JUL04. ADIÓS, de Eva García Martín
Prensé con la mano la última palada que había echado sobre el cuerpecito aún tibio de Duende. Decidí que una azalea roja, como la que enmarcaba su cabecita cuando me miró por primera vez o la que tantas veces evitamos que mordisqueara para que no se intoxicase, sería lo apropiado.
Fue recordando la áspera lengüita, acicalando mis dedos mientras se apagaba su vida, cuando las lágrimas se volvieron incontenibles.
Aquella tarde mágica de lluvia que le trajo, mató las flores y cambió el viento de nuestras vidas, comenzamos juntos un viaje que no todos comprendieron, que casi nadie siguió, pero que llenó mi vida de luz, manteniendo el aleteo de mi corazón y la cordura de mi mente. Ése viaje que terminaba silenciosamente en aquel rincón del jardín quince años después, me había enseñado a amar, a empatizar, a ser compasivo, a expresar emociones, a valorar lo pequeño, a sentirme querido y necesario, a crecer feliz y madurar relajado y seguro.
Nuestra íntima despedida se vio interrumpida por la vecina que, asomando por encima de la valla, preguntó si me encontraba bien.
Consciente de ella que tampoco entendería, respondí cabizbajo:
– Como ya no hay gato, cultivaré doscientas azaleas rojas…
About Post Author
Me gusta la gente que es capaz de expresar sentimientos tiernos por sus mascotas y reconocer todas las cosas buenas que les han aportado. Una pregunta, no entiendo bien la relación con el «viaje me enseño». Gracias
Yo veo la vida como un viaje, un camino con etapas en las que nos acompañan diferentes personas…o seres y de cada uno aprendemos cosas. El niño de abril se ha hecho un hombre en julio despúés de 15 años, acompañado en ese viaje a la madurez por el gato que le trajo la lluvia. Esa relación, ese viaje juntos por la vida que acaba de terminar, le ha enseñado todas esas cosas que enumero. Es el adiós del niño ya hombre al gato que le cambió la vida para emprender un nuevo tramo del camino en el que se dedicará a otra cosa, con otros compañeros.También es un adiós personal a la historia que os he contado, de doscientas en doscientas palabras, durante estos cuatro meses y que «no todos han comprendido y casi nadie ha seguido». Ahora me dedicaré, como el personaje a cultivar 200 azaleas rojas…o azul marino, quién sabe :o) Gracias a ti por tu comentario y por leer mi relato. Un saludo
Pues yo sí me he dado cuenta de que tu primer relato del gato aparecido ha ido teniendo continuidad, y sigo la historia, aunque no tenga viaje. Aún así es un buen relato, indistintamente. Suerte.
Eva,
me he expresado muy mal y lo lamento y encima es que me queda muy poco tiempo personal para seguir los blogs, asi que te respondo muy tarde. Sí que era consciente de que siempre hay un relato sobre un gato, los leo todos, pero no saco tiempo para comentarlos, quisiera cambiar esto, en ello estoy.
Quería decir que no entendía bien la enseñanza del viaje precisamente porque el pobrecillo se muere y vamos a dejar de saber de las enseñanzas que aporta nuestro gato blogero 🙂 Tu comentario es muy acertado , me repito, me gusta la gente con sensibilidad y capaz de expresarla.
María
Uf, este relato me trae recuerdos. Muy poca gente entiende que cuando un ser vivo que ha compartido muchos años de tu vida muere, tú no puedes parar de llorar. Espero que mi pequeño Suri me dure muchos años.
Muy bonito, suerte.
Gracias Inés. Mucha gente se plantea el ‘nunca más’ cuando pierde un amigo no humano, pero hay que tratar de disfrutar de todo lo que nos dan desinteresadamente siendo conscientes de que su vida dura menos que la nuestra
Gracias
Eva, es precioso tu relato. He leído todos los tuyos como los de los demás, pero la verdad es que no he reparado en ese hilazón que has hecho y me da rabia no haberme dado cuenta, es más, creo que en algún momento hasta presté menos atención al repetirse el personaje… ¡ahora me doy cuenta de mi craso error!. ¡Enhorabuena y mucha suerte!.
Qué bien te entiendo, Eva, yo amo los gatos también! Tus palabras expresan muy bién la luz que trae un animalito en la casa de su ama. Un relato muy bonito.