Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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54. LABERINTO DE PASIÓN (Ángel Saiz Mora)

Mi amigo había excusado su presencia con una llamada. Pedí una copa antes de aprovechar la noche para dormir. Acostumbrado a beber en compañía, sentí como si el mundo me señalase, incluida una hermosa mujer que no dejaba de mirarme. Quedé muy sorprendido cuando se sentó a mi lado, a mí no me pasan esas cosas. Nunca antes fui tan locuaz. De mi boca, volcán incontrolable, brotaba un torrente de palabras, alimentado por su risa cautivadora tras cada una de mis ocurrencias.

Paseamos hasta su portal. Acepté la invitación a subir. Quiso que brindásemos por nuestra recién iniciada relación, pero no tenía con qué hacerlo; caballeroso, me ofrecí a comprar una botella. La orientación es algo de lo que carezco, si encontré el establecimiento que me indicó fue por la ayuda de un mendigo, lo que no pude hallar de nuevo fue su vivienda en ese barrio desconocido para mí. El cava se calentaba al tiempo que, extraviado sin remedio en esa maraña de calles idénticas, caía en picado la temperatura de mi ánimo. Desconocía su teléfono, ni siquiera nos dijimos el nombre.

Las primeras luces descubrieron a un tipo patético y ojeroso compartiendo una botella con un indigente.

77 Responses

    1. Ángel Saiz Mora

      Tu calificación de «tragicómico» me parece muy acertada, porque es cierto que este relato tiene un poco de las dos cosas, no sé si a partes iguales.
      Nunca se sabe cómo va a funcionar lo que escribimos. Al menos en mi caso, cuando dejo libre un nuevo «hijo» como yo los llamo, es decir, que expongo alguna pequeña creación la opinión pública, lo hago con cierto miedo. Con que le guste a una persona ya me doy por satisfecho, así que me alegro de que haya sido así.
      Muchas gracias y un saludo.

  1. Salvador Esteve

    Ángel, cuando aparco el coche muchas veces me anoto el nombre de la calle, tal es mi sentido de la orientación, por lo que he empatizado con el protagonista, y me niego a que se quede sin su laberinto de pasión. Después de despedirse del amigo indigente, que vuelva al local, que pregunte, que luche. Muy original. Me ha gustado mucho. Abrazos.

    1. Ángel Saiz Mora

      Salvador, cómo te comprendo. Me ocurre lo mismo, si no apunto la planta y el número donde he aparcado puedo pasarme horas buscando el coche en un centro comercial.
      Creo que compartimos dos cosas, un sentido de la orientación que deja un poco que desear, junto con la esperanza o el deseo de que al protagonista del relato, pese a su tara, que casi es una minusvalía, al final pueda salirle todo bien. Quien quiere algo de verdad le pone interés y se le aguza el ingenio. Seguro que vuelven a encontrarse.
      Gracias y un abrazo.

  2. ¡Cómo me ha gustado, Ángel! «A mí no me pasan esas cosas…» y el pérfido destino acaba riéndose de él.
    Y el final, memorable. Bien que hace en brindar con el único testigo de su hazaña.
    Besotes

    1. Ángel Saiz Mora

      El hombre estaba totalmente descolocado, con una situación que casi ni se creía, que quizá le venía un poco grande. Se nota a la legua que no era un galán ni un halcón de la noche. A lo que se une, para rematar, su problema de orientación. La noche de su vida se convierte en la de la decepción. Al menos, de lo perdido saca lo que puede, y comparte bebida con alguien que seguro que se lo va a agradecer.
      Muchas gracias por tu comentario y otro beso para ti.

  3. Hola, Ángel.

    Empatizo, y mucho, con tu protagonista y es que tampoco es mi fuerte la orientación. El pobre quería quedar como un caballero y se sumergió en un laberinto diferente al plan prefijado. Pero, digo yo, cuando uno/una conoce estas limitaciones para volver al punto de encuentro, ¿por qué no lo admite y se deja de poner en evidencia?
    Muy original, me ha gustado mucho.

