Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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JUN02. SEGUNDO POMPOSO, de Jesús Alfonso Redondo Lavín

Lezama, 1957; yo estrenaba mis ocho años de edad.
Segundo almorzaba en su mesa de zapatero remendón. Untó un trozo de pan en la yema del huevo frito y me lo ofreció. No lo rechacé.
Persiste en mi cerebro reptilesco el sabor, tenuemente azufrado, de aquella untada.
Segundo Pomposo, hombre de tres oficios, trajinaba por tres cuartos diferentes de su casa. Con blusón azul atendía en la vinatería, con blanco la barbería y con un mandil de cuero claveteaba en la zapatería.
Terminado su “hamaiketako”, me anudó al cuello la sábana de barbero.
Mientras Segundo pelaba mi nuca, yo buscaba, con cierta angustia, el fin de aquella sucesión, profunda e interminable, de cara y cogote, que producían los espejos enfrentados de la peluquería. Mi cuerpo, una “gruesa” de veces repetido, desaparecía perdiéndose finalmente en una curva hacia la izquierda.
Otros clientes, esperaban sin prisa, comentando los acontecimientos del año: El mallot amarillo de Loroño, los triunfos del memorable Athletic de Carmelo y Gaínza; la catastrófica riada de Valencia, que costó 400 vidas; la silenciada guerra de Ifni y aquella gran nevada que cubrió bosques, campos y tejados, cuando ya la añosa mimosa del patio había reventado en amarillo de terciopelo.

33 Responses

    1. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      Yo creo que aquella mimosa me enseñó que los árboles florecen en primavera. Y es que las mimosas son muy madrugadoras y ya en febrero empiezan a anunciarnos que el invierno termina. Años sí, años no; que se lo digan a este 2013.
      Gracias por tu comentario.

  1. Nieves martinez menaya

    Un relato de una impecable factura,sí señor, con una rítmica literaria de alto nivel. Esto es literatura ( lo demás son cuentos!). Muy muy bueno. Contiene , creo, en su justa medida, discurso, discreción, elegancia, ritmo, puesta en escena, narración contenida … En fin. para mí lo quisiera.un beso,wapo!

    1. Nieves, estando completamente de acuerdo en que Jesús escribe muy, muy bien, y sus historias son todos muy interesantes y bien elaboradas, te diré que cuentos son literatura, y que Borges y Cortázar entre otros muchos, son grandes cuentistas.
      A veces en la alabanza a alguien o algo se desmerece sin darse cuenta a alguien o algo.
      Aunque sea sin intención.
      Un abrazo sin cuento.

    2. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      Gracias Antonia por tu amable comentario.
      En descargo de Nieves, te diré que en el norte, y más en concreto, en Bilbao, es muy común llamar cuentista a un charlabarato. Perdona, me parece que te he explicado un «bilbainismo» con otro. Al cuentista, a quien con toda la razón estas defendiendo, lo llamamos «contador de cuetos», una de cuyas versiones más populares son los «versolaris» ( ahora lo deben de escribir de otra forma, pero yo dejé el bocho aún en vida de Franco).
      Un saludo, y repito las gracias por la inmerecida alabanza que me has hecho.

    3. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      Ése es uno de mis planes, no de primera prioridad, para cuando me jubile, «aprender euskera».
      Besos.

  2. Jesús, intrigadísima me tenía el título cuando he empezado a leer. No sabía si un segundo de tiempo, si había dos pomposos o qué, y resulta que es un nombre!!! Como siempre me queda esa sonrisa al leerte, nos llevas estupendamente al pasado a través de algo tan típico de la época como el espejo de la barbería y sus chismes de barrio. Crónica histórica entrañable y estupendamente narrada con vocabulario acorde a los tiempos, estupendo… Sólo le pondría una peguita muy muy chiquitita, y es la repetición de sonidos de barbería, vinatería y zapatería, al leerlo se me ha hecho un poco artificial, como si le restase fuerza, es solo mi opinión ¿cómo lo ves? Abrazo sincero,

