JUN43. CRUEL REFLEJO, de Gloria Arcos Lado
Se había mirado al espejo nada más levantarse. Este le devolvió una cara desconocida.
Hacía tanto tiempo que no se dedicaba tiempo a sí misma, que no se había percatado de que con los años no sólo había llegado la sabiduría, sino también las pequeñas arruguitas en el entrecejo, debajo de los ojos y en la comisura de los labios.
Parecía una anciana precoz. Ahora que el reflejo cruel le había hecho enfrentarse con su realidad, decidió observarse no solo en su exterior, sino también hacia dentro.
Supo que había llegado el momento de la introspección para comprobar cómo le habían afectado el paso de los años.
Dónde antes había una mirada alegre, vivaz y expectante, ahora el espejo le mostraba una mirada cansada, vacía y desilusionada, tras su paso por la vida.
Dónde cuatro décadas atrás destacaba una melena castaña y lacia, recogida a veces en dos coletas, ahora aparecía un pelo cubierto de un tinte dorado, que intentaba sin conseguirlo, cubrir sus cada vez más abundantes canas.
Pese a ello, decidió que ese era el precio que debía de pagar por haber disfrutado y compartido su insignificante vida con las maravillosas personas que la habían transitado.
Ay, la edad, es inevitable el paso del tiempo, pero es duro comprobar que no queda casi nada de aquellas niñas que fuimos.
Sin embargo lo mejor está siempre por llegar, no crees?
Saludos.
Espero que sea así, Asun, muchas gracias por pararte a leerme y a comentar. Besos.Gloria Arcos
Bello pasaje sobre el paso de la vida.
Gloria, no estoy de acuerdo contigo, si estaba vacía y desilusionada no podía ser por la gente maravillosa con la que había convivido. No me cuadra.
Un beso
Quizás tienes razón, pero creo que nunca vacía, si incompleta, es posible. Pues que pena.
Un beso