Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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101. Grosso modo

En el fondo —pensaba Jaramillo—, un burdel era una empresa fácil, pero hacer de aquel local un ateneo filantrópico, eso ya era otra cosa.

Apiadado por el incierto porvenir de sus empleadas, el emprendedor logró convencerlas de que en otro gremio su salud sería más resistente y su vida mejor, de modo que ellas, amables e inconscientes, fueron dejando el lupanar para hacerse actrices, cantantes, clarinetistas. El nuevo ritmo de vida más ordenado de las señoritas, que dormían más y comían en abundancia, hizo que mejorara su aspecto y que tomaran algo de peso, lo que las alejaba aún más de la prostitución. Pronto pasaron de esbeltas jovencitas a carnosas señoras, y si bien en ambos casos eran atractivas, el gusto puso de moda la delgadez en las meretrices, no como antaño, cuando se gozaba más con las rellenitas. Sin excepción todas engordaron y todas dejaron el antiguo oficio para convertirse en aplaudidas artistas.

Tras las primeras dudas, pues no se entendió aquello de un cabaret de gordas, el pueblo accedió a tal osadía ya que los caballeros podían asistir a los números con la propia. Y con la ajena. ¡Que no había nada que esconder!

27 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Vuelve Jaramillo, ese personaje que se las sabe todas y que poco a poco, relato a relato, se va haciendo mítico, siempre tan singular, pues sólo a él se le hubiera ocurrido tratar a sus empleadas como lo hizo, con el posterior cambio físico, que también propició un cambio social.
    Si te sirve mi opinión, a mí me ha gustado.
    Te deseo suerte y te envío un saludo.

  2. Hola, Juan Manuel.

    Pues consiguió hacer un «ateneno filantrópico». Creo que las chicas se lo agradecerán eternamente y las esposas que ahora acompañan a sus maridos también.
    Jaramillo, ¿se presenta a las elecciones?
    Creo que sería un buen candidato porque tiene una visión del mundo que -al menos en esta historia- me ha gustado mucho.

    Besos y suerte.

  3. Cosas de jaramillo, convertir un burdel en un «ateneo filantropico » se las trae, y si ademas las chicas se convierten en señoras entradas en carnes y aplaudidas artistas mas difícil aún, pero con ese emprendedor no hay quien pueda. Como dicen por ahí tu amigo debería presentarse a las elecciones,seguro que algo cambiaba.
    Besos.

  4. Buen emprendedor está hecho este Jaramillo que ha conseguido que los hombres vayan acompañados con sus mujeres a los cabarets e incluso a sacado de la prostitución a unas cuantas mujeres. Suerte y que caiga la tercera seguida.

  5. Si Jaramillo continua expandiendo el negocio y regenerando a las prostitutas, podría incitar a los competidores a hacer lo mismo y, probablemente, algún día le hagan una estatua honrándole como el hombre que logró extinguir la profesión más vieja del mundo. Muy bueno Juan M., interesante personaje el que has creado. ¡Suerte!
    Saludos.

  6. María

    Jajaja! Me encantó la historia. Afortunado empresario que se encontró despues un pueblo tan verdaderamente osado y qué esposas tan relajadas, jajaja! Bien! Felicidades!

  7. Me parece un relato sorpresivo y original. El título, a juego con la temática. Riqueza de vocabulario: burdel, lupanar, cabaret… Subrayo lo de «su salud sería más resistente y su vida mejor», y «de esbeltas jovencitas a carnosas señoras». Pero a favor de las señoras, diré, que también ellas pueden ser esbeltas, al igual que carnosas las jovencitas.

  8. calamanda

    Juan Manuel, el buen filantropico consiguio camb iar la vida del lugar; parece que para mejorarla; bien hecho. Suerte y saludos

  9. Ya podía cundir el ejemplo de tu Jaramillo, para que otras muchas mujeres que viven esclavas en sórdidos ambientes tuvieran la oportunidad de cambiar sus vidas. Muy interesante tu micro y, como siempre, muy bien contado. Suerte, Juan Manuel. Saludos

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