    Un abrazo.

    1. Ángel Saiz Mora

      Ya lo he confesado anteriormente en otro comentario, pero lo reitero, tampoco es mi fuerte la orientación. El personaje y yo compartimos la misma carencia. Hay cosas con las que se nace o no, por más vueltas que le demos.
      En circunstancias normales habría sido consciente de sus limitaciones, pero la situación le había puesto en una nube en la que se creía capaz de todo, al final llega la realidad para recordarle su lugar.
      Gracias y un abrazo.

  4. Angel, tengo una duda gramatical ¿se excusa la presencia o se excusa la ausencia?. He escuchado tanto la primera -lo que no es garantía de nada-que ya no sé. Sea como sea no empaña tu magnífica historia y cómo nos la cuentas. Simpatizo con el personaje y le animo ¡siempre te quedará el indigente!
    Abrazos.

    1. Ángel Saiz Mora

      Rafa, has apuntado muy bien una interesante y razonable duda gramatical, que te agradezco mucho y me ha llevado a consultar. Según la RAE, una de las acepciones de EXCUSAR es:
      «5. tr. Poder evitar, poder dejar de hacer algo». Y pone este ejemplo: «Excusas venir, que ya no haces falta». Es decir, se disculpa por no estar físicamente, o sea, excusa su presencia corporal.
      Sobre el personaje, es tan penoso que termina causando simpatía. Además, no tiene ningún problema para tratar con otras clases sociales, como el indigente, eso también le suma puntos.
      Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.

  5. BLUESS

    Juas,juas, está divertido el relato,además creo que todos nos solidarizamos con él. Como dijo alguien yo iría al lugar donde conoció a su chica hasta q la encontrara. Seguro q el momento seria otro y acabarían hablando de temas fríos
    ..pero esa ilusión q no la quite nadie,podemos!!
    Saludos a ti y a la bruj ula.

    1. Ángel Saiz Mora

      Si llega a encontrarse con la chica, le iba a resultar difícil explicar lo que ella habrá tomado en primera instancia como un plantón. Tampoco debe ser plato de gusto darse cuenta de que quien ella pensaba que era un hombretón completo, en realidad es un individuo limitado.
      Estoy de acuerdo contigo en que los ánimos estarían necesariamente fríos al principio de ese hipotético reencuentro, aunque de él depende encandilarla con otros encantos que suponemos que también debe de tener.
      Muchas gracias y un saludo.

  6. María Ordóñez

    Jajaja! ¡¡¡Qué risa!!! Pobre hombre, cuyo ánimo cae «en picado» y no «en picada» como lo hace el nuestro… pequeñas diferencias de nuestro idioma, pero, caray, qué buen relato. Magnífico. No tiene desperdicio. Gracias por la risa al amanecer, Ángel.

    1. Ángel Saiz Mora

      De verdad que me resulta muy grato pensar que he sido el causante de al menos una sonrisa, y además al amanecer, para empezar bien el día, para mí es mucho, por lo que soy yo quien te da las gracias a ti, además de aprovechar para enviarte un cordial saludo.

  7. reyes alejano

    Genial el micro! Pero digo yo, no sera que el protagonista, estuviera algo asustado, ademas de sorprendido, por el pedazo de mujer que se fijo en el y pensara…yo casi me voy a por el vino, me pierdo y no tengo que superar con nota este examen

    1. Ángel Saiz Mora

      Pues ahora que lo pienso, Reyes, igual llevas algo de razón y el hombre siente algo de alivio ante un temor, nunca confesado, de no haber dado la talla. Desde luego, es una posibilidad. Cuando aparece un reto de calado en nuestra vida lo abordamos ilusión, pero también con cierto temor. A saber qué nota habría sacado en ese examen.
      Te envío un saludo y te agradezco tu comentario, que sin duda ha aportado una visión distinta.

