Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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32. MICÓLOGO ENCANTADO

INFORME URGENCIAS

 

El paciente presenta síntomas de hipotermia, ansiedad y agotamiento. Durante la exploración explica lo siguiente:

«Buscando setas, me interné demasiado en el bosque, mi GPS falló y quedé sin cobertura. Deambulaba perdido cuando tropecé con un magnífico ejemplar de Amanita muscaria del que salió un malhumorado enano que, agitando un gorro rojo, despotricó: «Ten cuidado donde pisas». Asustado, salí corriendo. Lejos, paré para recobrar el aliento, sin darme cuenta de que lo hacía dentro de un círculo de Marasmius oreades. La afición venció a las circunstancias y decidí cortar algunas. Entonces, de la nada, apareció una bruja que intentó matarme a escobazos. Escapé de milagro. Cayó la noche, rendido a mi suerte, cansado y hambriento, encendí una hoguera para guarecerme, saqué de mi cesta unos Lactarius que había podido conseguir y los asé. El olor atrajo a un pacífico ser luminoso que me pidió compartir mi cena. A cambio, con su varita, trazó un haz de luz que me condujo hasta la carretera.»

Se realizan análisis de alcohol y estupefacientes, se añade prueba para Psilocibina, por posible ingestión de hongos alucinógenos. Todas las pruebas resultan negativas.

El paciente es derivado a consulta de Salud Mental.

Dr. Iker Isetta

27 Responses

  1. Martín Zurita

    Hola, Ángel (Barceló), amigo.
    Me gusta mucho tu texto, que discurre, a mi entender, entre tintes humorísticos, mágicos y cartesianos, con el aporte adicional de esos términos en clave científica de los diversos setas y hongos, que a mi hijo le han encantado, en tanto palabras tan bien sonantes que desconocía.
    Hay que ver lo que puede llegar a sucederle a quien busca setas y, en su afán, se interna y se interna en el bosque. El personaje no se arredra ante los sucesos nefandos que se le vienen encima: puede más su afición. El personaje quiere algo y lucha por conseguirlo, pese a que otros se le oponen. Y donde da la vuelta el aire, que diría don Gonzalo Torente Ballester, al amor del fuego, el mal fario se trueca por un ser luminoso (esa inconcreción me alboroza), con el que comparte cena, y le facilita alcanzar la carretera. Pero no acaba ahí la cosa. Los médicos, tan racionalistas, tan cartesianos, ponen en duda la salud de su mente ante lo que les relata durante la exploración. Y habida cuenta de que el resultado de la misma deviene negativo. El nombre del doctor firmante es para partirse de risa.
    Me gusta el texto en su concepción, el relato en primera persona y el intercalado médico. Ese trueque, conforme se desenvuelve la trama, del bien en mal, del mal en bien y este en mal definitivamente. Qué poquito cree en la magia la ciencia, o cuando menos, la medicina. La tensión dramática (o intriga narrativa) se sostiene perfectamente hasta el final sorprendente. Para mí los locos son ellos, encabezados por ese Iker Isetta, dudando con ese apellido. Moraleja, aunque tú no la explicites: cuidadín con las aficiones y su puesta en práctica. Cuidadín con la medicina. Un gran relato (no sé, muchas veces dudo, si estamos aquí para hacer relatos cortos, como se dice en el encabezamiento —certamen de relato corto— o microrrelatos, porque no son lo mismo, de ahí que, personalmente, me guste hablar de textos. Y el tuyo, repito, me ha encantado. Ya Edu. Mi más muchísima enhorabuena. Y un abrazo inmenso.

