JUL01. LA HERENCIA, de Juan Morán
Fue un viaje en el espacio y en el tiempo. En ese momento me encontraba apoyado en las piedras caídas del vallado, mirando una fachada que había sido castigada por el abandono. Un vecino que paseaba hacia la ribera se detuvo.
Murieron todos, me dijo; la casa es de una familia de Bilbao que cayó en desgracia por la muerte en extrañas circunstancias de una niña de 12 años. Tuvieron que dejarlo todo y regresar a la ciudad. Dicen que a la niña la mató un primo suyo, un tal Bartolomé, y que a su torturado espíritu se le puede escuchar alguna noche en el pozo, donde la encontraron muerta.
El paisano siguió su camino, y yo, Bartolomé Trías, me quedé pensando en la necesidad que tenemos de contar historias, mientras recordaba mis últimas vacaciones allí, la muerte en el hospital de mi prima Celia por una fiebre amarilla que se trajo de Brasil, y la huida a Barcelona del resto de la familia ante el empeoramiento coronario de mi tío tras el suceso.
Tendría que valorar que si aceptaba esta parte de la herencia, las reformas tendrían que incluir derribar la parte más delicada del lugar, su leyenda.
Vien Guam, bas megorando, pero ahun no creo que ballas a ganar.
Suerte
Si tu relato entrase a concurso, Juan, seguro que ganaba. Me encanta.
Un abrazo.
Lo que nos gustan los cuentos a los humanos madre mía. Has de reconocer que la historia del primo que tira a su prima al pozo es infinitamente más jugosa que la de que murió por unas fiebres. No tiene discusión. Me parece que no podrá acabar con la leyendda. Buen texto. Un abrazo.
Como nos gustan los cuentos y los cotilleos a todos… debe ser para potenciar la imaginacion. Me gusta eso de montar un cuento basado en cotilleos. A veces la verdad supera a la ficción, y cuando no, la ficción acaba siendo «verdad». Bonito.
Las leyendas se alimentan solas y me atrevería a asegurar que derribarlas es misión imposible. Es mejor convivir pacíficamente con ellas e intentar sacarles el mejor partido posible.
Un abrazo,
Las leyendas se implantan con facilidad, sobre todo cuando la realidad se entremezcla con sus luces y sus episodios oscuros. ¡Lo que nos gusta a los humanos inventar! Felicidades por tu cuento.
Un abrazo
Hay herencias que, por más que las rechaces, te persiguen allá donde vayas. Me gusta mucho tu cuento. ¡Suerte!
Las leyendas, leyendas son… después depende de quién lo cuenta y de quién lo escucha, a veces se agigantan tanto que ya no tiene nada que ver con la realidad; otras, sin embargo ocultan muchas verdades, y quedan en la superficie solo anécdotas.
Las leyendas tienen dueño pero ¿dió permiso el dueño?…
¡Felicidades por tu relato!
Siento pena por Bartolomé, una leyenda así, al igual que una calumnia, es muy difícil de desmoronar.
Claro que la vida está hecha de desafíos…
Un placer leerte, Juan
Hay hechos en la vida de las personas que solo lo sabe uno mismo, su sentir, el verdadero sentimiento… Uno ya es suficiente juez para a la luz de la candela de la vida ponerle nota con gran severidad o con un pequeño lamido de comprensión.
Cuando parte el juicio de otras personas que no tienen vela en ese entierro, lo único que hacen es esparcir su propia podredumbre y casi siempre erran, por eso mejor alejarse en la medida de lo posible de juicios no pedidos ni tan siquiera solicitados.
Muchas gracias por todos vuestros comentarios; pretendía ser un homenaje a ese necesidad que tenenmos de «conocer» o en su defecto «recrear»; muchas explicaciones científicas de la antigüedad y muchos capítulos religiosos tienen ese origen. Un saludo.
Felicidades, Juan!!!
Tu relato tiene ese poder de encantar a quien lo lee, como una pócima mágica hecha a base de mágicos recursos literarios como el ingenioso de «derribar la leyenda».
Zorionak!!!
Un saludo de
Marta
Cómo escribes Juan! Qué maravilla leerte! Cuánto dices con tan poco! Gracias por compartirlo.
Un abrazo fuerte,
Azucena
A saber si la leyenda no es verdadera y ahora que hereda la casa pretende lavar su imagen inventándose una historia más lógica y en la que él queda como un ultrajado sin motivo, a saber.
Muy bueno, Juan. Qué pena que no concurses.
Abrazos.
Me gustó mucho tu relato, Juan, por la original ósmosis entre la leyenda y la explicación racional del personaje-narrador (creíble o no). Muy complejo.
Un abrazo.