DIC33. MELCHOR, de Paloma Casado Marco
Fue el año en el que el virus de la sospecha cundió en la clase de primaria inoculado por algún compañero con hermanos mayores. Pronto comencé a padecer los síntomas del final de la inocencia, y afiebrado por la duda, acudí a los cuidados paliativos de mamá: su jarabe de entusiasmo y sus tiritas para cubrir los abscesos de incredulidad.
-¿Cómo vamos a ser Reyes Magos los padres?
Decidí, como he hecho ante los retos importantes de la vida, conocer la verdad por mí mismo, y la noche de Reyes esperé despierto hasta escuchar el excitante fru- fru de los envoltorios, para presentarme ante la puerta del salón, y encontrar a Melchor colocando los regalos en solitario. Cuando me descubrió, solo me atreví a preguntar con voz temblorosa:
-¿Dónde están los otros dos?
-Están repartiendo en otros pisos para ganar tiempo, ya sabes que esta noche tenemos mucho trabajo. Y tú, ¿qué haces aquí? No deberías estar levantado a estas horas, ¡ale! a dormir.
Con el corazón desbocado volví a la cama. Y aunque cerré fuerte los ojos, me fue imposible conciliar el sueño pensando en cuánto se parecía la voz de Melchor a la de mi tío Javier
Qué bonito, Paloma!
Muy divertido y entrañable… me ha encantado!!!
Las metáforas relacionadas con la salud muy bien traídas, además, adereza el cuento de manera muy original.
Entre nosotras… cuando una amiguita me contó que los padres eran los Reyes, le dije… «eso será en tu casa..»… así que…
Un abrazo y mucha suerte!!!
Marta
Gracias Marta, siempre es muy duro perder la inocencia y descubrir que hemos pillado la enfermedad de la madurez.
Precioso, Paloma !! Felicidades por el relato. Saludos.
Gracias y ya sabes: «Para volar sin alas, basta con saber soñar»
Paloma, esto que narras es como si contaras un trozito de mi vida esto mismo que tu cuentas sucedio en mi casa, con mi hijo y mi sobrino y el caso es que melchor era mi hermano y se llama Javier . Mi hijo lo cuenta casi como tu Increible, tu estabas escondida tras las cortinas y lo viste todo, ¿ No ?
Un abrazo
¡Qué heavy Bego! Al final va a resultar que soy una bruja y leo los pensamientos.
Espero que esa no fuera tu historia y haberme adelantado. Cuéntaselo a tu hijo para que se ría.
Un beso.
Pues si pienso contarselo, se va a mondar.Es una de esas historias que recordamos en las cenas navideñas en la familia, y tranquila , no era mi histoira, esa , la idea al menos, ya me la piso Hector. Asi que tendré que estrujarme, la cabeza de nuevo.
Un beso
Hola Paloma, muy bonito relato y además muy bien escrito. Cuando te enteras de quienes son los reyes te pasas registrando armarios todas las navidades para descubrir los regalos que ya sabes que andan por ahí. Entrañable. Enhorabuena.
Pues quieres y no quieres descubrir lo que «los Reyes» tienen escondido por ahí para que siempre haya alguna sorpresa que preserve la magia.
Muchas gracias por tu comentario.
Me ha hecho mucha gracia, hermanita. Sobre todo pensando que casi lo descubro (el engaño) antes que tú, siendo menor. Suerte. Nuria.
Jejejeje, Muy bonito y creo que a todos nos pasa me gustó lo del virus de sospecha y el jarabe de entusiasmo. Un abrazo
A este niño le queda menos de un invierno para que el veneno haga efecto, jeje. Muy bonito, Paloma. Ese virus lo malo es que no tiene vacuna.
Un abrazo.
Precioso Paloma.
Suerte.
Gracias chicas, me alegro de que os haya gustado. Creo que tod@s hemos sufrido la misma enfermedad (hacernos mayores).
Me ha encantado, Paloma, qué tierno y qué bien escrito. Genial el primer párrafo. Enhorabuena y un beso.
Bien!!! Por fin un «tio» bueno, que no les hace cosas malas a los niños.
Enternecedor. Supongo que no será biográfico, no?
Muy lindo el relato y muy bien narrado con las metáforas de la salud.
Además hoy viví una situación parecida con mis alumnos y el listillo de turno 🙁
Un saludo y suerte!
Pues no es autobiográfico pero si parece muy recurrente como cuenta arriba Miguel Ángel o Begoña.
Celebro haber conectado sin proponérmelo con esa corriente de tíos magos y majos.
Gracias a vosotr@s por vuestros elogiosos comentarios.
