Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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ENE38. SE VENDE, de Susana Revuelta

Al salir no podía evitar mirar de reojo la puerta de su apartamento: dieciocho metros cuadrados de dulce hogar, no pedía nada más.
Cada mañana se despertaba cuando aún no había amanecido y acudía puntual a su trabajo: media jornada retribuida en el almacén donde dedicaba unas diez horas diarias, pero él se sentía afortunado. Mientras tanto, hordas de posibles compradores irrumpían en el piso revolviéndolo todo, arrasando sin compasión, pero tampoco le importaba. Por las noches comía algo caliente por ahí y a su vuelta limpiaba el desastre, leía algún catálogo y se echaba a dormir.
El vigilante nocturno de la mueblería sueca hacía la vista gorda cuando, en su ronda, el pobre infeliz se escondía debajo de la cama.

64 Responses

  1. Tal como están las cosas, no sería raro que cualquier día nos encontremos un artículo de prensa igual a tu relato. La realidad suele superar a la ficción. Un abrazo.

  2. Ginette Gilart

    Susana, como nos engañas con el título; parece que el pobre infeliz vende su apartamento, cuando en realidad lo que se vende son los muebles de Ikea donde pernocta.Desolador.
    Un abrazo, Susana.

  3. La primera y única vez que estuve en ikea me prometí no volver, y hasta ahora he cumplido. Me parece un espanto ese macrolocal, prefiero mirar el catálogo, ese sí que es bonito.
    Me impresionó el apartamentito tan mínimo y agobiante, y de ahí el cuento. Y luego lo de la solidaridad, eso es lo que más me gusta del micro.
    Gracias a todos por vuestros comentarios.
    Un abrazo.

    1. Y a pleno confort, porque luego hay menus muy baratos en la cafetería. Leí en algún correo que por pocos euros comía toda la familia albóndigas, patatas, refrescos y café, y podían repetir a tutiplen sin recargo. Creo que hay gente que va a diario a comer, sin pasar por la tienda.
      La realidad supera con mucho a la ficción.
      Un abrazo.

  4. Jesús Alfonso Redondo Lavín

    Bravo por el vigilante. Posilemente se preguntaba si era un maniquí o parte del decorado. No supo responder y se quedó con la duda de ¿YKEHA CEMOS con él?
    Me ha entrado el hambre y me voy a comer una KNÄCKEBRÖD RAG, paquete negro.
    Besos Susa.

    1. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      Son unas galletas de puro salvado, made in Sweden, que venden en IKEA. Es curioso, los cántabros teneis que ir a Trápaga (Vizcaya) a IKEA y los vascos tienen que ir a Cantabria a MERCADONA. Podríais hacer un acuerdo para ahorrar gasolina.
      Besos.

    1. Sí, Luisa, aunque actualmente hay mucho patetismo presente en tantas escenas cotidianas. Lo importante es conservar un mínimo de dignidad en nuestros actos y pienso que a este hombre algo le queda.
      Un abrazo.

  5. Lástima de final aclaratorio: reflejo de una realidad dolorosa.
    Perfectamente ideado y conducido. Un relato que transmite tristeza y al tiempo solidaridad.

    Un beso, Susana.
    Me gusta tu propuesta para el nuevo año.

  6. Una realidad que nos acosa día a día y que lo que nos muestras, podría pasar en cualquier momento. Me ha gustado mucho tu relato Susana, aunque el dolor cale hondo.
    Suerte.
    Besicos muchos.

    1. A veces el dolor se diluye y en este caso mucho. Al menos el protagonista no tenía una familia a la que mantener. El sufrimiento para él solo, me recuerda a uno que encontraron muerto después de 15 años y nadie se dio cuenta hasta unas filtraciones en el piso de la vecina de abajo, otro día te cuento.
      Un abrazo

  7. Nicoleta

    Susana, abarcas un problema muy actual, la discrepancia entre la exorbitante oferta de productos, especialmente de las firmas extranjeras, y el escaso poder de compra de los hombres, la pobreza que se acentúa cada día. Además de esto, a mí me gustan los muebles viejos, que tienen personalidad, que se transmiten en familia y que tienen su propia historia. En cuanto a Ikea, en Bucarest existe desde unos 10 años un gran almacen, muchos de mis amigos compraron para sus casas muebles de aquí, que me gustan, pero yo no he visitado ya esta Ikea y no me decido cambiar mi viejo escritorio que creo que tienen unos 100 años.
    Un abrazo.

