Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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Microscopio nº 41: El segador

Un martes más el microscopio vuelve a enfocar un texto y a mirarlo con lupa, con opiniones de compañeros para ensalzar sus virtudes y mostrarnos puntos de mejora. Aquí os dejamos al Segador junto con la música escogida para la ocasión y la ilustración confeccionada para el relato.

Nuestra amiga Gina nos propone música de «El regreso de la momia» para acompañar a este segador.

El Segador

En la cripta, los tres investigadores profanaron la tumba.

La momia tenía una hoz entre el cuello y el maxilar inferior.

Fue Anton Baz quien la cogió antes de la advertencia de sus colegas sobre ese ajuar funerario: Ciertos estudios aseveraban que la costumbre medieval en Koenigsberg era que marcase un esqueleto perteneciente a un vampiro, pero también podía tratarse de un endemoniado prusiano. Debían ignorar la hoz.

Anton no poseía el don del temor del diablo y entre carcajadas desafinadas, la ocultó en  su maletín.

De regreso a la universidad, ya estaban lo suficientemente enemistados y aprensivos como para nunca reunirse con él, pero el destino no lo quiso así.

La gendarmería húngara les citó al pasar un mes, pues Anton Baz había aparecido muerto  con la caja torácica reventada. La evisceración “cordis” había sido completa y muy rudimentaria. Deseaban saber los comodoros, si los dos arqueólogos conocían a alguien con un pañuelo en el cuello de los que ocultan pericias médicas y que hablase como quien padece una traqueotomía, según describió la casera al hombre enjuto que vio salir del gabinete del investigador.

Y recordó lo que dijo.  No lo olvidarían jamás.

“Tiempo de Cosecha”

y Mercedes Marín del Valle nos la ilustra así

40_ElSegador

 

Letra_X

(+) Ambientado en la tierra de Hoffmann (o al menos, entiendo que Koenisberg es Könisberg, la capital de la Prusia Oriental), parece un homenaje al este escritor romántico, autor de cuentos de terror y fantásticos, algunos de ellos relacionados precisamente con el diablo. Está bien documentada y siempre es interesante recordar a los clásicos del género.

(-) El tema y enfoque –quizá por lo que he comentado anteriormente- no es demasiado original. Arqueólogos perseguidos por una maldición tras haber profanado tumbas y momias. Es bastante previsible, como una historia que nos suena demasiado. Lo que podía ser extraordinario en el siglo XIX, ahora lo es menos. Aunque es bien cierto que se asocia más a Egipto, no a la tierra de los teutones.

(+) Logra condensar en un microrrelato una historia compleja, que daría para un texto mucho más largo. Incluye todas las piezas necesarias para poder entender la historia de principio a fin.

(-) La estructura de algunas frases me parece un poco forzada. Evidentemente en literatura no tiene que ser siempre sujeto-verbo-predicado, y quizá sea el estilo que le quiere dar el autor, pero en algunos casos no acaba de convencerme: “ya estaban lo suficientemente enemistados y aprensivos como para nunca reunirse con él”; o toda la frase desde: “Deseaban saber los comodoros…” hasta “…del gabinete del investigador”.

(+) Consigue el efecto inquietante que pretende el relato, a lo que contribuye de una forma acertada tanto la última frase como el título. De hecho, el final y el titular están muy bien engarzados. Me gusta especialmente la relación entre uno y otro.

(+-) Lenguaje técnico y adaptado al tema. En una primera lectura me pareció, en algunos casos, demasiado rebuscado: “caja torácica”, en lugar de “pecho”, por ejemplo, “evisceración cordis”… Pero  en lecturas posteriores he llegado a la conclusión que son los términos adecuados, porque los protagonistas son científicos y emplea las palabras exactas. Hay otras, sin embargo, como “comodoros”, que no acabo de entender en el contexto, incluso después de haber recurrido al diccionario. Quizá sea demasiado rebuscada o, simplemente, desconocimiento por mi parte.

 

Letra_Y

(-) En mi opinión, el texto tiene un pecado original difícil de soslayar, cual es que nos cuenta una historia que excede, tanto por su trama, como por su extensión, como por la complejidad de su estructura narrativa, los límites usuales de un microrrelato, siendo que hubiera tenido mejor cabida en un cuento o relato breve.

