Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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70. Ciudad Sincorazón

«¡Bienvenido a Ciudad Sincorazón, el lugar donde los sentimientos no existen!
Libérese de esta cárcel, estos hierros que la implacable sociedad ha forjado para hacerle esclavo de sí mismo, de su debilidad, de su aprehensión. Olvídese del amor, ese sentimiento sobrestimado, metamórfico, perecedero y cruel, que apenas se disfruta y que deriva en sufrimiento, celos y angustia. ¿Qué es eso de la alegría? Un par de carcajadas al año no mitigan la llaga interior que provoca el penar incesante, el estar expuesto continuamente a las inclemencias del corazón. ¿La pasión, la emoción, la esperanza? Velos fatuos, disfraces para ocultar el miedo, píldoras inanes en comparación con lo dañino que nace de la entraña, del interior.
Y si todavia no está convencido, piense en lo que evita, sacúdase el miedo, el remordimiento, la culpa, la autocompasión, la tristeza, sí, la tristeza, la incertidumbre y la ira.
Y sobre todo, despídase del dolor, de ese cáncer que lo llena todo, que aparece casi de la nada, que vive con usted, dentro de usted, hasta el fin de sus días.»

Terminó de leer el cartel, y entró en la ciudad.

15 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Me parece que voy a tener el honor de comentar en primer lugar. Has planteado un mundo en el que el placer no puede terminarse, porque no existe; donde el dolor no es posible, por el mismo motivo; un espacio apacible, por el que algunos, sobre todo si han padecido firmarían, pero en el que la mayoría no querrán estar, pues preferirán, con todos sus inconvenientes, probar y perder, levantarse y seguir, ser humanos, en suma. Dicho esto, tu planteamiento es sumamente original.
    Un abrazo doble, porque para eso sois dos y sois el mismo, Jesús e Ignacio.
    Suerte

    1. Nuestro departamento de marketing está haciendo lo imposible por destacar las virtudes de esta ciudad sin igual. Descuide, igual en pocas semanas, sacamos cupones de descuento…
      ¡Gracias, Lorenzo!

  2. Ton Pedraz

    Bueno, bueno, pues yo casi que prefiero quedarme en la mía. Y gritar fuerte cuando me pisen un callo.
    Enhorabuena por la historia y mucha suerte.
    Ton.

  3. Sr. Urtiaga, me ha llegado muy adentro su relato y daría mi reino por entrar en su ciudad. Pero tengo una garrapata agarrada al alma que me impide traspasar sus puertas. Se llama Esperanza y, por más que lo intento, no me deja abandonar la búsqueda de esa tontería llamada Felicidad. Y paso los días escribiendo, soñando con llegar algún día a inventar historias extraordinarias, como la de la Ciudad Sincorazón.
    Suya afectísima.

    1. No se preocupe, Sra. Richmond, para usted somos capaces de inventar otras ciudades (¿ha visitado la Ciudad Concuento, en la provincia Defábula?) para alojarla sin problemas de incompatibilidades.
      ¡Nos leemos!

  4. Esperanza Tirado Jiménez

    Pues yo empadronarme no sé. Pero una visitilla de vez en cuando seguro que sí le haría a tu ciudad.
    Original la historia.

    Suerte.

  5. Mª Belén Mateos

    Buen y original relato Jesus. Una ciudad sin sentimientos, ni buenos ni malos. No sería mi destino idílico, pero como historia me encanta. Ese paso final de tu personaje traspasando la puerta casi me ha parecido verlo y he pensado: cuanto dolor llevará tras de si este individuo para abandonarse en la ciudad sin corazón.

    Abrazos

  6. Original sitio, quizás no para empadronarse, pero sí para pasar unos días y conocer en profundidad. Me has dejado como un gato, con los ojos grandes y curiosos mirando tu relato y preguntándome qué es y por qué me gusta tanto. Felicidades. Me parece un gran trabajo. Mucha suerte 🙂

  7. Salvador Esteve

    Prácticamente como si estuviéramos durmiendo, jajaja. Jesús, he de decirte que me ha parecido un relato muy original e inteligente. Abrazos y mucha suerte.

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