06. LOS MENSAJEROS (Paloma Casado)
Cuando los bárbaros invadieron el país, apresaron a todos los carteros. Entonces nos preguntamos sobrecogidos por qué habrían elegido a esos civiles, inocentes como las aves del cielo. Qué peligrosa resistencia podían oponer armados con sus bolsones de cuero. Solo eran los encargados de comunicar las novedades de las cosechas, las bodas, defunciones y nacimientos a los ausentes, los que transportaban los abrazos de las madres, los que confortaban a las familias de los soldados que sobrevivían en las trincheras, los mensajeros de los besos de los amantes.
Nos gustaba salir a su encuentro cuando oíamos sus silbidos, esperar anhelantes los sobres que rasgábamos satisfechos y leer, primero con urgencia y luego paladeando cada frase, las cartas que nos entregaban.
Así, sin las noticias de nuestros seres queridos, fuimos sucumbiendo al desaliento y un pueblo que ha perdido la esperanza, es un pueblo fácil de vencer.
Por todas las cunetas quedaron abandonadas cientos de bicicletas herrumbrosas bajo el sol y la lluvia de una tierra baldía.
No hay que matar al mensajero que si no la sociedad no progresa. El primer párrafo es magistral, como suele ser tu literatura, dentro de un emotivo relato.
Paloma, bella historia llena de romanticismo y buen ritmo. Suerte y saludos
Me quedo con tu penúltima frase, qué cierta es. Y me haces sentir vieja, hubo una época en la que yo vivía pendiente del cartero, que lástima haber tricado esa costumbre e ilusión por un SMS o un Whatsapp o un email que no se pueden palpar, oler y guardar bajo la almohada. Suerte, Paloma.
Tricado: extraño verbo peludo que puede leerse como cambiado o trocado.
Me gusta.
Relato muy trabajado con reminiscencias de MENSAJERO DEL FUTURO.
Una pena que no participe…
Si participa, si. Es el tema de los monstruos el que tengo vetado por ser jurado popular.
Me gusta mucho lo evocativo de tu relato, aquellas cartas con el perfume amado y letras plenas de sentimientos esperados con ansias. Hoy suplantados por tantas palabras que llegan en un simple mensaje.
Hermoso.
Un abrazo.
Dicen que cuando un Ejército invade un país lo primero que hace es interceptar las comunicaciones, y eso es lo que hicieron tus bárbaros. Recuerdo de pequeño un cartero en mi barrio, el último, que todavía conducía una bicicleta negra, con letras en relieve en su barra, en las que se leía: «Correos».
Un homenaje a estos entrañables profesionales, así como a la comunicación epistolar.
Un abrazo, Paloma
Gracias a todos por leer y comentar. Las bicicletas me evocan a los carteros de los pueblos y he querido rendirles un homenaje a la vez que hablar de la necesidad de la comunicación, sobre todo en tiempos difíciles, utilizándoles como metáfora.
Hola Paloma,
Encontrarás tu pequeño homenaje a los carteros en Melotemía. Espero que te guste lo que he elegido para tu relato.
Un beso.
Un estupendo relato, un homenaje a aquellos carteros que recorrían kilómetros montados en sus bicis y eran portadores de buenas y malas noticias. La comunicación estaba asegurada con ellos, se esperaba con impaciencia su llegada (imagino que tras los visillos de sus ventanas).Una buena estrategia de los bárbaros para ganar la batalla.
Me gusta como describes ese rasgar los sobres y leer la carta con premura para luego saborear lo que en ella había escrito.
Magnífico Paloma. Un beso.
Bella evocación de algunos mundos perdidos, querida Pa. Yo aún me aferro a esas reliquias y uso cartas e incluso plumas para escribirlas. Un beso, migui.
Hola, Paloma.
Lo leí anoche y lo he vuelto a releer ahora mismo. Me encanta tu micro por mucha razones: porque es un homenaje a los carteros, esos que ya hemos olvidado por los avances y rapidez en los nuevos sistemas de comunicación (ya sabes, face, twitter, whatsap..). He trabajado, codo con codo, con carteros durante casi veinte años y antes eran los que llevaban las noticias o los mensajes, como bien reflejas en tu micro.
Me gusta mucho el título.
En el segundo párrafo leo sensaciones que conozco, que me son afines: «esperar anhelantes los sobres que rasgábamos satisfechos y leer, primero con urgencia y luego paladeando cada frase, las cartas que nos entregaban».
No me enrrollo más. A mí me ha tocado el corazón tu micro y he sentido nostalgia de un tiempo pasado.
Felicidades, guapa.
Un besazo enorme.
Me transportaste a los tiempos de cartero y cartas anheladas, de lecturas a escondidas… Qué bien.
Probando móvil
Jeje,Paloma, perdona pero estoy usando el móvil para leer los relatos y no sabía cómo comentar, era una prueba.
Un relato imaginativo y reflexivo, ese secuestrar a los mensajeros. Aquella época de carteros en bicicleta, qué recuerdos. Ya solo nos escriben los bancos.
Suerte a fin de mes.
Cierto, que un pueblo sin comunicación es un pueblo perdido.
Bonita historia.
Muy buen relato Paloma, sobretodo el ultimo párrafo con el que lo cierras.
Suerte
¡Preciosa metáfora de comunicación pausada! Debe ser por eso que a todos nos provoca esa nostalgia…
Curioso ese atentado contra los mensajeros, pero está claro que sabían lo que se hacían. Qué recuerdos evoca tu relato, cuando los carteros realmente eran deseados, ahora solo nos traen publicidad y facturas, en fin, una pena que hayan quedado relegados al pasado esos sobres llenos de prometedores momentos. Estupendo relato, de los mejorcitos que he leído. Mucha suerte con él Paloma.
Paloma, preciosa e impecable narración con mucha verdad y un poso de nostalgia. Abrazos y feliz verano.
Qué futuro tan triste sin esos entrañables mensajeros, y qué gran verdad cuando dices que un pueblo sin esperanza -y aislado, añadiría- es fácil de vencer. Un relatazo a la altura de los que nos regalas siempre. Un abrazo y felicidades.
Madre mia, Paloma, lo que era mirar el buzón esperando carta. Con los nuevos sistemas no nos decimos ni la mitad. Pero bueno, tu relato lleva mucho más, sobre todo eso de que el desaliento nos hace débiles y fáciles de domar. Eso ocurre hoy en día de otras maneras.
Abrazos y felicidades.
Me apena bastante esa última imagen que nos deja tu relato. Todas esas bicicletas abandonadas, sin dueño que las monte, estériles junto a una cuneta. Pero como lo cuentas tan bonito….
Suerte,
Ton.
Agradezco mucho vuestras opiniones. Es muy generoso pararse un rato a leer y comentar como habéis hecho con mi cuento.
Y entrar y encontrar a tantos compañeros, produce el mismo placer que encontrar una carta (que no sea del banco) en el buzón.
Muchas gracias a todos.
Joe, Paloma!!
Me he inclinado tanto ante esta magnificiencia que me he dao un coscorrón contra el suelo!! Ay!! 🙂
Beso.
Ay que tontuca eres Auro.
Magnífico, maravilloso. Me ha encantado la historia, Paloma. Me quedo con la frase de que el pueblo que pierde la esperanza es un pueblo fácil de vencer. Siempre me ha gustado la imagen del cartero en bicicleta, y desde ahora más. Un abrazo.
Gracias Mar, me has dado una alegría con tu comentario. Ya sabes lo mucho que me gustan tus cuentos.