  8. Agradezco todos vuestros comentarios, de verdad. Desde luego no me parece ningún disparate que alguien decida vivir así. Supongo que habréis oído hablar de las «camas calientes». Son pisos compartidos, doce horas una familia y doce horas otra. Pero esto de gratis.
    Un abrazo a todos.

  9. Sobre todo da que pensar, pues a ninguno nos extrañaría, como ya he leído en algún comentario, encontrarte en el periódico una noticia de similares características. Necesitado te veas, aunque yo en el Ikea siempre me pierdo. Enhorabuena y un abrazo. Mucha suerte Susana.

    1. Pues yo me pierdo antes de coger la salida correcta de la autovía y ya llego con mala leche. Del ikea conservo este relato y unos lapiceros de mierda enanos, pero en el bolso están, de recuerdo. Como no pesan. Quizá un día sean útiles.
      Un abrazo

  10. Da que pensar,ya que no resultaría raro encontrarte con una noticia similar en algún periódico. Necesitado te veas. Yo en el Ikea siempre me pierdo. Enhorabuena por tu relato y mucha suerte Susana. Un abrazo.

  11. Susana, una triste historia. Si todos los vigilantes fueran tan buenos como el de tu relato almenos algunas personas tendrían un techo donde cobijarse en estas frías noches de invierno.

    Saludos y mucha suerte

    1. Sí que da que pensar, por desgracia. Carpanta, vaya personaje más entrañable. Me acuerdo cuando iba a comer al restaurante y le cobraban según el peso que ganaba al salir, y claro, dejaba debajo de la mesa unas piedras que traía en los bolsillos. Y Carpanta también se llama el despacho donde compro las patatas fritas para llevar después de unas cerves…
      Un abrazo.

  12. Me has dejado con una sensación de tristeza, Susana. El hombrecillo es víctima del sistema: lee catálogos de Ikea y no tiene otro remedio que esconderse. No tiene vivienda propia y creo que a este paso nunca la tendrá. Sólo rezo para que cuando despierte, el vigilante no esté allí.

    Un beso y mucha suerte para este mes de Enero.

  13. Laura, es un relato que sin mencionar el desamparo creo que lo escenifica bien. He intentado evitar adjetivos para que fuese más crudo. Y si eso he logrado trasmitir, mejor que mejor.
    Un abrazo

  14. El título engaña estupendamente, pero resulta que al final encaja a la perfección. Título impoluto. El lenguaje está muy cuidado, sustantivos elegidos con esmero dándole fuerza a la historia. Narras un día cualquiera que resume una vida, triste malvivir del protagonista que sin embargo es feliz, y al final se entiende todo. Historia triste pero muy tierna, es muy bonito Susana, me ha gustado muchísimo.

    1. Mel, eres muy amable. Yo cada vez que lo leo cambiaría alguna cosilla, alguna frase, me temo que esta duda la tendré siempre en cuanto a mis relatos. Por lo menos la idea quedó clara, aunque mejorable.
      Un abrazo.

    2. Te he contado alguna vez que colecciono frases?, no es tan aro, otros coleccionan sellos no se… en fín decía Shakeaspeare que a menudo intentando buscar la perfección, estropeamos lo que ya está bien. Pues eso…

  15. Tu historia gana con cada línea. Al llegar a lo de la tienda sueca, y comprender de golpe la tragedia, la ficción y la realidad se dan la mano y hacen que todavía me guste más tu apuesta. Felicidades.

  16. Me has llevado a lo que pasa en algunas tiendas de chinos, también a los segadores durmiendo en la era. Mientras existan vigilantes como ese no hemos perdido la esperanza. Venga, suerte.

  17. Me ha gustado mucho tu texto, no asi lo que cuenta, aunque no dejo de pensar que se acerca mucho a la realidad y encima debe dar gracias, tiene un techo. ¡Muy triste!

    Suerte

    Besitos

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