Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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FEB65. ENTRE LUCES Y SOMBRAS, de Nieves Martinez Menaya

 En su altivo paseo, el marchante observaba despacio matices en las telas. De uno a otro lado de la estancia, el eco de sus pasos presagiaba un murmullo de adioses que iría a despertar su más secreta herida. Con el descaro del que ignora el sueño del silencio, dos mil maravedíes sobre la mesa retumbaron como el grito del hambre. “Las jovencitas venden”, le oyó decir riendo a aquella boca desdentada, al tiempo que apretaba el cuadro contra el pecho. Tras el sigilo de aquel dolor inútil, una lágrima escondió su reflejo en la gema que brillaba poderosa en el lienzo. Le vino a la memoria el delicado gesto en la barbilla; aquella tenue luz devolviendo la humedad a sus labios; el brillo austero de su triste destino en la mirada. Había aprendido a quererla. Se habían amado envueltos en colores y olor a trementina; en el silencio de las horas mudas, entre luces y sombras tejidas con secretos de las tardes de Delft. Con la imagen del viejo fundida entre la niebla, se le iba para siempre “La joven de la perla”. Era sólo el comienzo de un viaje por la Historia

48 Responses

  1. Marcos S.

    Qué bonito, Nieves, enseñarnos a vivir, en esta ocasión este precioso e inquietante cuadro, pero muchos, o todos, en realidad, desde el trasfondo del cuadro mismo, como observalo por detrás, pero no mirando el reverso del lienzo, sino el espacio que indefectiblemente permanece de por vida a su vera. Objeto sangrante amado para siempre. Gracias.

    1. Nieves

      Marcossese,lanfánteguibl de este blog entre otros y de otros mundos que no son éste, siempre-cristalino e inquietante comunicador de realidades subjetivoides, gracias. Por sobrevolar y posarte en este mi relato lleno de sujetos y predicados tan viejos como el mundo. Y si además les gusta a los replicantes, hasta me conformo

  2. Jesus Alfonso Redondo Lavín

    Dicen que tocas mejor las teclas del piano que las del ordenador; empiezo a dudarlo. Has hecho un retrato maestro del pintor de Delft.
    Dicen que Johannes Vermeer pintó una obra escasa; no obstante era un maestro en el uso del pincel; tuvo 11 hijos.

    1. Nieves,

      Jesús, a veces puede que hasta sea más dificil hacer un relato de 200 palabras que 200 notas de una sonata de Rachmaninoff. Soy sólo una exploradora de ambas cosas, sin embargo. Gracias por estar aquí.

    2. Nieves

      Maricarmen, me quedo con la segunda parte: «precioso retrato». Que eso no ha sido cosa mía
      😉 (guiño)Un beso.

      Aurora, no fallas. Si no estás, es que algo no funciona. Me alegro de que sea así. Nos seguimos viendo. Un abrazo

  3. Un tal Miguel

    Suave, cadencioso, muy sensual, con destellos de detalles de la época, la lectura de tu relato envuelve de esencias el recuerdo que se tiene de esa perla mil veces vista y disfrutada. Me he ido a ver la imagen en Internet.
    No me canso; volveré una y otra vez a leerte y disfrutarte.

    1. Nieves

      Ves como tú si que sabes decir con menos de 25?. Te ha salido un comentario de los que me gustan: suave, cadencioso y muy sensual… que envuelve de esencias…… Y yo qué puedo añadir? Gracias por escoger palabras especiales

  4. Ricardo

    La corta vida de Jan Vermeer, sus hábiles pinceles y la placidez de sus pinturas nos dejan 350 años después tu relato. No se si me gusta más la obra del maestro Johannes o la tuya que es música y pintura a la vez.

    1. Nieves

      Qué bonito, música y pintura a la vez! tal vez siempre fueron la misma cosa o tal vez tu hayas tenido el acierto de haberlo inventado. Gracias, Ricardo, por haber buscado estas palabras para mí.

  5. Qué preciosidad de relato, Nieves, me lo he leído tres veces y sé que volveré en otro momento, como ya te han dicho más arriba. Enhorabuena y muchas gracias por regalarnos esta «perla».

    1. Nieves

      Me quedo con que «te lo has leído» ( aunque fuese tan sólo una vez). Y si te ha gustado, me alegro por ello. Sólo busco ese pequeño flash. Gracias por tus palabras.

  6. Luisa Rodríguez

    Nieves, qué bien cuentas la contradicción de sentimientos al que se somenten los pintores, que quieren y necesitan vender sus obras. Pero, probablemente, no volverán a verlas nunca más, a pesar del tiempo y la pasión que le han dedicado. Y si es una obra maestra como «La joven de la perla», es fácil suponer que a Vermeer le costase muchísimo desprendiese de ella, aunque necesitase hacerlo para vivir. Los escritores, por ejemplo, no tienen ese problema.
    Un abrazo.

