Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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37. ESCENA COSTUMBRISTA (Beatriz C.E)

Los trapos sucios no se lavan en casa, responde si le preguntan. Va cargada con un fardo de ropa. Amalia se dirige a la fuente de la Virgen de los Remedios, junto a la iglesia. Allí las propiedades del agua son buenísimas. De calidad, asegura. El jabón, de tocino y sosa, como Dios manda. Empieza las tareas básicas del lavado a mano. Enjuaga las prendas, las deja reposar. Los sabañones forman parte de su morfología hace tiempo. Restriega, golpea. Deja reposar otra vez. Siente miradas vecinas en el cogote. Deberían ponerse a hacer lo mismo, piensa Amalia. En el aclarado verifica minuciosamente la limpieza y blancura de la colada. Retuerce para escurrir. En este momento sublime, no padece la artrosis. Extiende la ropa sobre la hierba, a medio sol, si no se queda muy tiesa. Cuando empieza a secarse, la va esponjando con las manos para que vuelva a su ser. Tras el estirado y primoroso doblado, la coloca en una cesta de mimbre que encuentra allí mismo, cerca de los rosales. En el hogar nunca le han prohibido sus costumbres. Todo el personal sabe que de vez en cuando, la señora Amalia sufre ataques de melancolía.

Anatomía de la matrioska

7 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Qué entrañable y hermosa la escena que tan encantadoramente nos muestras. Ese trabajo que a muchos nos resultaría insufrible, para álguien que lo hizo, en su día, con amor y, seguramente, con esfuerzo le supone una vuelta a esa otra vida que, tal vez, eche de menos. Suerte y saludos.

  2. Ángel Saiz Mora

    Algo tendrá la vida en el campo, a la antigua usanza, cuando acaba por formar parte del alma de las personas, así como los sabañones de su morfología. Un costumbrismo de otro tiempo, rescatado y respetado en nuestros días. Un relato descriptivo y visual, de muy buena lectura.
    Un abrazo, Beatriz. Suerte

  3. María José Viz Blanco

    Descripción detallada y hermosa de una tarea que, por suerte, hoy en día hacen unas maravillosas máquinas, llamadas: lavadoras. Tal como lo cuentas, Beatriz, resulta casi un ritual, cargado de belleza. Te felicito.
    Un abrazo.
    María José

  4. Los viejas costumbres tardan en morir; más si se trata de lavar la ropa sucia, sea literal o metafóricamente, y más aún que los sabañones, me atrevería a decir. Maravillosa esa analogía de lavarla en la fuente de la Virgen de los Remedios… sabrá Amalia el porqué 😉

    Me encantó tu escena costumbrista, BEATRIZ.

    Cariños,
    Mariángeles

  5. Calamanda

    Bea, bonita historia, si todo fuera tan sencillo y al alcance de la mano para ser feliz, Bien ambientado tu cuento. Suerte y saludos

  6. María Rojas

    Esos ataques de melancolía, llenan de una primorosa actividad la vida de la señora Amalia.
    Felicidades y un abrazo.

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