Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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59. HOMO HOMINI LUPUS

Hoy, como no hay luna, estará aquel tipo mirando al cielo desde la loma. Al principio lo creí trastornado e incluso peligroso, pero, por su manera de mirar las luces del firmamento, nada indica que sea un ser agresivo. De hecho, solemos intercambiar saludos banales cuando me lo cruzo:

—Buenas tardes, señor. Fresco, ¿no?

—Buenas —respondo amablemente. Fresco, sí.

 

—Seguro que este cielo no lo tienen allí en la ciudad, ¿eh?

—No, claro, aquí se ve todo de otro modo.

—Vaya que sí, se lo digo yo. Mire hacia allá, donde tiembla esa estrella. No estaba cuando era chico y ha venido a vivir a este cielo. Como usted a nuestro pueblo.

—Sí, es hermosa, no parece real.

—Así son las cosas en el campo, naturales y mágicas. Buenas noches. Con dios.

Ese dios al que me encomendaba el paisano era el mismo que no le permitía aceptar el origen artificial de su admirada estrella, pues aquella luz rutilante no era más que la estación espacial en su órbita programada. Ese mismo dios lo castigó a no volver a ver la luna para no manchar de nuevo sus manos con sangre inocente.

—Cuídese usted también…de la luna -pensé.

20 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Un diálogo respetuoso y enriquecedor entre un visitante urbano y un hombre de campo. Cada uno mira al espacio de diferente forma. Para uno, Dios (con mayúscula) pone estrellas en ese firmamento. Para el otro, dios no existe (de ahí la minúscula), sabe que las estrellas pueden ser ingenios que los hombres han puesto en órbita, que la luna puede producir efectos indeseados y sorprendentes en algunos hombres señalados por el maligno para ser licántropos. Dos realidades distintas que pueden confluir de forma trágica. Un título de lo más apropiado.
    Un abrazo y suerte, JM

  2. Hola, Juan Manuel.
    Destaco el diálogo entre el paisano y el urbanita, que dominas a la perfección y el título que nos da las pistas para conocer al licántropo.
    Muy bien hilado.
    Un abrazo.

  3. M Belén Mateos Galán

    Un dialogo entre dos seres con distintas miras hacia el cielo. El sencillo, de campo, con esa naturalidad ante lo hermoso de la vida; y el urbano, realista y practico que se apena sin decir nada de su vecino de camino.
    Nos has plasmado de manera estupenda esas dos formas de vida con un título muy apropiado y con una narrativa que nos permite seguir la historia como si fuéramos parte de ella. Un final con las puertas abiertas a la imaginación.
    Un abrazo y suerte JM.

  4. Me ha gustado mucho este diálogo bajo una luna inexistente de estos dos personajes tan dispares, pero que se comunican con cordialidad y comparten una humanidad similar. Genial el punto de vista y el desarrollo del relato, maestro JM. Abrazos y mucha suerte.

  5. Una manera muy original de afrontar la consigna. Lo has barnizado todo de una naturalidad que encaja a la perfección situación y personajes en ese diálogo que para nada (tal y como demuestras al final) resulta trivial. Mucha suerte 🙂

  6. Calamanda Nevado

    Juan Manuel, has tratado este cuento muy natural en la conversacion entre ellos, y original en el punto de vista final. Suerte y saludos

  7. Ton Pedraz

    Bien escogido el título, y maníficas las migitas que nos vas dejando a modo de diálogo, para poder ir desentrañando la historia. Un relato de atracción, de dependencia hacia una luna seductora y, en ocasiones, fatídica.
    Me encantó Juan Manuel. Suerte.
    Ton.

  8. Todo transcurre en una escena nocturna con un dialogo muy adecuado para dos personas de diverso entorno, ciudad y pueblo. En giro que realizas en brusco e inesperado que me deja con dudas. ¿Era un hombre lobo? Por el título. ¿Como sabe el narrador protagonista ese castigo? No sé. Suerte.

    1. El protagonista supone maldad a un supersticioso lunático, y le inventa una identidad y unos delitos sin pruebas…como el viejo cree ciegamente en el origen mítico de las cosas corrientes.
      Un saludo
      JM

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