    1. Barceló Martínez

      Apreciado Eduardo.
      Estoy convencido que Edu y tú sois dos seres verdaderamente mágicos. Si os ha gustado mi relato, soy dichoso y, dada tan fantástica recompensa, considero más que bien empleado el tiempo invertido en escribirlo. En cuanto a tus valoraciones, decir que son muy acertadas, pues una de mis pretensiones era, como bien apuntas, remarcar el recelo del mundo científico hacia lo que no es capaz de explicar razonablemente. Por otro lado, quería que me quedara algo divertido y simpático. En lo relativo a la firma del parte médico, es cierto que el nombre del Doctor tiene doble lectura, aunque, no sé si será la tú crees haber encontrado. En eso, si me lo permites, prefiero, ya que se ha creado cierto halo de misterio, mantener en el enigma.
      Un abrazo lleno de mágica energía para tí y para Edu.

  2. J. Ignacio

    De pequeño iba a buscar setas con mi padre, pero sólo cogíamos las de chopo, las que conocíamos. Tengo muchas anécdotas de aquel tiempo, aunque ahora no me atrevería a buscarlas. En todo caso sí que me muevo bastante por el bosque y me imagino todo lo que dices como si hubiera estado allí con tu persojane, te lo aseguro.

    Sobre el doctor Pildorín ese (o como se llame), prefiero no pronunciarme… uff…

    Gracias por hacerme reir, en un ambiente que conozco bien y disfruto mucho. El de los bosques, me refiero… 😉 😉 😉

    😉

    1. Barceló Martínez

      Hola J.Ignacio. Agradezco mucho que te hayas pasado a comentar mi relato. Yo no soy ningún entendido en setas, pero creo que no deberías dejar de recogerlas, siempre puedes acercarte a alguna asociación de Micología para que te asesoren. En mi ciudad hay una muy buena y te atienden encantados cuando les llevas setas para identificar, quizás tú tengas cerca una y no lo sepas.
      Los bosques son lugares mágicos, a mí también me fascinan, lástima que cada vez estén más y más amenazados. No quiero ni pensar qué será de nosotros si un día desaparecen por completo, y estamos haciendo méritos para ello.
      Un abrazo.

  3. Jesús Garabato Rodríguez

    Pues a mi el Iker ese me suena a un trasunto fonético del Miquel Iceta. Y, qué le quieres, eso del enano gruñón con el tocado rojo y el círculo ese de las marasmius, cual sardana grupal, me trae a la cabeza el ámbito catalán. Llámame alucinado. Encima me entero, a mis años, de que el Isetta fue un coche bastante popular. Y qué decir del catálogo micólogico, cuando solo reconozco sin dificultad los champiñones embolsados del super. Simpático si que te ha quedado, aun sin saber si hay algún significado oculto soterrado bajo lo que nos cuentas. Sin bromas, me ha gustado. Saludos y suerte, Ángel.

    1. Barceló Martínez

      Hola Jesús. Es cierto que parece que, como apunta Juan Pérez, he montado un logogrifo, aunque te soy sincero, desconocía el significado de esa palabra hasta que lo he buscado en la RAE y no era mi intención inventar tal argucia. En cuanto al círculo de Marasmius oreades tiene un significado más adecuado al tema de la convocatoria, pues es conocido como «círculo de brujas» y tiene su simbología mágica. Yo tampoco soy ningún experto en setas, pero es un mundo muy curioso en el que merece la pena indagar un poco.
      Yo tampoco bromeo cuando digo que valoro mucho tus comentarios y que te estoy muy agradecido porque siempre pasas por mi rincón para dejar en él tu mágica esencia. Un sincero abrazo.

  4. Ángel Saiz Mora

    El ser humano tiene varias capacidades fascinantes. Una es la científica, que solo entiende de hechos probados para tratar de comprender la realidad. Otra no menos admirable es la posibilidad de fabular, la fabricación de historias imaginativas. Ambas quedan bien contrastadas y mejor contrapuestas en este relato ya desde el título, cuya primera palabra implica ciencia, y la segunda pura fantasía. Los bosques han sido para los hombres un escenario propicio para los seres misteriosos, tú has dejado buena muestra de ello, con un duende, una bruja y un hada. El final queda abierto, pues descartados los efectos alucinógenos de las setas, solo quedaría dudar de la salud mental del protagonista, admirar su ingenio creativo o creer en hechos paranormales. De lo que voy a decir ahora no estoy seguro, pero podría ser que el misterioso doctor fuese una mezcla de Iker Jiménez y experto en setas.
    Un relato divertido, trabajado y original, tocayo.
    Un abrazo y suerte

