Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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EL CANTO DE LA SIRENA

femme

UN PUEBLO DE LA COSTA EN ESTADO DE ALERTA

LAS MUJERES NO VAN A CEDER

 

ENTC. Corresponsal

Hace poco, desde nuestra redacción, en el apartado de ENoTiCias, se dio a conocer el artículo Duelo a muerte, firmado por Nicolás Jarque. La singularidad del mismo me hizo querer comprobar por mí mismo la historia que con tanta elocuencia contaba. Y me personé en el lugar de los hechos, provisto de unos tapones de cera para los oídos, por lo que pudiera suceder.

Duelo a muerte

Lo primero que me llamó la atención fue lo bien ajustado que estaba el título de la crónica, cómo conseguía imprimir ya desde el inicio la fuerza de aquello que nos relataba. Esas dos palabras, «duelo» y «muerte» estaban muy bien escogidas por lo que implicaba a los lectores: la promesa de una lucha en la que alguien va a morir. Cumplía una de la máximas aprendidas en la Escuela de Periodismo. Era escueto, pero significativo. Por sí solo servía para generar tensión y crear una expectativa que predisponía a la lectura, a introducirse de lleno en la crónica para satisfacer la curiosidad despertada.

Sin tregua

Al indagar en el suceso, caí en la cuenta de la brillante solución elegida para comenzar, y su relación con el resto de la crónica, como si fuera algo que no le venía impuesto. No se mencionaba un hecho puntual, sino que se refería a una acción prolongada en el tiempo. Al hablar del «hoy» y del «ayer» ya se intuye que la acción tiene un pasado y un presente, pero con el añadido significativo del «no dar tregua» se nos insinúa además la continuidad del conflicto. Así, sin necesidad de elaborar una introducción demasiado rebuscada.

Violencia desatada

El pueblo que me recibió estaba tal cual lo había descrito en su crónica. La violencia desatada por el duelo que se libraba me volvió a sacudir con toda su intensidad. La fuerza de sus imágenes lo impregnaba todo, y con el mismo carácter desmesurado que tan bien me supo transmitir: el mar estaba encorajinado, con olas gigantes que habían hecho desaparecer a los barcos pesqueros, el viento huracanado se cebaba en las casas del pueblo… hasta los perros seguían ladrando enloquecidos.

«No vamos a ceder»

Fue entonces cuando yo también descubrí el origen del conflicto de un solo vistazo. Allí, seguidos, uno detrás de otro estaban los protagonistas de la historia: ella, con su canto seductor; las mujeres, quienes narraban el desafío y que se atrevían a retarla; y, en segundo plano, sus maridos. Conseguí acercarme a una de estas mujeres para que me diera su versión de los hechos. «¿Pero no lo ha visto usted? La culpa es de esa…» Se calló al darse cuenta de que la estaba grabando, aunque luego prosiguió, «¿hace falta que se lo explique? Pero si a ustedes, los periodistas, les gusta más sugerir que mostrar, insinuar que decir. No tiene más que fijarse en su voz dulce, su canto seductor, el poder terrible que ha demostrado al conseguir enfurecer al mar… ¿y nuestros hombres amarrados, no lo explica eso todo?». No tuve más remedio que darle la razón; esa imagen tan reveladora acabó por darme las claves del suceso. «Y no vamos a ceder», dijo convencida para terminar, mientras el resto de mujeres asentía.

El coraje de las mujeres

Me agradó especialmente cómo se retrataban la mujeres, cómo sentí la emoción que ellas mismas me transmitían con muy pocas palabras colocadas en el lugar adecuado, ese ánimo decaído que tenían al escuchar las súplicas de sus hombres, el cariño que les demostraban, y su coraje para castigar a la culpable, el terrible castigo que la imponían, sin que les importase las consecuencias. Me pareció que esta inclusión de las mujeres le daba así otra dimensión a una historia clásica. Y como muchas veces sucede, me gusta que cuando leo un relato, se puedan evocar otros sucesos o recuerdos. A mí me hizo pensar no solo en ese mito tan bien conocido. Me sirvió para imaginarme las historias de venganza que algunas mujeres protagonizan contra una rival inalcanzable, una mujer tan atractiva y seductora que ante sus «en-cantos» los hombres son incapaces de resistirse, a pesar de que pueda arruinarles la vida.

