene un amigo que le va haciendo camino.

    Un abrazo.

    1. En realidad no hay lecciones sino perspectivas, o yo así lo creo. Lo único que tenía claro al comenzar a escribir el texto era el personaje de Asun en su función de acogida, el perrito se fue arrimando en busca de calor. Muchas gracias, Calamanda, me alegro de que te guste. 😉

  13. Salvador Esteve

    Enemigos naturales, pero compartir el infortunio y el hambre hacen de la amistad necesidad. Solo tienen que mirarle con empatía gatuna para comprender que no son tan diferentes. Muy bueno, Manoli. Abrazos y suerte.

  14. Triste relato Manoli, porque hablas de la soledad de gatos, de perros y también de tantas Asun que hay por el mundo. Estoy harto de ver en los periódicos el descubrimiento de gente fallecida en soledad, con la única compañía de algún gato o perro.
    Un beso

  15. Cierto que hablo del abandono, Epifisis, y de los prejuicios, la marginación, las diferencias… Me choca que hayas asociado al personaje de Asun a la soledad, pero curiosamente suele ser así, la gente que vive sola comparte más tiempo con los animales, que son sin duda una muy buena compañía. La soledad en el sentido que dices es un mal que va en aumento. Muchas gracias por leerme y comentar. Un abrazo.

  16. Me ha sacado una sonrisa el nombre elegido para tu protagonista. Yo suelo usar los nombres de la gente a la que aprecio, así les hago un pequeño homenaje.
    Pero bueno esto no viene al caso, discúlpame.
    Tu relato es muy real, quién no conoce a alguien que deja platitos de comida o leche para los gatos callejeros. Y también de esos improvisados refugios de gatos o perros, donde al contrario de los de tu relato, no sulen vivir muy atendidos, sino más bien hacinados.
    Bonita visión del tema del mes y contada muy bien, me ha gustado sobre todo la expresión «le faltaba un ojo, y varios platos de comida».
    Un abrazo

  17. Gracias, Asun!! ¿No serás tú la de mi historia? bueno, dejando aparte la maravillosa coincidencia, coincido en que todos tenemos cerca a personas que se ocupan de estos gatitos abandonados, y este es mi particular homenaje a su desinteresada labor. Las personas invisibles que hacen grandes labores sin tener grandes nombres siempre me han llamado la atención. Dicen que el hambre agudiza el ingenio y yo creo que también puede sacar grandes potenciales (con frecuencia se asocia la necesidad a lo negativo, pero también hay ejemplos positivos que nos sorprenden)
    Un abrazo.

  18. Hola, Manoli.

    Hermosa persona esta Asunción… Me gusta mucho ese personaje cargado de ternura y amor a los animales.
    En fin, ternura que no puede si no emanar de alguien que ama a los animales: su autora, probablemente.
    Un abrazísimo gigantesco y suerte.

  19. Gracias, Towanda. Siempre he pensado que los animales no se merecen nuestras ataduras sino vivir a su propio ritmo. Creo que necesitan más que nadie espacios abiertos y estar en contacto con la naturaleza y muchas veces habría que pensar al acoger uno si se le pueden dar estas condiciones. Es común ver esos animales «cuidadores» que acaban contagiados de la depresión de sus dueños. A veces somos muy egoístas en este aspecto, y se usan las mascotas para solaz propio. Bueno, es un tema polémico y muy muy largo.

    Muchas gracias por tu profunda lectura
    Un abrazo

  20. Buena gente ésta Asunción, qué sería de las colonias de gatos si personas como ésta no se ocupara de ellos. Y sabes por qué tiene que haber Asunciones, porque los ayuntamientos ni se preocupan ni se ocupan de los animales que viven en la calle, para otras cosas sí que dan subvenciones, en cambio, las asociaciones de animales solo viven con la aportación de afiliados y poco más, la ayuda de los políticos para estos casos, brilla por su ausencia…
    Conozco algo el tema y me enciendo…
    Un beso agradecido por tocar un tema tan interesante…
    ¡Suerte!

  21. Muchas gracias, Rosy. Entiendo como tú que las instituciones miran hacia otro lado ante la labor que mucha gente lleva a cabo de forma invisible y desinteresadamente, tanto en este tema como en otros. Siempre me han llamado la atención, porque a menudo detrás de un gran cartel con firmas reconocidas se esconden tantas y tantas manos invisibles sin cuya labor nada sería posible. Mi pequeño aporte y homenaje para Asunción en este relato.

    Muchas gracias por tu lectura y palabras. Un abrazo.

  22. «le faltaba un ojo y varios platos de comida»
    «con el único ojo que le quedaba, los espiaba como un radar moviendo la cabeza desconfiado.»
    Qué descripción tan buenas y originales. ME GUSTAN.
    Tan antagonistas (el perro y el gato) y tan iguales físicamente.
    Un relato lleno de ternura y esperanza.

    Un abrazo, Manoli, y mucha suerte.

  23. Muchas gracias, Amparo, por tus generosas palabras. La marginación duele por igual a unas razas que a otras. A tal efecto, mi relato es también mi pequeño granito de arena ante una reivindicación que nunca es lo suficientemente grande.

    Celebro mucho que te haya gustado.

    Un gran abrazo.

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