    1. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      Has picado mi curiosidad y me he puesto a investigar, y me extiendo, explayo y enrollo de la siguiente manera:
      Efectivamente Segundo Pomposo es una persona. Los Pomposo proceden de Arrasate; tras dejar huellas en Elorrio, se asentaron en Lezama, donde ya llevan más de 200 años arrastrando su pomposo apellido.
      Cuando yo tenía exactamente “menos” 11 años, el 3 de febrero de 1938, el Boletín Oficial del Estado del “II Año Triunfal”, movilizaba, para trabajar para el bando Nacional, a Segundo Pomposo Bolomburu, tornero del “reemplazo” de 1930, Caja de Recluta de Bilbao, en la empresa Esperanza y Cía. para fabricar material de uso militar.
      Esperanza y Cía., que aún existe en Marquina, fue fundada por un gran emprendedor oscense, Juan Esperanza, natural de Broto, hermoso pueblo a las puertas del sin par valle de Ordesa. Empezó su actividad industrial creando un modesto taller en Éibar; luego fundó muchas empresas en el país vasco, principalmente dedicadas a la fabricación de armas, pistolas, pero también alpargatas, maquina-herramienta y joyería y platería; la marca guerniquesa Dalia de cubiertos de mesa es originalmente suya.
      Instalada su fábrica de armas en Marquina, en la guerra y por cercanía a la misma ─el frente estaba a cinco kilómetros─, el Gobierno Vasco, la nacionalizada y trasladó de lugar instalando un taller en los bajos del estadio de San Mamés y otro en Derio, tras el seminario.
      Con la entrada de los nacionales, es cuando nuestro personaje, empleado en el taller de Derio, es movilizado y deja impronta de su peculiar nombre en ese BOE que se editaba por el gobierno de Franco en Burgos, luciendo, paradójicamente aún, el escudo de la república en su cabecera y por tanto ausente el águila negra.
      Te tengo que agradecer el haber descubierto en ese BOE también a mi suegro, movilizado en la empresa Ituarte, para lo mismo que en el caso de Segundo, en los talleres de esa empresa en La Salve de Bilbao.
      Demostrada la existencia del personaje, te afirmo que este señor en 1957, ya exempleado de Esperanza y Cía., era vinatero, barbero y zapatero en su casa de la plaza principal de Lezama a la izquierda de las escuelas. Acepto la crítica que me haces, pero si también hubiese vendido clavos y martillos, le hubiese vestido con mandil verde oscuro para atender a la “ferretería”.
      Aquellos espejos enfrentados, la obligada inmovilidad a la que te sometía la disciplina del barbero ─niño, estate quieto; que te puedo cortar una oreja, si no te estas quieto─, me hacía pensar que aquello que tantas veces se reflejaba en los espejos era mi alma. Mis escasos conocimientos de física no me permitían entender por qué finalmente se perdía, desaparecía, y con ella, yo mismo. Por eso me angustiaba.
      Besos Mel.

    2. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      Ya es tarde, el mal está hecho, ahora toca rectificar y aprender a partir de ahora a asegurar con datos fidedignos la juguetona memoria de lo que le aconteció a uno cuando niño.
      He recibido una llamada del Ayuntamiento de Lezama; nada menos. Me dicen que por aquellos años, en el pueblo, había dos Segundo, Segundo Pomposo y Segundo Batiz. Me han corregido asegurandome que la historia que reflejo corresponde al segundo Segundo.
      Lezama, apesar de tantos segundones, fue siempre pueblo de infanzones.
      Que me perdonen los Pomposo y sus descendientes, si les ha ofendido mi relato.

    3. Toma ya Jesús… menuda labor de documentación, investigación, espionaje… anonadada me he quedado. Oye, cuando te jubiles si te aburres mucho te pongo a investigar cosas varias que yo tengo ideas a billones con “b” y nada de tiempo para seguirles la pista…
      O sea que de Arrasate, te diré que mi madre solía contar que era algo pariente lejana de los de dueños de cubiertos Dalia de Gernika, ya qué cosas!!!
      Me sigue alucinando tu memoria histórica. Y te han llamado del ayuntamiento? Oye si te dedicas a hacerles crónicas así te vas a forrar… Abrazo y piensa en mi proposición…
      He leído el de diciembre –genial-

  3. Cronista de tu tiempo, Jesús Alfonso, sigues dejando retazos de tus recuerdos en nosotros y esta impronta es la que nos queda, como si hubiéramos estado allí a tu lado.
    Al leer el tema del mes a mi me vino a la memoria los espejos infinitos de la película Ciudadano Kane.
    Un abrazo.