    1. Nieves

      He vivido mil veces esta situación. Mis padres son pintores y he visto cómo se desprendían de obras sin la esperanza de conocer su paradero. Una vez haberlas creado, son tuyas para siempre, aunque no estén a tu lado. Como la vida misma.
      Interesante el mecanismo que se produce , sin embargo, en el escritor, que sigue caminos muy distintos.Un abrazo

    1. Nieves

      Muy expresiva tu apreciación: » muy sentido», porque cuando escogí cada palabra, era eso justamente lo que pretendía. Un abrazo

  7. Juanan

    Sólo de un espíritu renacentista puede brotar un relato tan lleno de sensibilidad.
    Frases tan magistralmente creadas, sitúan al lector ante una atmósfera plagada de matices y sentimientos:

    • «……presagiaba un murmullo de adioses”
    • «..del que ignora el sueño del silencio”
    • «…el brillo austero de su triste destino…”
    • «…en el silencio de las horas mudas…”

    Un relato muy muy especial ( con alma )

  8. Empiezo por lo positivo. Me gusta el lenguaje, la atmósfera, las imágenes y como transmites los sentimientos del pintor, que ve como se convierte en mercancía la obra que para él tiene detrás vivencias, belleza, amores.El relato tiene luz, olor y textura.
    Ahora bien, tras leerlo y releerlo hace días y nuevamente, sigo sin aclararme. No sé si lo compra la vieja, si el marchante es el pintor. Si lo compra un viejo. Y como sigo con esas lagunas, te lo comento. Sería falsa si sólo te dijera lo bueno y positivo y no lo que no acabo de ver. Te ayudaría poco a ti que te diera jabón y no te planteara mis dudas.
    Un abrazo

  9. Eureka. Releído otra vez, eliminé a un personaje :la vieja, y entonces sí. Está muy bien. Disculpa mi error, necesitaba escribir mis dudas para verlo finalmente. Mala lectora he sido . Espero perdones mi error.

    1. Nieves

      Si yo te contara lo que entiendo cuando leo o lo que leo cuando entiendo…!!!! es que desde que no consigues el jamón ni la mermelada, estás que no paras. Un abrazo!Tranki

  10. Nieves

    Me sobrecoges, Ana, siempre tan perceptiva, tan sensible a cualquier tipo de tema o sentimientos que puedan extraerse de un relato. Me alegro de que algo te haya llegado al leerlo, aunque sólo haya durado ese instante que busco en la literatura.
    Instante que tú has completado con creces a través de esas reflexiones que nos descubres. Un beso y gracias, Ana

  11. Rosa Molina

    Excelente prosa poética, Nieves. Leída en alto, en bajo, hacia dentro o hacia afuera, suena a música y es tremendamente visual. Las imágenes se deslizan con la suavidad de los colores y la luz en las obras de Vermeer. Mi más sincera enhorabuena.

  12. Nieves

    Mejor pasar página, Ana. Aquí te tratamos todos con el cariño que te mereces, porque es lo que nos das. Gracias por tu tiempo y tus palabras.
    Yo tb. tengo una historia acerca de este libro, solo que más bonita. Este retrato tiene duende

  13. Nieves . Making off

    Esta vez no fue al bajar la basura ni tampoco me recuerdo planchando en los últimos quince días. No consigo identificar cómo me sobrevino ese valioso instante en el que se me regaló la primera frase con la que poder seguir. Cada vez que esa mitad-sofoco, mitad-síndrome de Stendahl me sobrevenga, he pensado anotar las circunstancias que acompañan a ese glorioso momento al que llamamos “inspiración”. Suele ser anecdótico e incluso, si uno se empeña, siempre acaban saliendo razones la mar de pintorescas.
    Había que escribir sobre “el retrato”, un retrato. Debía yo llevarlo por las venas por múltiples razones. Y ahora me lo voy a contar, a modo de grafitti-monólogo, una vez más.
    Esta chica me persigue. La joven de la perla quiere decirme algo. Puede ser el origen se encuentre en un valle de Cantabria, un valle abierto al mar, tapizado de ese verde único que espera nervioso el certero contacto con el agua salada. En él una casa, no lejos de la iglesia , Junto a ella, una fuente cantarina que comparte a su lado camino y paisaje hace 200 años. Es verano. En el jardín el sol , de rayos largos ya, refleja una estampa que es casi impresionista: la abuela, sentada muy erguida y en silencio, protegida por una gran pamela, está absorta en el libro que sujeta en sus manos. A poca distancia, alguien se mece en el balancín oxidado que chirría levemente haciendo coro con la música que repite la fuente. Parece adormilada pero también está leyendo. Yo, que he preferido sombra, las observo. También leo . Otra de mis cuñadas, que lleva ya leyendo varias horas, con el libro en el suelo, se lima ahora las uñas en silencio y observa el horizonte. No muy lejos, los hombres de la casa cortan, podan, limpian “lo que no se hace solo” como ellos lo llaman. Se hace tarde y la abuela ya pide retirarse. Deja a un lado ese libro pequeño y desapercibido que sin embargo todas esperamos leer. Ha sido un regalo que su hija ha traído desde Italia a todas las mujeres de la casa. Y como no, la abuela es la primera. Entrado ya septiembre, todas hemos leído «la joven de la perla». Las tardes sosegadas se entremezclan con el olor de un otoño prematuro., y a su vez, algo de esa niña, la joven de la perla, se instala en nosotras para siempre.
    Invierno: yo regalo a mi madre «la joven de la perla», y mi madre, pintora, siente que debe pintarla. Nadie le dice nada pero todos sabemos lo que es un retrato y más si es una copia. Una osada aventura. Pasa el invierno. esa boca, ese ojo….. Llega la primavera y la joven va tomando forma. Un milímetro y el error se produce. No puedes variar la comisura, el gesto Su mano decidida explora cada tramo a modo de diminutos pixels. Ella va apareciendo poco a poco y ya sale del lienzo. Ya está;la tengo enfrente. Es la joven. Me mira suplicante, como diciendo algo.Nos miramos. Y mi madre la cuelga, en un rincón austero con un punto de luz que justo la ilumina. Es su mejor obra, dice, y se la regala a mi padre para siempre. Pero antes escribe en el reverso: » para Nieves, con todo el cariño de tu madre». Somos seis hermanos y mi querido padre aún 90 años. Ella puede esperar. Lleva escrito mi nombre.
    No hace poco he vuelto a verla. Donde no la esperaba. Y me sigue mirando. Nos seguimos mirando.