  5. Barceló Martínez

    Don Juan Pérez. Lo primero es lo primero, enhorabuena por tu magnífica ilustración. No me sorprende en absoluto que dibujes tan bien, ya que solo con leer tus relatos se reconoce un talento, una inteligencia y una imaginación que no se puede aguantar.
    Todavía perdura el rubor en mis mejillas por semejante burrada (la de varita con b), solo puedo decir: lo siento mucho, me he equivocado y, mucho me temo que volverá a suceder, porque soy un burro con «B» mayúscula.
    En cuanto al relato, decirte que cuando escribo, a veces, me sale una vena un poco traviesa y pícara que no se corresponde mucho con mi carácter y mi personalidad natural. Creo que esa es una de las razones por las que me gusta tanto escribir, sin embargo, he de reconocer que, en esta ocasión, no buscaba tanto la doble intención, sino más bien que el relato tuviera un cierto toque cómico.
    Juan, gracias por tus comentarios, tu oportuna y necesaria corrección y, sobre todo, por tu talento. Me tienes ganado el corazón.
    Dicen que los abrazos tienen un poder mágico, así que aquí te mando un abrazo lleno de magia.

  6. Barceló Martínez

    Ángel, tú siempre sabes mirar en el fondo de las cosas. Ni confirmo, ni desmiento tu interpretación de la críptica firma de este parte médico. Sí me gustaría añadir a tu acertado análisis que he pretendido una relación lógica entre cada seta y su correspondiente ser mágico, aunque el gusto de las hadas por el Lactarius (Guíscano, mizclo, níscalo, rebollón, esclatasang, seta de pino, almizcle, pinaltel, royo, hongo, fongo royo, pebrás, esnegorria, fongo dos pineiros o lleiteiro) es una licencia que me he permitido.
    Un abrazo querido tocayo.
    Nota: No soy ningún experto en setas, pero poseo unos cuadernillos de la Sociedad Micológica de Albacete que son una joya. Por cierto, este año han publicado uno con relatos micológicos escritos por miembros del Club de Escritura La Biblioteca que es una gozada.

  7. Blanca Oteiza

    Tu relato Ángel nos muestra, entre tintes cómicos, científicos y mágicos cómo una pasión puede llegar a ser peligrosa si se lleva hasta extremos.
    Qué decir de la medicina, que cuando no encuentra explicación la respuesta es la derivación a salud mental.
    Muy bueno.
    Un abrazo

  8. Barceló Martínez

    Hola Blanca, muchas gracias por tu comentario. La Ciencia debería estar abierta a todas la hipótesis, pero los encargados de practicar la Ciencia son personas y cada persona tiene su propia interpretación, sus creencias, sus juicios y prejuicios. Un abrazo.

  9. Ja ja ja. Si me dices que no has estado más de una vez con cesto y navaja en el monte, no te creo. Y sí me creo perfectamente lo que le ha pasado a tu personaje: todos los que andamos a la cosa micológica, tenemos un puntito de locura incomprendida. ¡Lástima de esas senderuelas y esos níscalos! 🙂 Me encanta.

  10. Barceló Martínez

    Hola Edita, es cierto que alguna vez he salido a la sierra a por guíscanos, pero no soy un asiduo, aunque debería, porque es un actividad más que saludable y muy bonita. Se nota que tú sí eres una especialista, no todo el mundo controla que eso que suena tan técnico «Marasmius oreades», en realidad, es vulgarmente conocido como «senderuela». No repito el glosario de nombres que reciben los «Lactarius», pues ya lo recité en mi respuesta al comentario de mi apreciado Ángel Sáiz. A mí los níscalos me gustan sobre todo a la plancha y simplemente aderezados con un poquito de limón, una delicia si acompañas el suculento aperitivo de un buen vinito. Lástima que este año la pertinaz sequía que padecemos no nos permita llenar el cesto.
    Muchas gracias por tu amable comentario.
    Las personas, al igual que las setas, pueden ser catalogadas, yo te incluyo dentro del grupo «Homo magnus». Un fuerte abrazo.

