Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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11. LA SEGUNDA CALLE

Ayer te vi cruzar por la segunda calle. La que queda a la derecha, al final de la glorieta. ¿Puede una glorieta tener final? Para nosotros hasta los círculos tuvieron un comienzo. Ayer entré en la heladería de la segunda calle, donde, si miras por la puerta de atrás encuentras un patio con una bicicleta pintada con acuarela que cuando llueve pierde sus colores, pero sigue siendo de la niña italiana que ha crecido bajo nuestras miradas, subiéndose día sí, día no. A veces la veo. Hace tiempo que se cortó la trenza, y no creció demasiado. Su madre me sirvió ayer un helado de vainilla con sirope de fresa y la vi tender la ropa.

¿Recuerdas cuando fuimos a la heladería por primera vez? Reímos, porque la niña cogió un sapo que le salto a la cara. “En la segunda calle de la rotonda acaban de abrir una heladería”, dijiste el día que nos conocimos. “Las rotondas no tienen primeras o segundas calles.” “Sí, te la enseñaré”. Y me llevaste de la mano.

¿Qué soy yo para ti? Me pregunto hoy, cuando te veo con la niña italiana que ya no es una niña y que ya no lleva trenza, cruzar por la segunda calle y pasar por delante de mi casa. Hace tanto que ya no nos conocemos.

45 Responses

  1. Es muy bonito el relato. Creo que has conseguido algo muy difícil que es involucrar al lector en la voz narrativa, hacer que sienta la nostalgia y la tristeza desde el inicio. Con el juego de las primeras y segundas calles, y la niña adulta que le priva de las delicias del amor a la protagonista. Buen relato, suerte.

  2. Si no es nada para él hoy, lo fue antes y lo que disfrutaron en los círculos en los que veían principio, eso nadie podrá arrebatårselo. Lo que crecieron, lo que rieron, lo que se amaron, lo que vivieron y el sabor de los helados de entonces perdurará en algún lugar de sus cuerpos y sus almas.

  3. Maite Lacave

    Es un microrelato precioso, agridulce, el encanto de los recuerdos compartidos y la pena de la pérdida, y siempre la niña italiana, ayer y hoy.

  4. Encantador relato, lleno de poesía y nostalgia. Así como la glorieta no tiene final tampoco lo tiene la magia que nos regalas…
    Un abrazo y suerte

  5. Ton Pedraz

    Bravo Alba. Sospecho que estás en otro nivel. El relato que presentas es precioso, y con un pedacito de vida en su interior.
    Enhorabuena,
    Ton

  6. Antonio

    Enhorabuena. Me parece un relato sutil, con una nostalgia dulce y encantadora. Vas creciendo a pasos agigantados, madurando a una velocidad de vértigo. Hay que seguir en el camino, lo haces cada vez mejor. Es un relato para disfrutarlo y saborearlo, igual que el helado de vainilla

  7. Mª Belén Mateos

    Precioso relato prosado donde la nostalgia se viste de acuarela y viaja por rotondas infinitas, con salida para primeros amores y helados.
    Un beso Alba.

  8. Ángel Saiz Mora

    No es sólo lo que narras, sino cómo lo haces, convirtiendo a calles y glorietas en otro personaje. La soledad de alguien que ha visto su tiempo detenido desde que se le negó la posibilidad de transitar con quien más quería.
    «¿Qué soy yo para ti, me pregunto hoy?», es una cuestión que encierra dolor, impotencia y estancamiento, pero, sobre todo, un amor absoluto, insoslayable e incondicional, que nunca asimilará no ser correspondido.
    Creo que es la primera vez que te leo, pero algo me dice que no va a ser la última, que volveré a encontrar tus letras tras girar en alguna glorieta.
    Encantado, suerte y un saludo, Alba

    1. Muchas gracias! El mes pasado envíe el primero, «Perros monstruosos». Me gusta el blog y si quieres leer mis relatos habituales puedes pasarte por el mío también. Encantada igualmente, también un saludo Ángel!

  9. Gonzalo

    Querida Alba Sabina: Como siempre tus relatos cobran en mi mente una misteriosa tristeza. Creo estás lista para las «grandes ligas literarias». Un beso.

  10. Blanca Oteiza

    Qué bonito,lo he leido dos veces seguidas para re-disfrutarlo. Es una prosa muy bella en una historia llena de nostalgia.

  11. Paloma Casado Marco

    Preciosa y original historia de rotondas, bicicletas pintadas y sapos que nos remueve algo por dentro: la nostalgia del primer amor.
    Muy bueno Alba Sabina.

  12. Calamanda Nevado

    Alba, tus hilos conductores nos llevan de la mano por el relato. Nos involucras hasta el final de esta bella historia bien contada. Suerte y saludos

  13. Relato triste de amores perdidos que el tiempo no ha desecho. Un tono de tristeza y pena transmite. Tuve un problema con «bicicleta pintada con acualeras» pensé en un cuadro. Me ha gustado tu propuesta, ese juego metafórico de la rotonda y la segunda.

  14. Javier Palanca

    Pues, la verdad, Alba, un relato redondo como una rotonda.
    Son tantas cosas las que se visualizan.
    Me encanta el adunto de si las rotondas tiene calles numerables.
    Y el final, pues vaya, nostálgico y con las dudas de las relaciones finiquitadas.

    Abrazos

  15. María Jesús Briones

    Has sabido dar un toque agridulce a tu relato impresionante. El dulce ayer, con helado incluido, la ilusión de la bicicleta pintada de acuarela, y su dueña la niña de la trenza, con la transformación y el olvido de hoy.
    Un cuento buenísimo.

  16. Salvador Esteve

    Alba, nostálgico relato de relaciones que el tiempo bifurca en diferentes direcciones. Muy bueno. Abrazos y feliz verano.

  17. Esperanza Tirado Jiménez

    No sé si me repetiré con todo lo que te han dicho. Me ha encantado tu relato.
    Al releerlo me lo he imaginado como un cortometraje, desde varios puntos de vista temporales, el de la glorieta incluído.
    Muy original, muy ágil y muy bien contado.

    Felicidades y Suerte.

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