El microrrelato suele desarrollarse en una unidad de tiempo y espacio, y casi, casi, de personajes. Y en el caso de “El Segador”, sin embargo, nos encontramos con:

  • Cinco escenarios temporales distintos: 1. Descubrimiento de la momia; 2. Un mes después del descubrimiento; 3. El momento en el que la casera da su testimonio; 4. El momento en el que muere Anton; 5. La referencia a la Edad Media.
  • Cuatro escenarios espaciales distintos: 1. El lugar en el que los investigadores hallan la tumba; 2. La universidad; 3. El lugar donde la gendarmería cita a los supervivientes (cabe suponer que los citan en la sede de la gendarmería); 4. El lugar donde se halla la casera (cabe suponer que la casa donde se hospeda Anton).
  • Personajes: 1. Anton; 2. Arqueólogos; 3. Gendarmes; 4. Casera; 5. El hombre enjuto/segador.

Como se ve, pues, desde el punto de vista de la ortodoxia microrrelatista, la acción se desarrolla en demasiados lugares y en demasiados momentos.

(=) En un segundo nivel de comentarios, que no es tanto una crítica, sino una apreciación puramente personal -cuestión de gustos-, cabe señalar que hay un uso de vocabulario técnico-científico que no está literariamente justificado. ¿Por qué el narrador nos habla del maxilar inferior en lugar de la mandíbula? ¿Para qué utilizar el término “evisceración”, si resulta mucho más potente señalar que habían arrancado las vísceras al cadáver de Anton?

(-) En este segundo nivel de análisis, digamos más estilístico, tampoco me acaban de convencer algunas locuciones que resultan un poco extrañas y alambicadas, como “que hablase como quien padece una traqueotomía”, o bien, “ya estaban lo suficientemente enemistados y aprensivos como para nunca reunirse con él”.

(= -) En un ámbito más de análisis lingüístico morfo-sintáctico hay también algún problemilla, como el sujeto elíptico de “De regreso a la universidad, ya estaban lo suficientemente enemistados y aprensivos como para nunca reunirse con él”. Cabe suponer que ese sujeto omitido son los otros dos investigadores que acompañaban a Anton, pero técnicamente deberían haberse mencionado.

(+) En el aspecto positivo, quiero destacar que el relato se ancla en una buena historia de terror clásico, en el que la trama se desarrolla en una atmósfera de suspense creciente que llega a su culmen con el revelador e inquietante testimonio de la casera.

(+) Finalmente, el relato también tiene ese punto trascendente de conseguir retratar, a partir de una  historia “local”, una conducta humana tan universal como es el menosprecio a otras culturas y tradiciones, especialmente grave si quien comete ese acto de desprecio es alguien perteneciente a la Universidad.

 

Letra_Z

(=) El título no es llamativo, pero tampoco revela nada que no deba y, una vez leído el texto, adquiere sentido, tanto por el uso de la hoz en el asesinato como por una posible referencia a la expresión “segar una vida”, aunque echo de menos que aporte luz sobre la identidad exacta del personaje.

(+) La frase de inicio funciona a la hora de incitar a la lectura. Se me antoja (igual me equivoco) un comienzo in medias res: da la impresión de empezar la narración a mitad de una historia cuyo principio nunca se completa ―¿cuál era el objeto de la investigación?, ¿por qué los compañeros de Anton Baz estaban enemistados con él?― porque lo que interesa al autor es centrarse en la figura misteriosa de ese no-muerto y su cosecha final.

(++) Un vocabulario que permite al lector situarse en la escena y visualizarla perfectamente desde los párrafos de apertura: “cripta”, “profanaron la tumba”, “momia”, “hoz”, “ajuar funerario”, “esqueleto”, construyendo un entorno con reminiscencias cinematográficas de la Hammer o de novela gótica. También positivas a mi entender el par de alusiones geográficas que contribuyen a situar la historia en Centroeuropa, “Koenigsberg” y “prusiano”, lo cual se confirma más tarde. En el párrafo cuatro, es un acierto el tono aséptico y técnico ―como debe ser― de la comunicación de la muerte por parte de la policía: “caja torácica”, “evisceración cordis”, “completa y muy rudimentaria”.

(―) El texto tiene algunos problemas de puntuación.

Le sobra el punto detrás del título.

  • Después de los dos puntos del segundo párrafo debería ir minúscula.
  • En el tercer párrafo hay que quitar la coma después de “desafinadas”.
  • En el cuarto no tendría que haber coma detrás de “comodoros” y me parece que cordis, al ser una palabra en otro idioma, debería estar en cursiva. Le falta el punto final.

También veo alguna imprecisión semántica:

  • que yo sepa, “comodoro” es un término que se usa para profesiones relacionadas con el mar, y no parece el caso.
  • En el mismo párrafo, creo que sería más correcto “ha sufrido una traqueotomía” que “padece”, ya que no hablamos de una enfermedad.

