FEB20. ANTEPASADOS, de Maricarmen Brun Martín
Siempre me había intrigado aquel retrato, que colgaba en la pared del salón de la casa de mis padres. Un sencillo marco dorado delimitaba una pintura al óleo, de grandes proporciones, realizada con una gran perfección y primor por la mano del artista.
Una mujer joven, de extraordinaria belleza, aparecía sentada, envuelta en una atmósfera sombría, mientras que en el fondo del cuadro podía distinguirse un apacible paisaje bucólico. En el rostro de la joven destacaban unos ojos de mirada intensa, que cobraban vida ante todo aquel que se paraba a mirarlos.
Pero lo que más me llamaba la atención de la pintura era la vestimenta de la dama: una toca de color marrón y de apariencia tosca, cubría su larga melena, un corpiño de vellón de lana disimulaba la sensualidad de su cuerpo. En una mano tenía una especie de báculo, en la otra, una preciosa rosa roja que rompía toda aquella sensación de tristeza y sobriedad que emanaba del cuadro. Recostada en su falda, una oveja la miraba con cara sumisa.
Un día me enteré que era la tatarabuela de mi padre y que se llamaba Pastora.
Buena pastora partecía que era.
Besicos muchos.
A la señora le habían realizado un retrato lleno de simbolismo y al parecer con la maestría propia de todo un artista. Es probable que debido a los gustos que imperaban en la época en la que vivió. Suerte y un abrazo.
Pues has descrito el cuadro con todo detalle. ¡vaya con Pastora, que bella mirada!
Saludos y suerte
Anna J R
Entretenido relato, he disfrutado. Saludo
Lo que no sé es cómo sabía que tenía melena si llevaba la toca puesta… Es broma, eh? Notable descripción.
Saludos.
Gracias a tod@s por vuestros comentarios.
Ana es muy intresante la aclaración que me haces respecto a los símbolos presentes en la pintura realmente interesantes y que yo no sabía. Todavía conservo este cuadro y dado vuestros comentarios creo que es un cuadro muy valioso.
En este blog siempre aprendemos algo.
Saludos a todos y gracias de nuevo.
Maricarmen