  8. María Elena Sánchez Álvarez

    Ángel, un relato simpático aunque frustrante para el personaje. Para una vez que le ocurre algo así, pierde la oportunidad y todo por su mal sentido de la orientación.
    Bueno, siempre hay segundas ocasiones.
    Muy divertido, me ha gustado mucho.
    Un abrazo y suerte

    1. Ángel Saiz Mora

      Está claro que hasta una pequeña limitación puede tener poder para cortar el camino más prometedor, aunque también, como bien apuntas, siempre hay segundas ocasiones, bien con la misma persona o con otra que quizá le convenga más.
      Muchas gracias y un abrazo.

  9. Ángel Saiz Mora

    El vagabundo del relato juega un papel secundario, pero no irrelevante. Gracias a él, nuestro protagonista llega al local para adquirir la bebida. Derrotado por su propia inutilidad de no saber encontrar el portal, el menesteroso le sirve finalmente de compañía, sabido es que resulta muy triste beber solo, quién sabe si no habrá hecho un amigo.
    Muchas gracias por pasarte por aquí, Tus relatos siempre son dignos de lectura, pero también tus comentarios, donde queda reflejada personalidad singular, generosa y culta.
    Un abrazo.

  10. calamanda

    Ángel, no lo vas a creer pero tenga casi terminada una historia, casi igual, solo que de día y con la compra; no con botellas ni fiestas. Me ocurrio en Madrid y fue un verdero laberinto encontrar la vivienda; anhorabuena por tu cuento; comenzaré otro y a ver que sale. Suerte y saludos

    1. Ángel Saiz Mora

      Calamanda, por favor, por mí no rehagas ni, mucho menos, abandones tu relato. Cada uno es cada uno. No nos prives de tu buen hacer, qué importan las coincidencias. Dicen que todo está escrito, pero la forma de contar, el espíritu que se impregna y los detalles son de cada uno y hacen únicas las obras.
      Ya he dicho que me pierdo en un vaso de agua, así que comprendo que a otras personas también les suceda algo parecido en su vida cotidiana y que de ahí extraigan material de creación. Todos somos distintos, pero tenemos un fondo común.
      Gracias y saludos.

  11. aurora royo

    Eso le pasa por golfo!! Hala, bien merecido. Fíjate lo poco que se fijó en la moza que no le preguntó ni el nombre. En que andaba pensando, pueeeeeeeeeeeeesssssssss?

    Abrazo.

    1. Ángel Saiz Mora

      Eso digo yo, en que estaría pensando ese malandrín, que sólo demuestra un interés parcial hacia la muchacha. A todos nos gusta que nos quieran o deseen en nuestra integridad, con nombre, apellidos, alma y demás circunstancias.
      Gracias y un abrazo.

  12. Ángel Saiz Mora

    Ana, no sé si lo has notado, pero si no, te lo cuento yo: Además de con tus relatos, también disfruto con tus comentarios, con esos matices que aportas y que realmente enriquecen. Esta vez te doy totalmente la razón. Tras una noche en blanco, con la decepción a cuestas, es lógico que el personaje parezca, patético, pero en el fondo no lo es, entre otras cosas porque demuestra generosidad al compartir su botella con un nuevo amigo.
    Llevaba una temporada larga escogiendo temas que rozaban o entraban de lleno en el dramatismo. Un poco de comicidad siempre viene bien.
    Gracias y otro beso para ti.

  13. Hola, ÁNGEL; lograste algo muy difícil en la literatura: dejar al lector entre la risa y la pena ¡Pobre tipo, no pega una, jajaj! Como dice José Hernández en el Martín Fierro, «Al que nace barrigón, es al ñudo que lo fajen».

    Muy bueno, me gustó.

    Cariños, M.

  14. Ángel Saiz Mora

    Fantástica frase, totalmente aplicable al personaje, y que coincide en esencia con este refrán español: «Al perro flaco todo le son pulgas».
    Muchas gracias, Mari Ángeles, siempre es un placer coincidir contigo.

