Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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109. El polizón

La tempestad había sido de esas que los viejos marineros gustan de contar a media voz y con ojos espantados en las tabernas del puerto. Como resultado, el navío había quedado destrozado y con los mástiles apuntando hacia el fondo. Su viejo casco aún mojado relucía bajo los primeros rayos del sol rodeado de toda suerte de enseres y muchos de los cuerpos sin vida de la tripulación. No había tierra a la vista ni nadie que hubiese podido divisarla. El único superviviente permanecía en la bodega aturdido, y diríase que marinado y casi ahogado en su propio vómito y excrementos, después de dos semanas de travesía y de que el barril donde se escondía diese mil vueltas. Una vez quietas las aguas había retirado el tapón de cera de la tapa, para renovar el aire, y enseguida lo había devuelto a su sitio. De ser descubierto, la mejor suerte que podía esperarle era la de ser alimento de tiburones, previo paseo por el tablón, y no estaba dispuesto a correr ese riesgo. Afortunadamente lo peor ya había pasado, se decía. El temporal había sido terrible y había retrasado el viaje, pero según sus cálculos pronto arribarían a destino.

22 Responses

  1. Ton

    Hola Enrique.
    Único superviviente, ese polizón, que lo será por poco tiempo, en una nave a merced del océano. Angustioso y muy bien narrado. Enhorabuena y suerte,
    Ton.

    1. Enrique

      Has hecho una perfecta síntesis de la historia con muy pocas palabras. Muchas gracias por tan buena lectura y por tu opinión.
      Saludos, Ton.

  2. Pablo Núñez

    Con un exquisito lenguaje, una forma de narrar que ya es marca de la casa, cuentas una originalísima historia de un superviviente que permanece escondido sin saber que su suerte está echada y que ya no hará falta que lo tiren por la borda para perecer. No le has dejado ni el asidero de una tierra firme y cercana así que me temo que su futuro está dando sus últimas bocanadas.
    Enhorabuena por tan buenas letras.
    Un abrazo.
    Pablo.

    1. Enrique

      Pues sí, Pablo, la cosa está bastante complicada para ese pobre polizón. Me gusta mucho el modo en que has planteado su situación, y no menos tus palabras siempre elogiosas hacia lo que escribo.
      Muchas gracias por todo, amigo.
      Un abrazo.

  3. Ángel Saiz Mora

    Si no me equivoco, entre el centenar largo de relatos marineros que ya acumula este bimestre, eres el único que ha tenido la idea de introducir un polizón como personaje, lo cual ya dice algo acerca de tu originalidad y visión. Alguien a quien nadie ha invitado y que, lejos de irle mal en su arriesgada empresa, es capaz de sobrevivir en solitario a la debacle de un temporal. Quizá por esa condición oculta y al margen ha sido respetado por el mar, pues según se deja entrever al final, incluso en condiciones penosas podría llegar a su destino. Por lo demás, firmo lo que dice Pablo, en cuanto a «exquisito lenguaje y forma de narrar», no por habitual menos meritoria.
    Un abrazo fuerte y suerte, Enrique

    1. Enrique

      Más que originalidad creo que deberíamos llamarlo casualidad, pues tenía la idea en la cabeza desde el principio pero la falta de tiempo me ha impedido plasmarla antes. Y sí, las circunstancias de este viaje paralelo que ha realizado el polizón le han salvado la vida, aunque solo de momento. Espero que la suerte le siga acompañando.
      Muchas gracias por todo, Ángel.
      Un abrazo.

  4. María Jesús Briones

    Me has hecho pasar la angustia de tu polizón, escondido en el barril y naufragando.También me has hecho creer en la esperanza de su salvación.
    Enhorabuena por haberlo conseguido, Enrique.

    1. Enrique

      Muchas gracias, María Jesús. Me alegra ese optimismo o esa esperanza que sientes sobre la situación del personaje. Sinceramente al escribirlo no quise mostrar tanta, pero ahora me doy cuenta que todavía puede haber un giro afortunado.
      Que bueno, por cierto, tu 50 de junio. Hace poco lo revisité porque tenía la impresión de no haberlo entendido bien y es cierto; tiene mucha más profundidad de la que aprecié en la primera lectura. Enorme relato.
      Un abrazo.