Alternativa pactada

No quise irme de allí sin hablar con la otra parte del conflicto. Ella tuvo la amabilidad de interrumpir su canto para atender a mis preguntas. Se la veía muy enfadada con el responsable de que se encontrase ahí, ya que según ella «había tenido mala suerte con la dichosa tradición». Su voz y su figura me habían embelesado antes de que prosiguiese, «porque ya sé que cada cierto tiempo un escritor de microrrelatos se sumerge en el mar para rescatar a una de mis hermanas, pero es que algunas han tenido la suerte de conseguir hasta un novio. ¿Por qué no me ha tocado a mí uno que escribiese como los demás? ¿No podía haber tenido una idea menos original que esta de encerrarme en un pozo seco? Con lo que a mí me gusta el agua». No me dejó hacerle más preguntas. «Podía haber pactado con él otras alternativas, aunque fuesen más comunes. Si yo con un par de piernas me hubiese conformado…», concluyó la entrevista antes de volver con su canto. Le prometí hacer lo posible para ayudarla, me volví a colocar los tapones en los oídos y me fui de allí a toda prisa, que uno no es de piedra.

 

Concurso: Relatos en Cadena – Cadena Ser – Ganador  semana  4  (octubre) de 2014 (VIII edición).

(máximo 100 palabras, sin contar con la frase predeterminada con la que debe empezar – periodicidad semanal)

 

DUELO A MUERTE, de NICOLÁS JARQUE

Hoy parece que ella tiene la voz todavía más dulce que ayer y no da tregua. El viento del sur encorajina al mar y sus olas llegan gigantes a la playa. Los pesqueros más pequeños ya han perdido puerto y deben vagar en medio del océano, mientras, en el pueblo, las casas sufren las embestidas huracanadas, los perros enloquecidos le ladran a su canto seductor y el ánimo se nos desbarajusta con las súplicas de nuestros hombres amarrados. Aun así, resistimos con la confianza de que, recluida en el pozo seco, pronto se callará.

 

Enlace a fuente: Escuela de Escritores. Relatos en Cadena

Enlace a blog del autor: El rincón de Nicolás Jarque

 

12 Responses

  1. Vaya crónica más certera y original que nos presenta hoy nuestro reportero más dicharachero. Rafa, me ha encantado tu análisis del micro de Nicolás. Un micro tempestuoso repleto de imágenes magníficamente elegidas al servicio de la trama.
    Abrazo a los dos.

    1. Rafa Heredero

      Muchas gracias, Nicolás. Fue un placer leer y releer tu relato una y otra vez para poder estar en todos los frentes que se me ocurrían. Seguro que alguno se me escapó.
      Un fuerte abrazo.

  2. Paloma Casado

    Cuando leí por primera vez este micro me cautivaron las imágenes de desorden de la naturaleza, los ladridos de los perros y las mujeres que se unen para enfrentarse a ese peligro que enloquece a sus hombres. Me pareció muy digno del triunfo que consiguió, ese tipo de micros que me gustaría saber escribir. Ahora, con los comentarios del gran Rafa, todavía me gusta más.
    Felicidades a los dos.

    1. Rafa Heredero

      Gracias por el comentario, Paloma. El micro de Nicolás es precioso. Creo que nos cautivó a todos. Es una delicia leerlo.
      Un abrazo.

  3. aurora

    Iba a poner un comentario, pero cualquier cosa que diga no va a hacer justicia ni al comentado ni al comentarista, así que mejor me callo la boca y no digo nada.

    ABRAZOSSSSSS.

    1. Rafa Heredero

      Aurora, tú puedes decir lo que quieras, que siempre dices cosas bonitas. ( Y cuando no tengas que decirlas, también te haré caso.)
      Un abrazo.

  4. Excelente crónica basada en una no menos excelente historia. Cómo envidio a los corresponsales que comprueban en directo las fuentes de las noticias aun a costa de «perderse» ( si se le llegan a caer los tapones de cera!)
    Gracias a Rafa y felicidades a Nicolás!
    Paz

    1. Rafa Heredero

      Bufff, Paz, ni te lo imaginas. Casi casi me dejo perder. Estoy por volver por allí. No te digo más.
      Gracias por tu comentario, Paz. Un abrazo.

  5. aurora

    Rafis, ufff, respiro!!

    He visto que algún blog se jubila y veo con alegría que Gina y tu no os habéis despedido. Bieeeeeeennnnn!!!

    Beso.

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