  15. Blanca Oteiza

    Ángel, qué buen relato. Me ha encantado.
    Pobre tipo que no sabe orientarse, pero es que la noche confunde mucho y más si te hallas en un laberinto de calles idénticas de un barrio desconocido.
    Un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      Aparte de la nocturnidad, que también contribuye, yo creo que este pobre se pierde también a pleno día y en un vaso de agua, pero tal vez eso sea parte de su encanto.
      Muchas gracias, Blanca.
      Un abrazo.

  16. Para ese despistado personaje, no creo que haya una segunda oportunidad, me parece que esa chica es de las que cazan una presa por noche. Si ella no toma la iniciativa, el habría tenido que beber solo. Ángel, muy bueno y entretenido relato, suerte.
    Saludos.

    1. Ángel Saiz Mora

      Estoy de acuerdo contigo. Seguro que ella se lo ha tomado como un plantón, un despecho enorme, sin que llegue a darse cuenta del problema, ni siquiera lo entenderá aunque luego la encuentre y se lo explique. También estaba claro que la cazadora nocturna era ella y él la presa descolocada.
      Un saludo, Beto.

  17. Verónica Gibbs

    Ja, ja, ja… pues nada, que para la próxima hay que comprarle un equipo con GPS. Abrazo, Ángel, disfruté mucho el relato.

    1. Ángel Saiz Mora

      Menos mal que el ser humano puede completar sus carencias con tecnología. Seguro que a partir de esa noche ya no sale sin un chisme de esos, aunque seguro que al pobre no se le repite la misma situación.
      Un abrazo, Verónica.

    1. Ángel Saiz Mora

      Más bien tengo que decir, no sin cierto pudor, que me temo que soy yo quien se parece un poquito al protagonista.
      Un abrazo, Ignacio

  18. Muy bueno Ángel, pobre desgraciado, para una vez que liga y se encuentra con ese panorama!! Espero que no esté basado en hechos reales…
    Un abrazo microlunático

    1. Ángel Saiz Mora

      Uy, uy, que me pillas. Ahora en serio. El personaje y yo compartimos una desorientación parecida, eso es verdad. Por lo demás, no nos parecemos mucho. Eso de que aparezca una chica guapa con tanto interés y llevando la iniciativa a mí se me antoja más allá de la ciencia ficción, aunque a alguno le sucederá.
      Un abrazo,artistazo.

  19. Qué relato más originalmente delicioso. Un placer leerlo e imaginarlo. Las expresiones oportunas y el final te deja ese agridulce sabor del entrañable fracaso (el de tu protagonista). Me ha gustado mucho, demasiado. Merece estar muy alto. Un saludo y mucha suerte 🙂

    1. Ángel Saiz Mora

      Juan Antonio, agradezco infinito tu comentario, que me anima mucho viniendo de alguien con tanto oficio. Sólo por tus palabras ya merece la pena haberlo escrito.
      Un saludo

    1. Ángel Saiz Mora

      Hola Lorenzo
      Agradezco mucho que te hayas pasado por aquí, después de tantos y tan merecidos homenajes que has cosechado últimamente.
      Un saludo

  20. ¡Vaya gafe! Mira que perderse… Bueno, por lo menos al mendigo le favoreció la cosa y pudo tener compañía y cava. Además, para esa chica tan atractiva, supongo que acostumbrada a tener a los hombres a su alrededor, el hecho de que él no volviera la tuvo que dejar descolocada y pensativa…
    Bueno, Ángel, tu micro me ha parecido muy interesante para reflexionar. Felicidades. Suerte y un abrazo

  21. Ángel Saiz Mora

    Quién sabe si el no volver, lejos de enfriar la situación, como se ha apuntado en otros comentarios, no servirá para hacer pensar a esa muchacha que no estaba ante otro más, sino ante alguien especial, un poco patético, pero entrañable.
    Muchas gracias, Juana María. Ya sabes que en mí tienes a un lector fiel de tus letras.
    Un abrazo

  22. Ángel, pensemos que tu personaje tendrá una segunda oportunidad y no se volverá a perder en ese laberinto de calles. Me ha encantado tu relato y como buena despistada me he identificado, jaja. Mucha suerte y un beso.

