Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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34. EL PESADIELLU (Jesús Alfonso Redondo Lavín)

Estuve en la casa, en San Martín de Vallés, una aldea colgada en la cornisa de la costa asturiana sobre el río Pivierda que unido al Libardón forma en su estuario la playa de Lastres. Es la tierra de  mi apellido “Fresno”, desterrado a los últimos lugares por las leyes patriarcales.

Aquella noche, ya en mi lecho, sacudieron mi conciencia el techo desvencijado; las vigas desmoronadas; las raíces de sabucos rasgando los suelos; los muros  laterales saqueados, apenas sostenidos por las lapas de una hiedra seca y centenaria que los enfundaba; la última sombra del ocaso del tejo milenario sobre los goznes, únicas reliquias de la puerta de la casa. Y aquel chivo de pelo negro acharolado, rígido sobre sus patas bajo el tejo, que giraba el cuello para no apartar su mirada de la mía mientras yo huía electrizado de aquel lugar.

En el sopor del sueño noté algo así como una mano enorme y peluda haciendo tal presión sobre mi pecho que me impedía respirar. Sin duda aquel chivo “pasome” el “pesadiellu”. La abuela me dijo, que su abuela le dijo, que cuando se sintiese ese demonio una oración a la Santina sería suficiente para librarse del mal.

13 Responses

  1. J. Ignacio

    Muy buenas!!! Aparte la historia, que es interesante en sí misma, me gustan mucho las descripciones, qué te voy a contar yo que soy barojiano hasta la médula!!!

    El libro que dice Juan está dividido en tres partes (gnomos, duendes y hadas) que se publicaron inicialmente por separado, pero ojo porque me da la sensación de que no es una compilación sino un resumen. No está descatalogado ni mucho menos, así que debería ser fácil conseguirlo. Ninguno de los cuatro pasa de 7 euros.

    Y ahora si no os importa, me voy a rezar una Santina de esas… que más vale prevenir… por lo que pueda pasar… 😉

    1. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      Pues muchas gracias por leer y comentar. He leído que el Pesadiellu da noticias de su aparición en un artículo periodístico de Sánchez Martino en 1976 por un testimonio recogido en San Martín de Vallés.

  2. Blanca Oteiza

    Relato que nos sumerge a las leyendas y subconsciente que se mezcla con el sueño y la realidad. Cómo bien dices, rezando a la Santina nos sentimos protegidos por si acaso. Buena propuesta.
    Un abrazo

  3. Ángel Saiz Mora

    Las pesadillas, hijas de nuestro subconsciente, intentan transmitirnos algo, un peligro, una amenaza. Hemos de aprender a vivir con todo tipo de miedos, tratando de que no nos paralicen. Las recetas de las sabias abuelas siempre son un bálsamo a tener en cuenta.
    Tu relato, además de un homenaje a un lugar concreto, al que, con tus letras, pones en primera línea, está lleno de contenido bellamente dibujado. Las ruinas de esa casa pueden simbolizar un tiempo que ha pasado y que quieres rescatar. El tejo, muy asociado a Asturias, es un árbol misterioso y lleno de leyendas, que da mucho juego.
    Una vez más ejerces de cronista de lugares, tiempos y tradiciones que merecen conservarse.
    Un abrazo y suerte, Jesús

  4. Jesús Alfonso Redondo Lavín

    Conocía la leyenda y además cuando indagué sobre ella y vi que el pueblo de mis ancestros los Fresno, San Martín del Vallés, era protagonista cronificado de algún episodio de la «Manona», usando el derecho de usucapión me lo apropié. Gracias por tu entusiasta comentario. Saludos.

  5. Jesús Alfonso Redondo Lavín

    Y ¿por qué se fueron de allí? y no volvieron. Probáblemente aquella tierra ya no daba más de sí.
    Gracias por leerlo y comentarlo.

  6. Calamanda

    Jesús, cuántas viejas casas, como esta, esconden historias, leyendas y misterios de sus moradores; por qué no ponerles voz y forma. Bien contado, y cargado de bellas y acertadas descripciones. Suerte y saludos

    1. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      Gracias Cala. Nuestros pueblos están llenos de casas viejas y muchos campos «se van a monte». ¿Qué hacer para parar esto?
      Felices navidades y salud para 2018.

  7. Isabel

    ¡Qué pena esas casas que abandonan los apellidos! y ocupa la flora.
    Pues al pesadiellu ese lo conozco yo, y que yo sepa no tengo sangre asturiana. Investigaré.
    ¡FELIZ AÑO 2018!