  4. Jesús Alfonso Redondo Lavín

    Amigo EPI, yo sabía que volverías, que estabas presente en esos otros mundos que están en éste. Pero me has jodido el relato que había preparado para Diciembre (…apareció por Navidad), y que amplía un comentario que hice cuando nos dejasteis, Lola Sanabria, tú y Sotirios; así que por no tirarlo a la papelera, y para que quede constancia, te lo dedico:
    APARECIERON POR NAVIDAD
    El 9 de Enero de 1959 se rompió la presa. Como un tsunami de montaña, las aguas arrasaron al pueblo. En el fondo del lago de Sanabria se hundieron las ilusiones, las pobrezas y las vidas de aquellos labriegos, de aquellos pastores de la alta Zamora.
    6 de Diciembre de 2012, la tormenta “Lola” se desató sobre el poblado ENTC. Los pobladores salieron de sus casas a defender sus propiedades y ayudar a sus vecinos. No se pudo evitar. Algunos de ellos se hundieron en el lago. Pasado un mes ─fue una gran alegría─ salió a flote el alma de corcho de Soti.
    Los supervivientes, repararon los daños y recompusieron el poblado. Nuevos habitantes, tanto metecos como periecos, se asentaron en el lugar. La tragedia quedó en el recuerdo.
    Dicen que los hombres de bien, cada 6 de Diciembre, escuchan, al campanario sumergido de la torre de Lucerna, tañer la música en prosa de los relatos de Epi, y de la propia Lola.
    Atentos pues, entzanos, el día del “tojo” del mes de “Frimaire”, del calendario “republicaine”, de la revolución francesa, puede acontecer el regreso de nuestros amigos perdidos.
    Subamos con fe al monte pelado. Observemos los OVNIS. FIN
    Epi, una vez jubilado ─prácticamente ya─ subiré a Majadahonda; te invito a una cerveza,
    ─Yo sin alcohol por favor.

  5. No puedo hacer otra cosa que descubrirme ante ti, Jesús Alfonso. Casi me han gustado más los comentarios que el propio relato, que ya es decir. Se nota que eres un hombre de más de un millón de palabras, aunque las normas te reduzcan a doscientas. Me encantaría llegar a leer ese millón completo.

    1. Es que cuando te ponían frente al espejo de la peluquería era un trauma. A mí me decían que así el pelo se fortalecía, ¡mentira! Y adiós coletas. Me ha encantado la primera parte, pero me he quedado con ganas de saber más de lo que pensaba el niño, ya no me interesaban los de alrededor. Eso es porque me has atrapado con esa vivencia infantil.
      Un abrazo.

  6. Jesús Alfonso Redondo Lavín

    Nieves, me alegro de que te guste, pero ponme alguna vez un pero, que así aprendo.
    Besos.
    Nos vemos pronto.

  7. Jesús Alfonso Redondo Lavín

    Para agradecerte tu comentario, y tras repetirte que con él ya me han dado el premio de este mes, te contaré una intrascendente historia:
    María Carmen cristianó su alma en la Rioja Alavesa, en las antiguas tierras fronterizas de la Guardia, con el agua de una iglesia que embellece su entrada con ese espectacular pórtico de piedra policromada. De su madre, la señora García, recibió un cuerpo perfecto, atractivo y redondeado, percha de un precioso y angulado rostro, sello de su raza. De su padre, el acaudalado Urbiola, recibiría luego una sustanciosa dote.
    En aquellas tierras de buen vino, en febrero de 1805 vino a desposarse con el apuesto Zeferino, de los Larrimbe y Viñaspre de La Guardia también. Dos pámpanos madrugadores nacieron de su unión: Francisco Ramón y María Basilia.
    La fatalidad quebró la felicidad de esta familia cuando en plena vendimia de 1812 feneciera Zeferino.
    La tristeza es madre de soledades y otra vez en Febrero de 1914, pasados los lutos bienales, Manuel Zabala Díez, viudo de Paula Olaechea Bengoa, arrimó su soledad a la de nuestra Urbiola y donó su paternidad a los jóvenes Larrimbe.
    Las desgracias nunca vienen solas, los hijos se fueron a formar otros nidos y Manuel murió inocentemente, un frio 28 de Diciembre de 1831.
    Otra vez la soledad, pero a sus 51 años, nuestra Urbiola, aún mantenía su bolsa y sus carnes bien prietas. Y esta vez, pasado un lustro de luto, en plena vendimia de 1836 cruzó de nuevo aquel pórtico gótico policromado de la mano de Antonio, el de los Mateo y Balmaseda de toda la vida.
    En 1847 en mitad de un brumoso noviembre, a los 62 años de edad, María Carmen no pudo vencer los fatales efectos de unas fiebres tercianas.
    Ocho Años más tarde, Antonio el viudo de nuestra dos veces viuda y tres casada protagonista, curó sus soledades cambiando anillos con otra laguardiesa, Juliana Zurbito Estarrona.
    Me preguntarás: ¿dónde está la historia? Ana la historia la vas a poner tú, se trata de tu familia. Ya ves, aquí te dejo esta trama, que es cierta, para que pongas tú la urdimbre y hagas una novela imaginando unos tiempos con los amores y sufrimientos de una buena mujer, como tú, de la marca Urbiola, que vino a nacer, vivir y morir en la tierra vasca del vino.
    Besos.