Estoy con Aurora, Este tío mola más. Muy bonito, Paloma. Un saludo
Muy simpático Paloma, pero dices que perder la inocencia es duro. Pero y que te rebajen el sueldo, te quiten la paga extra, que el atlético esté delante. Yo me he pedido a los reyes que no empeore mucho.
Un beso
Un bonito relato, Paloma. La primera parte tiene tu sello indiscutible.Y cuando empiezas diciendo¿Cómo vamos a ser nosotros los Reyes Magos?, me acordé que precisamente era lo que decía a mis hijos cuando empezaron a sospechar;:
Un abrazo.
Paloma, muy descriptivo de esa época, tan bonita, de la vida. Suerte. Un beso y felices fiestas.
La inocencia perdida. No queres saber la verdad. La primera desilusión de un niño. Bonito relato.
Besicos muchos.
Paloma, simplemente me encantó! Besos, Zoe
Muy bonito PaLoma. Eso mismo me ha pasado con mi hijo hace dos años. Y el primer año le dejé con la duda pero al segundo año me dijo que ya lo sabía y quedé yo más triste que él. Ahora él y sus hermanos rebuscan en los armarios en busca regalos.suerte.gloria
Entrañable historia, Paloma!! Me gusta mucho el planteamiento: esa inoculación del letal virus llamado sospecha, y como se resuelve de ese modo clarificador aunque abierto…
Un fuerte abrazo y mucha suerte!!!
NACHO RUBIO
Me ha encantado tu relato, por lo entrañable que es y lo bien escrito que está. He retrocedido hasta mi infancia.
¡Enhorabuena!
Un beso,
Belén
Es una historia que se repite en todas las navidades pero tu la has aderezado contandola de forma que se ha covertido en algo especial.
Enhorabuena, me ha traído recuerdos de mi infancia donde era un ingenuo feliz.
Te deseo felices fiestas y mucha suerte este mes.
Paloma, enhorabuena por el relato. Me ha parecido muy bueno y el final muy gracioso, Sotirios.
Es una preciosidad, la historia dulce y divertida, el ti Javier un salado por ir disfrazado y tener tanto desparpajo. Las metaforas con la enfermedad simplemente geniales. Por cierto el rey Mel-chor es mi preferido.
Los niños son tan listos!!!!!
Muy bien llevada la epidemia literaria. Original forma (médica/farmacéutica) sacada de contexto para resaltar el mensaje. La elección extraliteraria es sumamente acertada. Enhorabuena. Me ha gustado mucho.
Un besooo, Paloma. Que los tres Reyes te traigan muchos regalos…
Amparo Martínez A.
Jeje, qué bueno y divertido lo que has escrito. De fácil lectura y con un final de incertidumbre. Sospecho que ese niño será científico de mayor, le gustaba probar y buscar la verdad. O filósofo.
Preciosa historia.
Saludos, Blanca
Bonita historia, Paloma. Me ha gustado el diálogo. Un abrazo y Felices Fiestas.
Inocencia, ternura, fe a toda prueba, es la descripción de un niño sin malicia, en la víspera de los Magos. Tu relato, me dejó la dulce satisfacción de saber que él (cuando menos una vez más) disfrutará la fiesta de esa manera diferente que solo pueden hacerlo los limpios de corazón.
Me gustó mucho.
¡Saludos!
Me lo había perdido y por suerte lo encontré. Bonito relato, con todos los ingredientes para un buen cuento, ternura, intriga, humor y con muy buen vocabulario. Me gustó cómo reflejaste la emoción.
Un beso y suerte.
Paloma, muy original este relato donde al final no se sabe quien es el engañado, pues a pesar de la última frase yo sigo creyendo que los Reyes Magos no son los padres. Me ha gustado también la utilización de léxico médico del principio, le ha dado mucha vivacidad al relato.
¡Mucha suerte!
Abrazos.
Muy buen relato. Simpático, pero no por ello sin carga de fondo. Está muy conseguida la voz del niño, aunque utilices unos términos algo «adultos», como «afiebrado» (me encanta esa palabra). El final me encanta, ya que ese niño que siempre busca la verdad, en realidad está deseando poder seguir soñando con esa otra «realidad», la de los sueños y la imaginación, y por eso (interpretación mía), no insiste demasiado en su «investigación». Me gustó mucho.
J. Ariza. Desde Córdoba, soñador.
Extrañable y tierno tu micro,Paloma. Me gusta la descripción de esos síntomas y los cuidados de mamá, tanto como ese final. Bueno, en realidad todo el micro es estupendo.
Suerte
Besitos
No sé qué decir que no te haya dicho ya, compañera Casado. La primera frase, aunque impecable, no me la creo, y eso lo voy arrastrando hasta el final…