  11. Una combinación de bosque y setas puede ser altamente peligrosa, y ese doctor que no cree en los duendes, a saber qué guarda en su laboratorio… jaja.

    Me han gustado sobre todo los seres mágicos. Siempre están ahí, aunque sea dentro de nosotros; y también el del haz de luz que le permite volver a la carretera como una especie de conciencia o guardián.

    Buen texto, Barceló.

  12. Barceló Martínez

    Hola Manoli. Llevas razón que ahí hay una combinación potente: bosque, setas, seres mágicos, médicos incrédulos y salud mental. Muchos ingredientes buenos, no podía salir mal caldo, aunque siempre hay quien cocina mucho mejor. Si te ha gustado estoy satisfecho y agradecido. Es un placer que te reconozcan el esfuerzo.
    Abrazos mágicos.

  13. Salvador Esteve

    La química y los alucinógenos, ciertamente, te pueden llevar a un estado de ensoñación, pero lo que el Dr. Isetta no sabe es que hay una droga mucho más potente, la imaginación y la fantasía; el raciocinio y el pragmatismo contra la mirada de la magia. En cuanto al nombre del doctor me apunto a la interpretación del amigo Ángel, un nombre con tinte sobrenatural aderezado con un apellido micótico.
    Muy interesante y original relato, Barceló. Abrazos y suerte.

  14. Barceló Martínez

    Salvador, muchas gracias por pasar a comentar este relato. Quizá la forma de plantearlo, como un informe médico, no sea muy ortodoxa, pero me gusta experimentar. Si, tal como me dices, he conseguido que resulte original, me siento muy satisfecho. En cuanto al nombre del Doctor, lo que en un principio era una fruslería, se ha convertido en algo que me está resultando muy divertido. Es verdad que no elegí el nombre al azar, pero no buscaba que se convirtiera en un enigma. Ha sido una sorpresa, que por cosas del azar, le ha añadido algo de valor a la composición. Si me lo permites, dejaré que seáis quienes leéis los que otorguéis al personaje la identidad que queráis.
    Agradezco tus buenos deseos y te devuelvo el abrazo que me envías.

  15. Calamanda

    Ángel, la fantasía en ese claro del bosque es muy potente y da pabulo a al imaginacion y a la posibilidad de cualquier cosa, como lo ocurrido a tu prota. Bien contado. Suerte y saludos

  16. Barceló Martínez

    Hola Calamanda, muchas gracias por comentar. Los bosques son un sitio ideal para dejar a la imaginación campar a sus anchas. Un fantástico y cariñoso abrazo.

  17. Isabel

    Probado que el paciente -al igual que el fabulador- conoce las setas, no sólo escribe sus nombres en latín sino que lo hace tan correctamente que hasta los escribe en cursiva.
    Yo desde luego no creo que necesite ningún control de su salud mental.
    😉

    ¡FELIZ NAVIDAD Y FELIZ 2018!

  18. Sabroso relato el tuyo, Ángel, micológico, mitológico, fantástico en suma. Las setas, conductoras del relato, logran crear un aparte de fantasía al margen de la realidad puñetera con sus correctos análisis pretendiendo siempre lo peor: destruir el mundo invisible de la imaginación. Sin embargo, cuentos como el tuyo dan pie a seguir soñando.
    Gracias por pasarte por mi relato. Un abrazo y Feliz 2018.

  19. Barceló Martínez

    Hola Manuel. Me ha gustado tu apreciación: micológico y mitológico. Una sola consonante que cambia totalmente el significado de dos palabras y que utilizas, tan bien, para definir el tema de mi relato.
    No se merecen las gracias por comentarte, ha sido un placer, tanto como recibir tus amables palabras. Un abrazo.

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