    1. Ángel Saiz Mora

      Me parece que somos más de uno los despistados, podíamos formar un club.
      Muy agradecido por tu comentario, Concha.
      Saludos

  23. Uy qué penita me ha dado. Aunque si tuvo que tomarse la botella con otro es porque la cita no habría salido bien, seguro. Has utilizado muy bien el tema del mes.
    Un abrazo Ángel.

  24. Ángel Saiz Mora

    Por lo menos, usó el alcohol como cloroformo con el que cerrar los ojos y evadirse.
    Gracias Rosy. Un abrazo para ti también

  25. Me temo que lo relacionado con la chica es producto de su imaginación. Tu prota se queda solo y se toma una copas de más y empieza a divagar….se lo cree tanto que acaba comprando un cava que terminará bebiendo con la persona que tenga a mano, es decir el mendigo.¡ qué tristeza!
    Un abrazo, Ángel.

  26. Ángel Saiz Mora

    En bastantes de los comentarios se han planteado otras interpretaciones, incluso finales alternativos. El que tú planteas podría ser perfectamente posible. Ya se sabe que la soledad, si no es deseada, es muy negativa y puede producir espejismos y hasta monstruos.
    Muchas gracias por tus amables palabras y el punto de vista que aportas.
    Un abrazo.

  27. Modes Lobato Marcos

    Ángel…

    Muy lejos no hemos podido ir.

    Es cuestión de empezar a dar vueltas al barrio hasta que demos con ella.

    Digo yo que en algún momento tendrá que ir al Mercadona, no?
    Que sí, que la moza de tu relato tiene pinta de usar productos de la marca Hacendado y Deliplus.

    Yo me quedo a la puerta del Super, con mi amigo borrachín, el tiempo que haga falta, pero a mí esa zagala no se me escapa.

    Joee…que ya es mucho tiempo sin arrimar cebolleta…

    Entrañable, tierno, tragicómico relato, Ángel.

    A mí me ha gustado un montón, en serio.

    Un abrazo de esos gordotes, ya sabes, de los de romper costillas.

  28. Modes Lobato Marcos

    Ah…espera, espera…

    Un, dos, afinamos todos…

    Preparados, listos, ya!

    …………Y QUE CUUUUMPLAS MUUUUCHOS MAAAAAAAS!!!!

    Feliz día, bandarra.

    1. Ángel Saiz Mora

      Gracias, campeón, por tu comentario socarrón y por la felicitación. A nadie más que a mí se le ocurre cumplir años un viernes 13. Tienes razón, yo también creo que es más de Mercadona que de El Corte Inglés esta chica, más de barrio que del mundo. Será cuestión, como bien has apuntado, de plantearse unas guardias de vigilancia a medias con el amigo vagabundo. Aparte de comprarse un GPS para que no vuelva a suceder (esto no puede ser en Mercadona)
      Un abrazo y mil gracias por tus palabras y tu atención.

  29. Mª Belén Mateos

    Buen relato Angel. Me encanta tu personaje, perplejo de que le ocurra esta cita sin esperarla, ni se fija en el camino y luego por ser caballeroso y un poco tunante se despista totalmente. Bueno para aprender perder… Eso dicen
    Suerte, un abrazo

  30. Ángel Saiz Mora

    Yo también espero que haya aprendido y no vuelva a sucederle lo mismo, aunque me parece que tiene dentro algunas carencias crónicas que no va a ser fácil subsanar.
    Gracias por tus palabras y un saludo

  31. Isabel

    Qué relato más gracioso de leer. Comprendo su sensación incómoda bebiendo solo, la charlatanería torpe cuando se encuentra con esa situación desconocida. Y me da un poco de pena que se pierda en las calles y no vuelva a encontrar a su cita.
    Me surge una pregunta, ¿qué habrá pensado ella del supuesto plantón?
    Me encanta que al fin no se quede solo y comparta su botella con quien la valora.
    Y por supuesto lo más encantador ha sido todo el relato.