Sintácticamente, en el tercer párrafo creo que es preferible “temor al diablo”.

(-) Revisaría la redacción en general de los párrafos cuarto y quinto. Me suenan raro “ya estaban lo suficientemente enemistados y aprensivos como para nunca reunirse con él” (¿ya había suficiente enemistad y aprensión entre ellos como para que deseasen reunirse otra vez?), “les citó al pasar un mes” (¿les citó un mes más tarde?) y la última frase, larga y poco fluida. En el párrafo tres, evitaría la rima “carcajadas”/”desafinadas”.

(=) La impresión general que me produce es la de un texto extraído de un todo mayor, un pequeño episodio que procede de un relato más amplio y que me deja unos cabos sueltos que preferiría atados, ya que concibo un micro como una historia completa en sí misma.

 

… y hoy día internacional contra la homofobia no me he podido resistir a dejaros esto un cuento de alguien especial sobre el tema de hoy

 

 

 

8 Responses

  1. El hecho de no ser adicto a este tipo de relatos me margina de un comentario lógico. Pero me llama la atención su factura. El inicio me da la impresión de ser un artículo, ya que son frases aisladas, a mi criterio sería más lógico concatenar de manera que configuren un relato,como podría ser: «Ya en la cripta profanaron la tumba, llamando su atención la hoz clavada en su cuello. Anton Baz la tomó desoyendo la advertencia de su dos compañeros, etc, etc». Ello considero que sería más acorde a un micro y daría otra perspectiva a la lectura. Como el tema ya ha sido demasiado utilizado debiera tener un sesgo que lo diferencie para ser original. No estoy capacitado para comentar la puntuación ya que la mía dista mucho de ser correcta pero creo que la historia con algunos ajustes podría mejorar.
    Un abrazo Mel y suerte con el resultado.

  2. Evelyn Pérez García

    El relato es bueno, (la idea, el desarrollo) pero para todo lo que cuenta se queda corto de palabras. Hay mucha(s) historia(s) condesada(s), algunas frases llenas de referencias, y términos complejos. Si bien todo esto enriquece y hace «más historia», también es cierto que la lectura resulta más espesa.

  3. Me gusta el tema y la historia, pero… Me da la impresión de ser un texto fruto del reciclaje de otro más largo; debido a ese proceso, algunas oraciones han perdido lustre o se han deformado un poco.
    El acierto al crear ambiente con el léxico apropiado, merecía una sintaxis más elaborada.

    Como es costumbre en esta sección, música e ilustración estupendas.

  4. Me dejé llevar por tus letras Juan Pérez, eso fue.en el último momento unos dientes relucientes y una ceja arqueada es lo que me salió del corazón. Gracias por tus palabras, Felicidades por tu versatilidad. Estoy contenta porque te ha gustado el dibujillo.
    Feliz día. Feliz vida.

  5. Ana Fúster

    ¡Ave, Juan! Soy -o quizá deba decir fui- Z. Muchas gracias por tu detallada contestación a los comentarios.
    A pesar de la temática, nunca habría identificado el relato como tuyo, pues tienes un estilo muy definido que aquí no se refleja (a la manera de los vampiros), aunque ya has explicado más arriba el porqué. No quise decir que el texto fuese un refrito, sino que da la sensación de pertenecer a un todo más largo. Lo sigo pensando, el fragmento de una peli de nuestra amada Hammer (ay, ¡cuando escribí eso tendría que haberme dado cuenta de que era tuyo!!!), porque cinematográfico lo es un rato.
    Me ha gustado mucho tu apunte sobre la broma teológica, eso sí que lo identifico como característico tuyo.
    Un abrazo y ha sido un placer leerte. No tanto destriparte, tengo que confesar que no me entusiasma hacerlo, a pesar de que se aprende mucho en esta sección. Así que gracias a ti por haber prestado tu texto para el Microscopio y, por supuesto, a Mel y Paloma por seguir mes a mes sin desfallecer.

  6. Saludos, Juan. Soy «Y», pero puedes llamarme Carles.

    Lo cierto es que la primera regla del microrelato (además de la brevedad, claro está) es que hay vía libre para romper todas las reglas.

    Y cuidadito con quitarle objetos a las momias.

    Un abrazo.

  7. Ana Fúster

    Esto sí que es una sorpresa. ¿También escribes sonetos? Bueno, pregunta retórica. Y ese sí que no se me habría escapado, es 100% tú.
    Quería haberme identificado antes, pero estoy en una época complicadilla laboralmente hablando. Muchas gracias por tus elogios superlativos, que achaco al «cariño online» que nos tenemos y a alguna afición compartida.
    Otro abrazo.

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