Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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EL DESTINO NO PIDE PERMISO

Todo estalló en la representación anual de Macbeth.

Mi compañero de habitación, que formaba parte del séquito en el acto II, cayó enfermo a última hora y me llamaron para sustituirlo. “¡Solo tienes que hacer bulto!”. Yo esperaba entre bambalinas, mientras transcurría la función con normalidad. Pero cuando pisé el escenario, una de las arañas del techo se desplomó tan certera como estrepitosamente sobre la lustrosa calva del viejo Jenkins, el director, que rompió a soltar jeremiadas. Ahí expiró Shakespeare.

En medio del tumulto, el listillo que hacía de Macduff ―“atando cabos”, gritaba señalándome― me inculpó en público e inauguró oficialmente mi fama de cenizo. El muy imbécil mencionó también la final de la School Football Cup, cuando, tras ir ganando 5-1, el entrenador me ordenó saltar al campo a falta de diez minutos y acabamos perdiendo 5-6. Y después alguien recordó el incendio del laboratorio. Y lo de la piragua. Y más cosas.

Desde entonces, me rehúyen hasta los gatos. Así que he decidido soltar amarras y cambiar de aires. Y heme aquí, en Southampton, a bordo del transatlántico más seguro del mundo, en busca de una mejor vida en Norteamérica. Eso sí, como siempre, hecho un titán.

12 Responses

  1. Gloria Arcos Lado

    Así que todo el mundo culpando al iceberg y el culpable era ese cenizo. Cómo puede cambiar la historia. Buen relato.Gloria

  2. María José Escudero

    Nocreo que sea un pobre cenizo. Lo que pasa es que es muy cómodo tener a alguien a quien echar la culpa de todo. Suerte….Pero, qué pasa…se me ha borrado todo?.Oh nooooo!!!

    1. Alfonso González Cachinero

      Qué mala suerte has tenido, jajaja..! Bueno, un poco cenizo sí que era, aunque lo que dices también es cierto. Gracias y saludos.

    1. Alfonso González Cachinero

      Pues sí, tal como están las cosas, meterlo ahí nos vendría estupéndamente, jajaja! Lo solucionaba rápido!! Saludos.

  3. Isabel

    Muy divertida la vida y desdichas del joven titán. No sé si sería gafe, pero tantas casualidades rechinan un poco. Eso sí, él totalmente ajeno a ellas y a su posible implicación. Así mejor.

  4. Alfonso González Cachinero

    Es que, por definición, un gafe es inmune a la desgracia. Seguro que este sobrevivió al hundimiento del Titanic y llegó a EE.UU.!! Pero eso es otra historia. Gracias.

  5. Calamanda Nevado

    Alfonso, como tu dices es un gafe, y seguro que superviviente. Gracioso y bien contado este periplo tan inusual. suerte y saludos

    1. Alfonso González Cachinero

      Sobrevivió, claro está. Y de sus andanzas posteriores en USA ya hablaremos en otro microrrelato. Muchas gracias y saludos.

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