DIC62. QUE TE ESPERAMOS…, de Esperanza Tirado Jiménez
Casi habíamos perdido contacto con ella. Recibíamos alguna llamada de teléfono, una charla vía skype, whatsapps de cuando en cuando… Cartas manuscritas, solo una, cuando se instaló.
Después, entre que los horarios eran distintos, allí de noche cuando aquí amanecía, un ritmo de trabajo estresante, nuevos amigos, nuevas costumbres… no supimos de ella en una larga temporada.
Pero mi madre, madre de las de antes, aún mantenía la fe en la vuelta de su hija. Reservaba su silla en la mesa, ponía una vela al lado del Belén, un pijama limpio y la cama hecha por si llegaba de improviso.
Hasta que mi madre también faltó. Y faltaron el pijama y la vela. Y la silla fue ocupada por yernos y nueras de quita y pon.
Años después, recibí un e-mail, mezcla de español y japonés. Traducido decía que este año sí vendría. No la creí. Ni lo comenté a mis otros hermanos en la comida de cada domingo.
Hasta que, cruzando un túnel oscuro cerca de la estación, divisé su delgada figura tirando de una maleta con ruedas. Nos quedamos frente a frente. Nos miramos. Lloramos. Un largo abrazo y muchos besos rompieron nuestra larga separación.
Ternura y belleza tiene este relato.
Gracias por tus palabras Carmen 🙂
Hola, Esperanza.
Muy tierna y emotiva la vuelta de esa hija.
Un abrazo.
Muchas gracias Towanda 🙂
Siempre es tiempo para los reencuentros, y en navidad, es casi obligado.
Muy tiernamente contada, y muy real además.
Besos
De ahí el título (espero que los de El Almendro no se quejen del copyright ^_^) Gracias Asun. Besos.
Nostalgia y distancia van de la mano ,bonito relato,suerte Héctor
Muchas gracias por comentar, Hector.
Suerte para tí también ☼ :).
Tierno y sentido reencuentro. Muy bueno. Saludos y suerte.
Muchas gracias Salvador. Saludos 🙂
Y mucha suerte para tí ♣ 🙂
Muy tierno Esperanza, me quedo con esa frase tan especial: » siempre ponía una silla más a la mesa, guardaba un pijama limpio y una cama hecha por si volvía», detalles de amor de madre incondicional, la que siempre espera la vuelta de sus hijos.
Suerte
Rosa
Como el amor de una madre no hay nada 🙂 Gracias Rosa. Mucha suerte para tí también.
Qué bonito! Enhorabuena!
Muy bonito. Una pena esa madres que al final llega la hora de que faltan, pero cumplen hasta el final.
Esperanza, me ha encantado tu esperanzador relato. Es ésta la época en la que nos reeencontramos con aquellos que casi siempre están ausentes y yo creo que la llamada magia de la Navidad se crea por ello.
Lástima que siempre falta alguien para que todo sea redondo.
Muy bueno.
Un abrazo.
Qué bonito, Esperanza. Cuánta falta nos hacen esas «madres de antes» que nos arropan aunque estemos a kilómetros de distancia.
Un abrazo fuerte y suerte.