  32. Ángel Saiz Mora

    Muchísimas gracias, Isabel. Tu amable comentario acaba de alegrarme, te lo aseguro. Yo también me pregunto qué habrá pensado esa mujer, más aún, qué le diría si vuelven a encontrarse.
    Un abrazo.

  33. María Cotero

    Pues sí, un poquito perdido si que estaba, ja, ja. Un entretenido y buen relato aunque la historia no terminara muy bien para el protagonista. Pero, como se suele decir, de los errores se aprende. Un saludo.

  34. Ángel Saiz Mora

    Algo se aprende siempre. Lo que no sabemos es si le volverá a surgir una situación similar.
    Gracias, María, por comentar, sabes que aprecio tus palabras.
    Un saludo.

  35. Jajaja, divertido y original el giro que le has dado al laberinto de este mes. Además daría para una continuación, pues nos han quedado muchas incógnitas ¿qué pensó ella? ¿volvió alguno de ellos al garito donde se conocieron? o ¿se encontró ella con el indigente a la mañana siguiente y descubrió confusa que llevaba la misma bufanda que lucía su ligue de la noche anterior?
    Gracias por un relato tan fresco. Suerte.

    1. Ángel Saiz Mora

      No está claro que se pueda hablar de un final abierto, pero sí que es igualmente cierto que existen muchas, variadas y posibles continuaciones, una muy buena, sin duda, es la que has propuesto, con el indigente y la bufanda del protagonista.
      Muchas gracias por comentar, Anna. Un saludo.

  36. juas, juas, qué lástima de hombre. Me gusta la sencillez con la que parece estar escrito el relato, me ha gustado todo, salvo quizás el título, no sé, quizás si estuviera más relacionado con ese no beber en solitario o con ser un perdedor.
    Te he respondido en mi laberinto a tus bienvenidos comentarios

  37. Ángel Saiz Mora

    Muy agradecido, Javier, por tu comentario, palabras que acojo como las del maestro que eres. No te contradigo respecto a lo que señalas sobre el título, en el que se habla de pasión, cuando tan poca hubo, al menos, consumada, en la práctica se queda en deseo inconcluso. Lo único cierto es que el protagonista se bebió una botella mano a mano con un nuevo amigo.
    Un abrazo y gracias de nuevo.

  38. Ana Fúster

    Cómo me identifico con la falta de orientación de tu protagonista, yo me habría perdido también. Pero de todas formas, si tienen que encontronarse se volverán a encontrar, sin remedio y hagan lo que hagan.
    Me ha gustado tu relato, es muy entretenido y se agradece un poco de ligereza en el tema del mes, que nos está llevando por caminos muy profundos y complejos. Saludos y suerte.

  39. Ángel Saiz Mora

    Yo también me habría perdido, con total seguridad. Tienes razón en que se encontrarán si está escrito que así sea, otra cosa es que cuaje una posible relación o no.
    Este mes ha salido una lectura ligera, otras veces toca dureza o profundidad, según cada uno tengamos ese día.
    Muchas gracias por tu comentario y te envío un saludo afectuoso.

  40. Ángel, un microrrelato que hace buena la máxima de que aprovecha el momento que quizás luego… Me gustó como has hilvanado la historia, has conseguido que nos metiéramos en la piel de este infeliz y sufriéramos por él con esa mala orientación. Ojalá el tren vuelva a pasar por sus morros.

    ¡Buen trabajo y suerte con el concurso!

    Saludos.

    1. Ángel Saiz Mora

      Nicolás, siempre es un placer leerte, ya sea en relato, en comentario o en la declaración de la renta, con esa agudeza y creatividad que te salen por todas partes.
      Muchas gracias y un abrazo.

  41. Ángel Saiz Mora

    Gracias, María, agradezco infinito que te hayas pasado por aquí, tanto como que te haya agradado esa combinación de letras.
    Un abrazo

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