Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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35 – LA HUELLA DEL TIEMPO (Nani Canovaca)

Me gustaba verle en la avenida con el platillo delante, maquillaje perfecto y su traje de arlequín. Los que pasaban le ponían una moneda y sonreía, era el único gesto que nos recordaba a un humano. Crecí viendo su maquillaje perfecto, sonreía a quien le admiraba y el guiño que me hacía, era nuestro pacto. Yo vigilara su recaudación. Al terminar sacaba una flor de su chaqueta, se acercaba y se convertía en chupa Chus o chicle Bazooka, de aquellos que se quedaban sin sabor en dos chupadas, pero hacía que me sintiera feliz e importante. Nunca me dijo una palabra, sabía que me apreciaba y confiaba en mí. Fui creciendo y no tenía tiempo para estar en la avenida junto a él. Cuando volvía del instituto no estaba y según me dijo mamá, se hacía mayor y últimamente estaba los días que había sol y solo un ratito. Hoy lo he descubierto en el bar del tío Paco. He entrado y me he acercado, creo que no me ha reconocido y según mi tío, no es ni su sombra, su cara está oscura y gasta las pocas monedas en vino. ¡Ya no se sostiene!

32 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Sensible la historia que nos traes; teñida de tristeza pero también de verdad. La edad y el abandono, sea del tipo que sea, muestran su cara ante los ojos de aquella que un día fue su amiga. Ojalá pueda ella devolverle, de algún modo, lo que tanto recibió. Lo malo es que muchas veces, ya vencidas, estas personas no se dejan ayudar. Suerte, Nani. Besos.

    1. Jesús, la vida es dura y la sociedad nos lleva por caminos más duros aún. Nos olvidamos a veces pronto de los que nos enseñaron a reír o a mirar la vida por ejemplo, porque debemos seguir queramos o no, con nuestra propia vida.
      Muchas gracias por comentar.
      Besicos muchos.

  2. Martín Zurita

    Hola, Nani.
    Somos sendas de demolición, estamos condenados a ser la sombra de lo que fuimos. Es así de fatídico. Tierna historia la que nos regalas, embutida en la solidaridad de la niña para con el hombre estatua y la complicidad entre ambos, esa simbiosis perfecta. Pero el tiempo pasa. Y desdibuja los contornos. Ya no conoce el viejo a la joven y remoja sus arrugas (sobre todo las del alma) en vasos de vino. La vida pura y dura.
    Me gusta mucho tu propuesta.
    Un beso muy grande.

    1. Hola Martín Zurita. Qué bien has interpretado todo lo que quise plasmar en este relato. La verdad es que la huella del tiempo no tiene perdón para nadie.
      Muchas gracias por comentar y por hacerlo como lo haces.
      Besicos muchos.

    1. Sí Edita, puñetera y repuñetera huella. Supongo que no todo es mentira en este relato, pero si te refieres a que lo puedo haber vivido, en donde vivo (ciudad relativamente pequeña), no hay espectáculos de este tipo en la calle y cuando alguna vez he visto a algún artista de los que describo, ha sido ya de mayor. LO que si te aseguro es que me gustan mucho, les doy mucho valor y pienso que no los valoramos como se merecen.
      Muchas gracias por comentar.
      Besicos muchos.

  3. Ángel Saiz Mora

    El tiempo deja huella y no solo física, pero nunca es capaz de borrarlo todo. Los afectos han de alimentarse para que se mantengan, pero donde hubo siempre queda algo. Envejecer y degradarse es inevitable, por lo que debemos aceptarlo con la mayor dignidad que podamos acumular. lo triste es dejarse seducir por el lado fácil y engañoso. Una vez en él, la salida es muy difícil.
    Un abrazo, Nani. Suerte

    1. Si Ángel, difícil de salir de esa espiral del declive sin aceptación. Deberíamos estar todos preparados pero como tantas cosas en la vida, no tenemos programa de instrucciones y el aprendizaje a veces es duro e inaceptable.
      Gracias por comentar.
      Besicos muchos.

  4. El tiempo, nuestro mejor aliado y al mismo tiempo tan enemigo.
    Otra bonita y emotiva historia para que les cuentes a tus preciosos…
    Un abrazo enorme, Nani.

      1. ¡Estoy convencida!, Cuando tus nietos descubran que su abuela escribe sus propios cuentos, se sentirán «superorgullosos» de ti, entonces, entenderán por qué su mami también escribe, aparte de dibujan tan bien, y también descubrirán su primer refrán…. «De tal palo, tal astilla»
        Un besote preciosa.

  5. María José Escudero

    Esos artistas callejeros que asombran a los niños, que un día forman parte de la lista de sus héroes y que, con el tiempo, se caen de sus pedestales porque no han cumplido sus expectativas y solo se recrea en ellos la huella del tiempo y la frustración. Triste historia como triste suele ser la vida del payaso. Te deseo mucha suerte. Un abrazo.

  6. Salvador Esteve

    La fuerza que te da la ilusión y la juventud languidece con el tiempo que esclaviza nuestra cordura. Muy bueno, Nani. Abrazos y suerte.

  7. Sí, eso es crecer, no solo cambias tú, envejece tu entorno, desde la imagen del niño parece que todo será eterno, pero conforme vamos creciendo descubrimos otras caras de la misma moneda. Es triste, pero es la vida.

    Muy bonito Nani, un abrazo y mucha suerte.

  8. Isabel

    Aunque es triste ese final de tu payaso, después de hacer tanto reir, tu relato tiene mucha ternura.
    Algún truco de magia tiene que haber en el repertorio de un payaso para que la edad no pase tan penosa factura.
    Muchos besos Nani.
    Y otro para tu payaso, el próximo día que le vea intentaré sacarle una sonrisa. 🙂

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