Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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67. En el circo de la vida, perdemos la mirada (Yashira)

Comencé en esta profesión pensando que haría felices a los niños, pero la mayoría se asustan.

Los padres me contratan, y al llegar a la fiesta, he de explicar a los más pequeños que no deben llorar, que vengo a hacerles reír. Claro, ellos saben, te miran a los ojos y saben que tú no eres lo que aparentas. Por eso, cuando salgo del trabajo procuro rodearme de adultos, así puedo pasar desapercibido.

– Ah, que mi indumentaria te hacía pensar otra cosa ¿verdad? – Pues no, así vestido nadie se fija en mí.

Ya en casa, cuando me desprendo de pinturas, ropas y demás, me muestro. Con los años he aprendido a vivirme, aceptarme y disfrutarme, tal cual.

¿Y tú cuándo te quitas la máscara? ¿O has crecido tanto que ya nunca te miras a los ojos?

15 Responses

  1. Eduardo martín Zurita

    Hola, Maribel.
    La vida es un circo, un gran circo desagradable por lo general. La profesión de payaso es muy dura: fingir alegría cuando de encuentra destrozado por dentro. Y el público infantil seguramente es el más difícil. Aceptarse uno a sí mismo sin temor al qué dirán los demás es el principio, a mi modo de ver, de toda felicidad. Si nos quitamos la máscara todos somos muy parecidos pues los principios básicos que nos rigen son idénticos. Es más, nos da fuerzas para el trato con los otros. Porque en ocasiones es así: precisamos estar fuertes. tu protagonista logra esa fuerza interior y se disfruta. La pregunta de cierre que hace el payaso al niño es antológica. En fin, que me ha gustado mucho tu texto. Enhorabuena.
    Feliz todo para ti siempre y un beso.

    1. Gracias Eduardo, me alegra que te guste.
      Mi protagonista toma conciencia, quizás gracias a su profesión, de su máscara, aprende a reconocerse sin ella, pero lo cierto es que los demás no somos conscientes de que llevamos la máscara puesta. Salimos a la calle y nos la colocamos de manera inconsciente, al final nos mimetizamos con ella.

      Un abrazo sin máscaras.

  2. Maribel, los niños ven más más allá, ¿verdad? La máscara es una plaga hoy en día, pero el espejo nos dice más, mucho más cuando nos miramos a los ojos, nos guste o no.
    Muy buen relato. Suerte.
    Besicos muchos.

    1. Gracias Nani.
      Sí, los niños tienen esa capacidad de ver lo que los adultos ya no ven, por obvio. Dentro de nosotros también habita un niño, lo importante es dar con él y dejarlo volver a ver.

      Besos.

    1. Cierto Calamanda, es una implicación directa, el protagonista se dirige directamente al lector y le pide que también se quite la máscara, esa que todos llevamos pero que ya ni reconocemos. Me alegra que lo hayas visto tan claro.

      Muchas gracias por leer y comentar. Saludos.

    1. Sí, Edita, casi que todo lo demás ya está recogido ahí, pero bueno, explicar un poco también es necesario, ja ja, espero haya quedado al menos un poquito clara la idea que pretendía.

      Gracias y saludos.

  3. Ángel Saiz Mora

    De forma continua hemos de adoptar papeles impuestos por las circunstancias. Como seres sociales que somos nos amoldamos a distintos escenarios para tratar de integrarnos; al hacerlo perdemos parte de nuestra verdadera esencia, algo que sí conservan los niños, ellos aún no se han contaminado por el mundo, por eso son la mejor gente que hay: sinceros, entusiastas, auténticos. Son ellos los que nos enseñan y no al revés, como de forma altiva y errónea creemos. Tu protagonista solo se libera al quitarse la máscara. pero son muy ciertas las preguntas del final de tu relato: algunos han olvidado hacerlo, no recuerdan que una vez fueron sabios, fueron niños.
    Una lúcida mirada sobre el mundo de los adultos, ese tan serio en el que nos obligan a manejarnos.
    Saludos, Maribel, o Yashira, lo que prefieras. Suerte

    1. Hola Ángel, lo de Maribel o Yashira lo dejo a tu elección, porque me identifico con ambos, parece que ya soy dos en uno (tiene su historia, no creas, pero ahora no viene a cuento), ja ja. Y sí, lo que dices es muy cierto, los niños son más auténticos, sinceros, espontáneos, son lo que son, sin máscaras, y si se las ponen, las disfrutan, los adultos en cambio nos hemos convertido en nuestra máscara, hemos perdido la identidad, la esencia. Aprender a recuperarla es todo un reto si queremos ser felices.
      Gracias por tu comentario y saludos.

  4. Jesús Garabato Rodríguez

    Nos dejas unas intelegentes preguntas para hacernos reflexionar, dentro de una historia aparentemente «sencilla» en la forma pero profunda en su fondo. Ojalá que todos pudiesemos aceptarnos como somos; de esa forma, seguramente, se evitarian disgustos, malentendidos, depresiones, etc.

    1. Hola Jesús, sí, pretendía hacer reflexionar porque es lo que la imagen me sugirió, esa reflexión. Llegar a aceptarnos, ser capaces de vernos tal cual, no es fácil, da miedo, ese es el reto, dejar de temer a quienes somos realmente porque ahí está, como tú bien dices, el billete a la tranquilidad, sin malentendidos, ni depresiones, ojalá encontremos el camino.

      Saludos.

  5. Yashira, nos dejas un relato que nos pone frente al espejo para mirarnos sin máscaras ni artificios. A veces, hay que ser muy valientes para mirar de frente y no mentirnos a nosotros mismos.
    Muy buen relato que invita a la reflexión.
    Enhorabuena y mucha suerte.
    Besos apretados.

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