Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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JUN54. ¿QUÉ PASÓ CON DOÑA INÉS?, de Nicoleta Ionescu

Las modas cambian como el viento, todos lo saben. Excepto Doña Inés, la maestra. Su traje sastre bien planchado, sus blusas almidonadas y sobre todo su gigantesco moño, alto y bien torcido, firme y erecto tal como sus opiniones – ¡Doña Inés fue una mujer de opinión! –  dominaron los últimos treinta años de nuestro pueblo. No había reunión en la escuela, asamblea en el ayuntamiento, sesión de algún comité o comisión en que el moño no se destacase, balanceándose escépticamente, inclinándose con severidad, o temblando de indignación. Aquel moño se había convertido en una verdadera institución pública.
       Cierto día, Doña Inés subió a la tribuna de la plaza central, para estrenar la feria anual. De repente, el cielo se puso plomizo y un imprevisto torbellino se abatió directamente sobre su cabeza. La muchedumbre pudo ver, horrorizada, como el terrible moño fue arrancado, desarraigado de su lugar y llevado por encima de las bocas abiertas, hasta que el viento lo tragó definitivamente. Pasada la sorpresa, la gente notó que la tribuna estaba vacía y empezó a buscar a Doña Inés. Hasta hoy día siguen buscándola, sin resultado alguno. Dicen que ella continúa viva entre nosotros, pero nos es imposible reconocerla.

 http://cesariarey.wordpress.com/

11 Responses

  1. Anonymous

    Nicoleta, muy ocurrente relato. ¡Enhorabuena por éste y por el anterior!
    Que sigan tan bien tus clases de castellano.
    Para que nos conozcas más, en las reuniones de vecinos si el portavoz es un hombre, se suele decir: «¡Qué majo es, qué bien lo hace!».
    Si lo es una mujer, se suele decir: «¡Se mete en todo!».
    Aunque los dos hagan más o menos lo mismo.
    Saludos.

    1. Nicoleta

      Gracias por tu comentario y por tus muy acertadas explicaciones, Anónimo. En cuanto a mis clases de castellano, estos acabaron muchísimo tiempo atrás (más de dos decenios)… ahora soy solamente una aficionada.

    2. Anonymous

      De nada, Nicoleta. ¡Ah! pensé que eras una estudiante de castellano, quizás entendí mal a Juan. Bueno, no importa. Está muy bien descrita esa clase de personalidad y se puede encontrar en todos los lugares; aquí también… por ejemplo yo soy tan parlanchina cuando me dejan… que una puede resultar repelente… oye, bajito, a veces me veo así pero tendrían que meterme la cabeza dentro del agua para que yo pudiera cumplir la palabra dada a algún otro por aqui, de que me iba a callar pero ya vés otra vez parloteando, ¡jesús, qué cruz de mujer!… qué paciencia tengo que tener conmigo misma.
      Bueno, un beso y a leer tu siguiente relato.

  2. Susana

    Muy simpático tu relato, Nicoleta. Ese moño imponente simboliza la máscara (posición, ropa de marca,tono autoritario de voz) que muchos utilizan de cara a la galería y que sin ella nada serían.
    Un beso.

    1. Nicoleta

      Gracias, Susana, me alegro de que te ha gustado. Me imagino que este tipo humano, cuya esencia sorprendiste muy bién en tu comentario, se puede encontrar en cualquier lugar.
      Un abrazo.

  3. Todos hemos conocido a alguien con un determinado rasgo tan suyo, tan impescindible, tan inherente a su persona, que si lo hubiese perdido, nunca lo hubieramos reconocido. Me ha gustado mucho tu relato, muy visual. Si la viera, podría decir de inmediato: es Doña Inés, pero claro, ya sin el moño, pues como que no. Mucha suerte.

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