Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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70. Burbuja nominal

Mis padres eran tan pobres que no pudieron darme nombre propio. En casa me decían “nene”, y en la calle “niño” o “chico”, cuando no “tú” donde quiera que estuviese. Así que en cuanto pude, ya de mayor, me compré uno. Mi idea era algo barato: Gil, Pío…, Blas como mucho, pero cuando sacaron Celestino me cegué, más cuando supe que podía pagarlo a letras. Celestino. ¡¡Dios!! Nadie podría entender lo que sentía cada vez que alguien me nombraba.

Pero ocurrió que al poco perdí el trabajo y no pude seguir pagando.

Al principio fue la necesidad. Decidí apañarme con el “Tino” y vender el “Celes”. Pero luego, al ver las posibilidades que daba ese plural, me pudo la codicia. En poco tiempo apalabré bajo señal cientos de ellos por los barrios más necesitados. Lo malo vino después, cuando fui al banco con él y, al cambio, me dieron solamente dos. Montones de “sin nombre” me reclamaron entonces su dinero, y si finalmente no caí preso fue —triste ironía— porque ninguno pudo firmar la denuncia.

Hace años de aquello, aunque todavía, si por ciertas calles gritas ¡Cele!, muchos se giran; todos con ese gesto inconfundible, inefable, de la ilusión perdida.

24 Responses

    1. Enrique Mochón Romera

      Bueno, más que imaginación en mi caso a veces es pararme a darle vueltas a una idea. De vez en cuando sale algo con lo que hacer una historia. Es un placer que esta te haya gustado.
      Muchas gracias, Maribel.
      Saludos.

  1. Ángel Saiz Mora

    Un nombre no es ninguna broma, es parte integrante de nosotros, mucho más que otras. El pelo lo perdemos, el cuerpo se transforma y degrada, el niño deja de serlo, pero lo que nos define ha de acompañarnos de principio a fin, es sagrado y, como tal, no se debe jugar con ello alegremente. Tu personaje, llevado por la codicia y con mal criterio, especula con algo que no debería tocarse nunca. Demasiado bien parado salió al explotar, como no podía ser de otra forma, esa burbuja que había creado. En su conciencia quedan su codicia y sus víctimas, ahora su nombre es una marca vergonzante de la que nunca podrá desprenderse.
    No me gusta abusar de los adjetivos, pero te lo tengo que decir: la idea es genial, el desarrollo fantástico, el que no pudieran firmar una denuncia contra él un toque de humor negro exquisito.
    Un relato de calidad y diferente, aunque en ti ambas cosas son habituales.
    Un abrazo grande y suerte, Enrique

    1. Enrique Mochón Romera

      Estoy de acuerdo contigo en la importancia que tienen nuestro nombre y apellidos a la hora de definirnos ante nosotros mismos y frente a los demás. Y me pregunto si toda esta gente que vemos cada día en la tele, esposados y entrando en los coches de policía, tras su aparente arrogancia no esconden un resquicio al menos de vergüenza, si no ya por ellos si por esas señas de identidad que llevaron, llevan y llevarán sus familiares.
      Excelente análisis el que haces de la historia. Me alegra mucho todo lo bueno que dices sobre ella, si bien hinchado como esa burbuja por tu siempre presente amabilidad.
      Muchas gracias por todo y otro fuerte abrazo para ti, amigo Ángel.
      Aprovecho para darte la enhorabuena también por aquí por tu impresionante final en REC.

  2. Ana Fúster

    Me gusta el humor que transpira este relato. La primera frase me parece digna de Gila. Pero además también es imaginativo, ingenioso y a la vez se apoya sobre una base tan real que es fácil sentir empatía con los estafados. Saludos y suerte.

    1. Enrique Mochón Romera

      Me encanta todo lo que me dices sobre el relato, pero sobre todo tu mención de Gila. Lo cierto es que al escribirlo pensé en él y me satisface que a ti también te lo haya recordado.
      Muchas gracias por todo, Ana.
      Saludos.

