Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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44. Clown por prescripción facultativa Raquel Lozano (Piel de Retales)

Para celebrar nuestras bodas de plata, nuestros hijos nos regalaron un crucero por los fiordos noruegos; una segunda luna de miel, aseguraron.  Al volver,  a Mayra se le ocurrió acudir a un terapeuta, un charlatán de esos que creen saberlo todo sobre relaciones de pareja, un embaucador que le dijo que era terrible no haber hecho el amor en quince días.Le habló del paso del tiempo, de la rutina, de la apatía, bla, bla, bla…

Accedí a seguir las consignas  de su terapia no por mi mujer, sino porque se había puesto en entredicho mi masculinidad. Al principio fue divertido aquello de las “fantasías”. Me divirtió corretear con el látigo de Indiana Jones, auscultarla jugando a los médicos, incluso tuvo su punto lo de los cavernícolas, pero con los días, se fueron acabando las ideas, y los cimientos de nuestra relación -eso decía ella- volvían a tambalearse.

Debéis añadirle más ingredientes, nos dijo en la última sesión;  y yo, que no voy a ceder en mi empeño de honrar mi virilidad, aquí estoy, en una cafetería donde no cabe más gente, vestido de payaso, esperando que venga ella, de domadora, para recibirla con un sonoro ¿cómo están ustedes?

9 Responses

  1. jajaja, esto va fatal y va a salir fatal, con independencia de que se pasen un buen rato, retozándo o riéndose (porque es para reírse también si es sanamente, que si no no vale).
    Ay, qué dificil ¿Qué será lo siguiente?

  2. Martín Zurita

    Hola, Raquel.
    El humor es lo más grande. Es lo que verdaderamente nos hace libres. Y tu texto campea. Y yo que creía que aquello de la virilidad exultante y perenne se había acabado. Veo que no. Así que el hombre dale que te pego, valiéndose de cualquier estrategia sexual. Esto es un circo, el que aparece como remate oportunísimo. En el relato, el final lleva al título y a la inevitable relectura para mayor disfrute. Así lo he hecho yo y no me arrepiento para nada. Enhorabuena.
    Feliz todo para ti siempre y un beso.

  3. Ángel Saiz Mora

    Las relaciones hay que alimentarlas para que no decaigan, pero dentro de unos límites. Me ha gustado el «bla, bla, bla» del terapeuta, para corroborar que sobre este tema se ha escrito mucho y de forma muy sesuda, ríos de tinta, como se decía antes de la era digital. La escena final con la cafetería llena de público ha de ser apoteósica. Esta pareja atraviesa una crisis, pero nadie les puede negar que ponen de su parte todo lo posible y más para revitalizarse.
    Un relato muy divertido, con buen ritmo y sanote.
    Un abrazo y suerte, Raquel

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