Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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45. Laberintos abiertos

En ocasiones, cuando encuentra su reflejo en la ventanilla con el cielo estrellado de fondo, no puede evitar viajar unos años atrás y verse a sí mismo en alguno de los puertos señalados en el mapa de sus recuerdos.

En el de hoy corretea con la libreta en la mano, calle abajo, hasta la casa del abuelo. Tiene que hacer los deberes, y la presencia de aquel rumiante de cejas pobladas, siempre dispuesto a derrochar su característica sabiduría, es un punto a favor que no puede desaprovechar para un trabajo de Humanidades.

Al solicitarle ayuda con los laberintos mitológicos y reales más conocidos, el viejo se queda pensativo y sentencia:

— Sin duda alguna, los laberintos abiertos. El desierto, el mar, el cielo y la vida.

El suspenso de entonces le dibuja una leve sonrisa, mientras vuelve a lanzar una señal a la espera de respuesta desde el cuadro de mandos del primer módulo espacial tripulado oficialmente perdido en el espacio.

14 Responses

  1. Ignacio, esos laberintos, los abiertos, son los más difíciles de superar. Pero tu relato los expone de forma soberbia, con ese final lanzando señales a un mundo que ha perdido.
    Mi consideración más distinguida.

  2. Ángel Saiz Mora

    Pensamos en los laberintos como pasillos angostos y opresivos, cuando no debe de haber nada peor que estar perdido en un espacio abierto. Sabio abuelo e ignorante profesor. La verdad y la calidad siempre acaban imponiéndose por la fuerza de los hechos. Espero que alguien responda a las señales del módulo espacial.
    Genial, Ignacio.
    Suerte y un saludo.

    1. Gracias, en realidad la única dificultad era incluir el recuerdo sin que se me quedara previsible el laberinto. Gracias por el comentario. Un abrazo.

    1. ¡No lo había leído! Pero me parece genial hacer un homenaje ciego a Borges.
      A la versión de M-Clan del «Serenade» también se le da un aire.
      Nos vamos leyendo.

  3. Me encanta esa combinación de ambientes Ignacio, el futurista y el del abuelo, y esos laberintos abiertos, en los que no hay paredes y de los que resulta imposible escapar.
    Mucha suerte este mes, crack.
    Un abrazo microlunático

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