EL CARTERO SIEMPRE DEBERÍA LLAMAR 2 VECES
Me pilló en casa:
–Un paquete para Ud.
Firmé, lo abrí y allí estaba. No era un simple tarro de mermelada, como aparentaba a primera vista, era La Mermelada. Antes de que el cartero recuperase la calle (dos pisos), ya había hundido la cucharilla (mediana) un mínimo de seis veces en el tarro, buscando su “culo”.
Una línea roja descendente en mi camisa, a la que mi mujer llamó lamparón, me delató cuando ella llegó a casa, cinco minutos después del hecho consumado. Se desató entonces un enfrentamiento en el que mis siete hijos se pusieron de su parte. Entre otras cosas me llamaron egoísta, glotón, insolidario, ansiaviva, y algún otro calificativo más que me niego a transcribir debido a su álgido tono. Cuando sospechaba que estaban a punto de terminarse las palabras y comenzar las acciones beligerantes, llamaron a la puerta. Era el cartero, se había equivocado de Fran (mi vecino de arriba) y explicó que el paquete no era para mí. Demasiado tarde, pensé, y así se lo hice saber.
El juez decretó quince días de arresto domiciliario. Lo llevo bien: leo, escribo, sueño (con mermeladas) y, sobre todo, no dejo de estar pendiente del timbre por si hubiese suerte y el cartero vuelve a equivocarse…
Fran Rubio
About Post Author
Muy simpático!!!
je, je…
Un saludo
Marta T.
Eyyy, un relato muy divertido, con ritmo ágil, muy directo. Bien logrado ese personaje de padre glotón, al más puro estilo Homer Simpson, también se intuye que es un buenazo y que su mujer es la que tiene el mando (como suele pasar jiji), me la imagino como un detective implacable cuando halla la huella del crimen: esa pedazo de mancha en la camisa. Muy bien narrado y (cosa que no es tan frecuente) bien redactado. Esa familia que se pelea por pillar un trozo de dulce, me resulta muyyyyy (valga la redundancia) familiar ;). Un saludo y mucha suerte. Eso sí, las 3 estrellas no logro verlas, pero eso no empaña la calidad del relato, que conste.
Es que este no es de estrellas, aunque queda claro que la estrella es «La Mermelada»
p.d.
1 paquete, 2 pisos, 4 calificativos, 5 minutos, 6 veces,7 hijos, 15 días. Es un relato muy numérico y le damos 3 estrellas 🙂
Ahhh, ya entiendo, gracias a un comentario que han hecho a otro relato sobre mermelada. Así que son cuentos de los ganadores del mes pasado y no concursan. Pues entonces me reafimo en mi opinión ¡Buen relato! y esta vez sin pega ninguna. Es que los nuevos siempre andamos un poco perdidos al principio 😉
Ja ja, el «dulce delito » valió la pena, además de que no fue intencionado.La familia, eso sí, tenía razón.
Relato muy divertido y muy bien narrado.
Abrazo.
Que bueno, estaba tan entusiasmado con la mermelada que se olvidó de las estrellas.
Y quizás se las hizo ver la esposa y no lo quiere contar.
Un abrazo y gracias por la sonrisa.
Aviso a navegantes: Los relatos de mermeladas no llevan número.
Y la mermelada se llama «Tres estrellas» este mes. El próximo se llamará «Como el fuego», pero no creo que lleve guindilla. Ya veremos.
¿A que sí JAMS?
Muy ingenioso, Fran, buena idea. ¿Qué tal la mermelada? Dime dónde tan injustamente te han encerrao y mando ahora mismo tres cajas de sidra, paga JAMS.
La he probado, eh, yo no mando cualquier cosa.
Un abrazo.
Marta T.: Gracias por tu comentario.
Merchi JR: Gracias, gracias, por tus dos comentarios. Me gusta el paralelismo que encuentras entre Homer y mi personaje, yo no lo había visto.
Antonia: Gracias, gracias, gracias. Un placer triplicado verte por aquí.
El Moli: Sí, estaba tan entusiasmado que se olvidó de todo. Gracias por pasarte.
Susana: Tomo nota de lo de la sidra, no seré yo quien le haga ascos a tan delicioso líquido. La verdad es que la mermelada se siente un poco sola y creo que tres cajitas de sidra serían buena compañía, sin duda. Ya he hecho sitio en la bodega…