  5. ¡Qué gran historia, Enrique! si me ha encandilado la facilidad, claridad y habilidad con que nos la cuentas, el guión me ha parecido extraordinario; una gozada tanto en forma como en contenido.
    Es un relato repleto de perlas, pero destacaría la ingenuidad de la ignorancia en medio del más desolador caos, la complicidad que estableces con el lector acerca de la suerte que el propio protagonista ignora y el contraste entre su optimismo y la aflicción que nos haces sentir por él.
    Gracias por esta maravilla.
    Suerte y un abrazo.

  6. Enrique

    Muchas gracias, Ana. Espero que lleves razón y se salve, aunque es cierto que no lo tiene nada fácil, sobre todo por ese dato que apuntas y que es el desconocimiento de sus circunstancias reales.
    Un abrazo.

  7. Enrique

    Muchas gracias por todo, Antonio. Más que grande, esta historia yo la veo mínima, aunque me gusta mucho que lo digas, así como esa apreciación que haces de la complicidad con el lector. La idea principal era plasmar la desorientación que produce el tener como única referencia la fuerza gravedad, algo posiblemente aplicable, siendo generosos, a nuestra percepción del cosmos en relación a si lo «pintamos» boca arriba, boca abajo o de lado.
    Un abrazo.

  8. Enrique

    Muchas gracias a ti por tus palabras, Belén. Que me digas esas cosas precisamente tú… Veo que acabas de publicar el tuyo. Me paso a leerlo ahora mismo con mucho gusto.
    Un abrazo.

  9. Esa necesidad de esconderse hasta llegar a tierra firme hace que el polizón no sufra ni se angustie (de momento) por la muerte que le espera. Hasta que se le acaben las provisiones que guarda en el barril no tendrá que enfrentarse a la dura realidad que encontrará en la superficie.
    Ambientado en un barco pirata (por eso del tablón y los tiburones), también podría ser contemporáneo y tratarse de un refugiado…
    Buena historia.
    Un beso.

    1. Enrique

      Por supuesto que esa situación de aventura o desventura en soledad podría ser vivida en otros muchos contextos. Me gusta mucho tu generosa lectura, M. Carme. Muchas gracias por todo.
      Un abrazo.

  10. Salvador Esteve

    El polizón ha salvado momentáneamente la vida pero su situación es terrible, el tiempo le obligará a salir en busca de su destino; aunque eso ya es otra historia. Un relato que hace navegar nuestra imaginación. Muy bueno, Enrique. Abrazos.

  11. Enrique

    En efecto, Salvador. Ahí he dejado la historia; la cosa pinta mal desde luego, pero quién sabe. En las series antiguas de TV en momentos como este solía venir un fundido negro de varios segundos que servía para pausar la acción y acentuar el suspense. Aquí igual ese fundido en definitivo.
    Gracias por todo.
    Un abrazo.

  12. A punto de terminar el mes, me encuentro con este fabuloso micro, con un final sorpresivo, duro y triste, con una excelente historia que encierra, y que ha conseguido sacarme una lagrimita, un alma a la deriva… Tenía que ser tuyo, Enrique.
    Gracias por el homenaje a esos polizontes que, por diferentes razones, nunca llegan.
    Un abrazo.

      1. Enrique

        Jajaja, qué bueno, Rosy. Yo ni me había dado cuenta.
        Lo de ir de polizón a costa de la vida debe de ser una experiencia terrible, sobre todo cuando te acompañan los tuyos. Mi intención no era tan profunda ni tan comprometida, pero me alegra esa nueva dimensión que cobra con tus palabras.
        Muchas gracias por todo. Qué generosa eres.
        Esta vez casi no llego a publicar por falta de tiempo. Te busco.
        Un abrazo y un beso.

  13. Hola, Enrique.
    Me encanta cómo escribes. Nunca he estado cerca de una tempestad, soy de tierra adentro, pero es delicioso imaginar y ver lo que cuentas como esos «mástiles apuntando al fondo».
    Yo apuesto por tu polizón, da igual que no se vea tierra. Cosas más difíciles se han visto, así que ánimo que hay corrientes que -bien seguro- lo acercarán a algún puerto o a tierra firme.
    Felicidades y un gran abrazobeso.

  14. Enrique

    Muchas gracias por todo, Towanda, y también de parte de mi polizón por tu buena fe en su suerte.
    Yo tampoco soy lo que se dice de mar adentro (nunca he montado en barco si exceptuamos los del tiovivo), pero es verdad que resulta delicioso imaginar estas cosas aunque solo sea para poder escribirlas. Ya ves que hace nada estabamos viajando por el espacio infinito sin que nos lo impidieran trabas técnicas ni motivos de trabajo.
    Nos leemos. Otro gran abrazobeso para ti.

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