Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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07. ANTOJOS

La Sinfonía de los juguetes resonaba mientras la cámara hacía un barrido por las líneas del deportivo. Del deportivo le fascinaba su mecanismo a cuerda, por eso lo compró ella, caprichosa como una manzana. Una manzana ecológica era la fruta que consumía a diario “para mantener lejos al médico”. Al médico lo abandonó en el portón de la ermita de San Nicasio como a un bebé. Un bebé koala es lo que le apeteció tener ipsofacto para volver a creer en el amor. Amor viajó hasta Australia, olvidándose del marsupial en cuanto conoció a un aborigen que usaba el perfume de Napoleón. Napoleón le empalagó en tres semanas y decidió regresar a la ciudad. La ciudad había seguido latiendo en su ausencia. Su ausencia del trabajo provocó el despido. El despido le ocasionó estrés, que mitigó masticando semillas de amapola. Amapola, amapola, ¿cómo puedes tú vivir tan sola?. Tan sola que lloró como una niña cuando se le rompe su muñeca favorita. Su muñeca favorita era ella. Ella encendió la televisión, donde emitían el anuncio de un nuevo modelo de automóvil, secundado por una pieza musical de fondo que le transportó a su infancia, la Sinfonía de los juguetes.

4 Responses

  1. Calamanda

    Beatriz, con qué precisión hilvanas cada punto y seguido de esta historia para encadenar el sustantivo frase tras frase. Suerte y saludos

  2. Ángel Saiz Mora

    Pasamos por diferentes avatares, circunstancias y vivencias, sufrimos y hacemos sufrir de forma inevitable, para, al final, encontrarnos con nosotros mismos y esos momentos en los que eramos sencillos y, sin saberlo, felices.
    Original relato circular de frases que se encadenan, como pinceladas que, vistas con perspectiva, componen un paisaje vital.
    Un abrazo y suerte, Beatriz

  3. Como un eslabón al otro, así se encadenan los antojos de la protagonista y, a través de ellos, se va contando su historia. Me da la sensación, BEA, que a este micro lo has escrito como jugando, donde la palabra de cierre de una oración te llevaba a la siguiente…
    Me encantan los micros que nacen así, jugando, aparentemente sin esfuerzo (subrayo el «aparentemente») y este no ha sido la excepción… ¡Felicidades!

    Un beso grande,
    Mariángeles

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