Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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87. Laberintos

Sus dos hermanas habían dejado el pueblo y estudiaban en la universidad. Ella se hizo náufraga del tiempo la mañana del accidente. Vivía rodeada de flores, pájaros y árboles. Su padre la nombró guardiana de los campos y la conminaba a arrancar las malas hierbas, pero ella no creía que las amapolas hicieran daño alguno, y las dejaba estar. Pasaba las tardes enteras por los caminos. Perseguía mariposas, para observar el color de sus alas, se olvidaba de las horas. Marisol y Venus volvían en verano cargadas de libros repletos de imágenes. Aprendió el sistema solar y se quedaba muchas veces ensimismada frente a la luna mientras buscaba en su superficie huellas, paisajes, montañas y ríos. Descubrió en los manuales los agujeros negros. Imaginó que eran ventanas que la conducirían al lugar en el que se hallaba su madre. Escudriñaba el cielo por las noches e interpretaba cada pliegue como una de esas brechas. Supo que el mundo estaba lleno de galerías y canales secretos conectados. Y no paró hasta encontrar un atajo. El pozo cercano a las eras, con profundidad desconocida, de aguas densas, de oscuro azabache.

19 Responses

  1. Eduardo Iáñez

    Preciso, precioso. Una magnífica tensión narrativa y estilística hasta el sorprendente clímax final, ese atrayente pozo de «profundidad desconocida, de aguas densas, de oscuro azabache» tan conseguido. Enhorabuena.

  2. Ana Fúster

    Una historia trágica envuelta en un precioso lenguaje poético, con un final sorprendente. Me gusta mucho. Besos y suerte.

  3. Ángel Saiz Mora

    Una protagonista que ni puede ni quiere curtirse o contaminarse con el mundo real y sus avatares, dotada de una sensibilidad extrema que acaba por volverse en su contra, un auténtico laberinto que le conduce a buscar el agujero más negro. Buena narración y un final inesperado que otorga un giro a una existencia que parecía rozar lo idílico.
    Saludos y suerte

  4. Muy bellamente contada esa historia tan triste. Las amapolas y las mariposas ponen la nota de color contrastando con el inmenso oscuro del pozo. Un universo de huidas en la oscuridad en busca de la luz.
    Precioso Mel. Buena noche y mejor despertar.

  5. Amparo Martínez Alonso

    Mei, un relato bello y triste, pero que tal vez por eso llega tan hondo. Una protagonista con la que empatizamos desde que se hizo «náufraga del tiempo». Un final que es un principio… Un laberinto poético.
    Un abrazoooo

  6. Alberto Moreno Sánchez Izquierdo

    ¿Verdad que las amapolas no son malas hierbas? Igualmente, dudo que pueda existir un agujero negro peor que el pozo de una gran ausencia. Muy muy currado, y bello, y… ¡enhorabuena!

  7. M Belén Mateos Galán

    La vida nos va llevando por unos laberintos inesperados, cuya salida a veces es incierta. Tu fantástico y trágico final le lleva a una búsqueda de libertad y a una ventana para asomarse a ver a su madre.
    Precioso relato Mei.

  8. Ton Pedraz

    ME ENCANTA ESTE RELATO, bueno, y todos los que escribes.
    Despliegas belleza literaria sobre tus historias, tratas con mimo cada palabra, hasta buscarle el mejor acomodo, acaricias los sentimientos del lector, y luego nos abofeteas con un final rotundo y escabroso.
    BRAVO.
    Ton.

  9. Oooh! Qué pena. «náufraga del tiempo», ¡qué bueno!; «guardiana de los campos», «pliegues del cielo». Me gusta cómo te has metido en el posible interior de su cabeza. Me gusta. Suerte.

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