  3. Mónica Rei

    Me encanta la idea, el inicio del cuento es fantástico. luego está la descripción de la pobreza, la corrupción, cierto humor desamparado, se me viene a la cabeza. El título no puede estar mejor elegido. Gracias por tu cuento!

    1. Enrique Mochón Romera

      Muchas gracias a ti, por supuesto, Mónica. En realidad el relato salió a base de darle vueltas a esa primera frase. En cuanto al resto celebro que te haya sugerido todas esas cosas que tan bien has expresado y que estaban en mi intención al escribirlo. El título en cambio se me resistía, y me alegro mucho de que te guste.
      Saludos.

  4. Nuria Rubio

    Hace tiempo que no leo un micro tuyo (adversas circunstancias personales me mantienen casi por completo alejada de ENTC).
    Feliz reencuentro con tus letras, Enrique. Tu propuesta tiene nombre y apellido: Relato Extraordinario.
    Mi enhorabuena y mucha suerte (ahora y siempre).
    Un afectuoso saludo

  5. Enrique Mochón Romera

    Muy grata tu visita, Nuria, como generoso tu comentario. Muchas gracias por todo, y espero que esas circunstancias cambien de manera que puedas acercarte más a entc, tanto para publicar como para comentar.
    Un abrazo.

  6. Asun Paredes

    Una interpretación muy original de la crisis que tanto daño ha hecho. Esos «sin nombre» buscando uno por encima d e sus posibilidades, ese especulador vendiendo humo, esa ilusión perdida. Y el título es perfecto. Resumiendo, una genialidad de las tuyas.
    Un beso y enhorabuena.

    1. Enrique Mochón Romera

      Desde luego, si alguna vez me veo en la necesidad de vender un relato, ya sé quién me puede hacer la mejor publicidad, ;-). Ahora en serio, viendo el modo en que has resaltado lo positivo que pueda tener mi propuesta, se olvida uno de sus defectos. Muchas gracias, Asun. Qué generosa eres siempre con lo que escribo.
      Otro beso para ti.

  7. A mí me has recordado a Gila, si me permites que te lo diga. El arranque de tu historia es puro humor del absurdo, «en casa me decían nene…». Extraoridnario.
    Mucha suerte. Saludos,

    1. Enrique Mochón Romera

      Todo un honor el que te haya recordado a alguien como Gila. Creo que es inevitable caer en su influencia al tratar algunos temas y situarlos en ciertos contextos tan recurrentes en sus historias.
      Muchas gracias por todo, Anna.
      Saludos.

  8. Belén Sáenz

    Fabuloso, Enrique. Si alguna vez te ves en la necesidad de vender un relato, avísame que estoy interesada. Besos y mucha suerte, feliz como siempre de leerte.

    1. Enrique Mochón Romera

      Y yo feliz de recibir tus comentarios, Belén. En cuanto a lo de que tú compraras un relato mío, sería algo así como si Mozart se hiciese con una canción de Salieri, ;-)(sigo impactado por ese «Desorden de las Razas» tuyo).
      Muchas gracias por todo.
      Un abrazo.

  9. Enrique Mochón Romera

    Muchas gracias, Nani. Me alegra mucho eso que dices de la originalidad, por más que eso sea siempre algo relativo.
    Muchos besicos también para ti.

  10. Derramas un humor tierno en este relato. Casi que me puedo imaginar la cara del «nene» ante ese nombre con tantas sílabas y que suena tan majestuoso.
    Un texto crítico hacia como nos dejamos hipotecar por tener más y más… con lo a gusto que se vive en el anonimato! Genial, Enrique, un saludo!

  11. Enrique Mochón Romera

    Muchas gracias, Macarena. Unas veces por necesidad y otras no tanto, pero el caso es que sí el sistema nos lo permite nos echamos la manta a la cabeza y luego hay veces que no podemos pagar ni las consecuencias.
    Saludos.

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