Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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60. LA VERDADERA Y JAMÁS CONTADA VIDA NOCTURNA DEL HOMBRE INVISIBLE

No sé si soy invisible o que nadie se fija en mí, pero qué más da ya. En mi familia de superhéroes todos salvo yo llevaban vistosos trajes ajustados, y yo no era más que una aberración, un error, una vergüenza familiar.
—¡Quita de ahí, inútil, y ponte algo, que no tropecemos contigo!, me decían, lo que confirmaba que no era más que un mero estorbo indiferente para todos. Al menos podía aprovechar mi invisibilidad para que me dejaran en paz con mi apagada existencia.
Arrinconado por los brillantes triunfos de los míos, tuve malsanas tentaciones y me hice mirón de vestuarios. También atraqué bancos al abrigo de mi transparencia. Sin embargo, lejos de sacarle un partido sucio a esta circunstancia, venciendo la decepción y sin dejarme seducir demasiado por lo prohibido, decidí abrirme camino y hacer el bien, no como mi familia, sino a mi manera. Desde entonces, todas las noches me cuelo en los dormitorios donde hay niños abandonados y, mientras sueñan, les dejo unas monedas a quienes han perdido algún diente de leche.

Aunque tarde, creo que mi vida ha dejado de ser frustrante y desaprovechada.

18 Responses

  1. Nos has descubierto al verdadero Ratoncito Pérez. Un hombre invisible, que cono cualquier hombre visible, ha encontrado por fin su vocación, su destino, su verdadera y jamás contada debilidad: hacer felices a los niños abandonados.
    Una bonita historia!!!
    Suerte, Juan Manuel.

  2. Ángel Saiz Mora

    Dicen que en esta vida no hay nada peor que ser invisible. En el caso de tu protagonista resulta aún peor, pues a pesar de tener un don mágico, se encuentra abocado a que la historia le ningunee, con la carga de un anonimato impuesto. Tras superar una fase oscura, ha encontrado su camino, una labor encomiable, a su medida, aunque nadie pueda verle y le tomen por un mítico ratón.
    Alguien tenía que contar esta historia inédita, simpática y tierna, quien mejor que tú.
    Un abrazo y suerte, JM.

  3. Al final, como buen hijo de superhéroes, vence el bien a la tentación del mal. Qué invisible son a veces las buenas acciones cuando no se espera ninguna otra recompensa que la satisfacción de un trabajo bien hecho. Simpático relato, Juan Manuel, un saludo!

  4. Mira tú por dónde hemos averiguado la verdadera identidad del Ratoncito Pérez, entonces ¿A quién vi yo de niña? Con sus grandes orejotas y bigotes juguetones.

    Qué relato más bonito has ido creando, parecía una triste historia y termina llena de magia.

    Saludos JM y mucha suerte con éste.

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