  8. Ignacio Daniel Uranga

    Jesus Alfonso; Para mi el micro, en general, es un conjunto de palabras en número tasadas, con la suficiente organización como para ofrecer una historia y que, por la limitación de vocablos a utilizar, aconseja un final abierto o un resumen en una frase contundente.
    Un buen párrafo tiene inicio, desarrollo y final. En éste caso, según mi criterio, el comienzo de tu cuento es una referencia cronológica y topografica, suficientemente descrita con dos palabras. El meollo es la historia de Segundo, con una ambientación del lugar. El final es una alusión a la época en la que vivió el protagonista. Aquí la narración, despertado ya el interés del lector, quiere un continuidad, quiere otro párrafo, quiere más historia.
    Tu micro bien puede ser el primer párrafo de una narración más extensa. Materiales no te faltan, leídos los comentarios de arriba.
    ¿Qué opinas?

    1. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      Estoy de acuerdo con el comentario que haces. Realmente lo que reflejo en el escrito es una instantánea, mejor un daguerrotipo suspendido en el tiempo; en el mi infancia. Por tanto no es un relato tal como tú defines que debe de serlo. Solo pretendo fijar en un lienzo el esfuerzo de aquella generación de la posguerra en los pueblos de España, que a base de esfuerzo y pluriempleo sacaba su familia y su país adelante. Eran generosos y cuidaban con mimo a los niños propios y ajenos. Y el entorno aun con guerras y catástrofes ofrecía esperanza con los incipientes éxitos deportivos de los atletas vascos de los pueblos próximos, propalados por la siempre presente radio.
      Es cierto que pretendí desarrollar mis sentimientos en el espejo de infinitas imágenes repetidas, que al salir de mí mismo creía que huían y con ellas algo muy íntimo de mí, quizá fuera mi alma, aquella del catecismo tan machaconamente repetido, separada de mi cuerpo por el imán del azogue. Pero se me acabaron las 200 palabras. Aun así quedé satisfecho con la acuarela que he dejado para la contemplación y ejercicio de la imaginación de los que me lean. Espero que entre ellos estén también mis propios hijos.
      Gracias por tus notas, de todos aprendemos.
      Saludos, Ignacio
      PD ¿No serás de los Uranga de Mocedades, verdad?

    2. Ignacio

      Pues mira, con lo que me cuentas creo que deberías continuar el relato y terminar en una novela. Hasta me aventuro a decirte que deberías hacerlo. Te intuyo sentimientos político-sociológicos semejantes a los míos. Y me agrada sobremanera conocer, aquí, a una persona formada. No, que yo sepa, -la guerra civil y demás…- soy un Uranga de la familía de Mocedades. La última vez que estuve en Ormaiztiegui me enseñaron la espada de uno de mis tatarabuelos. Durante seis años he investigado sobre aquel hombre y, a la par de mi aprendizaje histórico, escribiendo sobre lo sucedido entonces, me he conocido a mí mismo como persona. Las raices son profundas y el alma se alimenta por ellas. Saludos.

    3. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      No tenía ni idea de la existencia de tu azpeitarra ancestro militar Don José Uranga. Por lo que he leído fue un carlista medular de azarosa vida. No me extraña que te haya fascinado. Por mi parte he puesto en mi agenda una visita al museo de Zumalacárregui en Ormaiztegi.
      Pero hay otro asunto curioso: Es raro que los registros parroquiales lleguen tan lejos, nada menos que al uno de enero de 1537, fecha en la que se bautiza, también en Azpeitia, a Hernando Uranga Mandiolaça, hijo de Juan Ochoa de Uranga y María López de Mandiolaça. Si logras esta partida de bautismo ─ sabes que la puedes pedir a: “mendezmende.org”─ y ésta es legible, puede que también se hayan reflejado en ella los nombres de sus abuelos, que muy probablemente podrían ser coetáneos de Cristóbal Colón. Nada menos.
      Saludos.

  9. Jesús, durante la primera lectura voy detectando posibles pistas: reptilesco, azufrado, Muy bien descrita la sucesión de imágenes espejeadas. Al final me quedo como que falta algo para ser relato o cuento: el conflicto, el giro, el desenlace. Por lo tanto nos has descrito un escenario y un recuerdo de forma muy agradable. Está claro que esta historia necesita más espacio. Las pistas no me han servido, o algo me he perdido.

    1. Jesús Alfonso Redondo Lavín

      Dices bien, ha sido un daguerrotipo, como ya he dicho a Daniel Ignacio Uranga, que opinó lo mismo que tú.
      Gracias por pararte aquí.
      Un abrazo y recuerdos a tu vecina.

  10. sotirios

    Jesús, eres una historia viviente. Precioso relato muy didáctico y bien escrito. Tengo que decirte que eres un hombre muy simpático y fue un placer conocerte. Un fuerte abrazo amigo, Sotirios.

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