Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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MAY65. EL FRANCOTIRADOR. EPÍLOGO, de Xavier Blanco

El hombre musita, ya sin fuerzas. Recita cansino. La mujer le hace callar acariciándole los pómulos y cuidadosamente se toca su vientre abultado. “Se mueve”, dice ella. Él la mira, intenta una sonrisa, y muere por segunda vez. Su cuerpo enjuto, lleno de metralla, parece una caricatura en esa silla de ruedas. Antes de bajarle los párpados, ella contempla sus pupilas azules –azules de tanto mirar el cielo-. Desde la ventana se ve el mar. Las aguas chocan entre ellas y se rompen en mil esquirlas de memoria. Y detrás de la memoria, nada, ni siquiera el silencio. En la mesita hay un jarrón lleno de flores marchitas. Llueven hormigas. Ya no hay guerra ni flores.

Las guerras se acaban un día cualquiera, por ejemplo un martes. Cuando terminan siempre llueve y el júbilo de los combatientes queda impregnado por una mácula de barro viejo. Las guerras se ultiman en un armisticio o en un acuerdo, pero siempre concluyen con una derrota. Y los protagonistas sellan ese final en un palacete suntuoso o en la cubierta lúgubre de un portaaviones, garabateando una firma con tinta de muerte y plumín de oro. Se ríen. Luego los soldados vuelven a casa, abatidos, desprovistos de esa pátina que nos hace humanos. Cuando acaban las guerras siempre hay flores, las que reciben los vivos en señal de agradecimiento y las que coronan las cajas de los que volvieron muertos.

 http://xavierblanco.blogspot.com.es/

RELATO FUERA DE CONCURSO 
YA QUE SU AUTOR ES JURADO ESTE MES

11 Responses

  1. Me gusta el texto por la concordancia que mantiene con el lema de este mes. No hubo flores… porque las flores son símbolo de alegría, de amor, de despedida. Pero esas flores de Xavier son las flores de la derrota. Y aunque las nombras al final, unas para los muertos y otras para los vivos, yo creo que son «cardos» con las espinas del sufrimiento aflorando en sus tallos. Puede que vayan disfrazadas de narcisos, de amapolas o de rosas, pero en su savia transita el dolor de algo irrecuperable : las perdidas de una guerra.

    Muy bueno Xavier, ¡menos mal que …no participas!. Besos

  2. Anonymous

    Cuando acaba la guerra es una derrota para todos, perdedores y ganadores. Para militares, soldados y civiles. Para hombres y mujeres. Para viejos, jóvenes y niños.
    ¡Muy real y muy bonito! felicidades.

  3. El primer párrafo para mi es una mezcla de las imágenes del soldado en el instante de morir con las de su mujer embarazada, yuxtaponiéndose en un acto de amor en la distancia. El segundo párrafo es el resumen claro del sinsentido de las guerras, al final unos señores felicitándose u una flores para tapar el olor a mierda de sus ideales y mentes. No obstante, Xavier, siento una cierta opresión en la lectura, esta prosa tan bella está muy comprimida, no me deja respirar. ¿Barroca? No sé, ya me conoces.

  4. Xavier, te dejé mi comentario en tu blog, pero luego vengo aquí y me da envidia que Epífisis, por ejemplo, hable y yo no.
    Porque aunque hoy es miércoles y no martes, el día en el que se terminan algunas batallas,… siempre es un buen día para decir cosas de un gran relato.

    Este que acabamos de leer es un ejemplo de los que buscamos un «buen relato».
    Porque a veces un epílogo enriquece al libro.

    Abrazos, Xavier

  5. Anonymous

    Acabo de escuchar tu selección en el concurso de la Cadena Ser. Ha sido emocionante compartir el éxito de alquien que conoces parte de su trayectoria y que lo tienes ya, casi, como un amigo. Felicidades Xavi.

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