  14. La joven te buscaba y tú la encontraste. Ambas felices y yo disfrutando del paisaje, la pintura, la abuela y la dedicatoria. No nos prives nunca de tu «trabajo de obrador», aunque ni escribieras un relato.
    Eres una poeta y una gran narradora. Mi admiración y gracias.

  15. Como siempre, fiel a tu línea, muy buena la descripción de unos sentimientos siempre por encima de otros valores, el relato se hace creíble, noto perfectamente el olor a disolvente de la habitación, la humedad del ambiente. He leído el relato varias veces, siempre se aprecia algo más a partir de la segunda lectura.
    Por cierto, sin ánimo de corregir a nadie, pero llegaron hasta quince las obras de carácter particular que realizó el maestro.

  16. kistila

    Nieves: no quiero repetir todas las alabanzas bien merecidas…
    pero lo que mas me acaba de impactar es tu comentario sobre como nacen en ti los relatos…

    «Cada vez que esa mitad-sofoco, mitad-síndrome de Stendahl me sobrevenga, he pensado anotar las circunstancias que acompañan a ese glorioso momento al que llamamos “inspiración”. Suele ser anecdótico e incluso, si uno se empeña, siempre acaban saliendo razones la mar de pintorescas.»

    «Debía yo llevarlo por las venas por múltiples razones. Y ahora me lo voy a contar, a modo de grafitti-monólogo, una vez más.»

    luego escribiste otro relato, otro retrato, tan bonito y logrado como el que has presentado: esta abuela leyendo debajo de su pamela en un paraje cantábrico es muy visual… (y esta casa llena de mujeres se parece a la mía por cierto)…
    espero que publiques, si no has publicado ya, porque leerte es un placer…

  17. Nieves

    Pensaba que no iba a navegar nadie por estos parajes abismales , en las profundidades de mi relato. Y tú te has acercado buscando algo, no sé, tesoros, caracolas. Y has hecho ese gesto de coger mis palabras. Y me has dejado a cambio ese sentir tuyo compartido y sincero que aprecio enormemente, Kistila.
    Tal y como tú dices, es una escena hermosa y real que bien conoces. Gracias por bucear y bajar hasta aquí, éste mi mundo.

  18. kistila

    la lectura es para mi una manera de bucear…
    bucear no solamente en el mundo de los demás pero en el mio propio…

    y voy a añadir que cada vez mas me gusta bucear en los foros endonde se vislumbran tesoros… porque, a menudo, en un libro ya publicado estas «caracolas» (¡que imagen inesperada y explicita!) están escondidas entre demasiado paginas, y tienes de rebusquear apartando algas… cada vez me gusta mas las novelas cortas y relatos…
    quizás 200 palabras sea poco pero le obliga realmente a uno a seleccionar lo importante…

    aprovecho para repetir a jams mi agradecimiento y admiración por este espacio que nos ha ofrecido para no solamente escribir, pero trabar amistades.

    1. Nieves

      Ay,ese olor a trementina….!! efectivamente, que acaba en el ADN. Todo un honor encontrar buceando por aquí a la autora del 108, que cuando lo lees,
      salta ese pensamiento automático de querer haberlo hecho tú.
      Gracias!

  19. Hola, Nieves. Menuda atmósfera envolvente, casi agobiante entre tanta imagen, colores y olores,como debe ser un almacén de óleos, una exposición recién terminada: fresca ( a mí ese olor a óleo a aguarrás o trementina a aceite de linaza… me encanta). El tono de dolor, de deseo, de amor y sufrimiento, de avaricia, de necesidad económica muy bien transmitido. Sentimos el palpitar del pintor en ese abrazo del cuadro contra su pecho. Descubrimos el simbolismo de la pintura que debe vender, la pérdida que representa, y toda la trama amor/dolor del micro.
    Nieves, forma y contenido unidos y potenciánse ambos.

    Un beso grande.

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