Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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82. Nómadas

Huir del viento. Abandonar las casas de paja, y de madera. Apretarse después entre paredes frías, muros quizás, con vistas a ninguna parte.

Saber que el lobo nunca se marcha.

12 Responses

  1. Isabel

    Casi todos tenemos/tememos un lobo detrás asustándonos.
    Para demasiados, además es real.
    A ver si encendemos un fuego tan fuerte que el huya sea él.
    Un saludo,
    Isabel

  2. Nuria Rubio

    ¿Es tal vez este texto hiperbreve una suerte de «versión» del cuento de «Los tres cerditos»? Lo sea o no, refleja la dificultad -incluso la imposibilidad- de enfrentarse a ciertos peligros que nos acechan a todos… El «lobo» puede encarnar infinidad de peligros; cualquiera de nosotros puede convertirse en «nómada» en su intento de huir…
    Saludos con mis mejores deseos, Alberto.

  3. Quien dice lobo dice miedo, fobia, inseguridades, hostilidades, monstruosidades y todos los adjetivos que oscuros y terribles que se nos ocurran. Y no por ser chanchito significa que se sea débil, aunque el lobo nunca se vaya… Basta recordar el final del cuento de los Grimm para darse cuenta.

    Me encantó esta reversión hiperbreve del cuento infantil, ALBERTO. Te felicito.

    Cariños,
    Mariángeles

  4. Alberto

    Exacto, Isabel, todos nuestros lobos acechan de algún modo, invitándonos a huir. Pero hay demasiados nómadas para los que esa huida determina, desgraciadamente, su vida.

  5. Alberto

    Muchas gracias Nuria, y Mariángeles, posiblemente el lobo (y el cuento), sean tan antiguos como el miedo, o como el juego del escondite… Y no debemos olvidar que la empatía, y ese espíritu de equipo que rezuma la historia, es una buena tabla a la cual agarrarnos para luchar.
    Muchas gracias por vuestras lecturas y un abrazo.

  6. Nuria Rubio

    Estupenda anotación a tu relato. Bonito, realmente bonito apelar a esa colectiva tabla de salvación. Me quedo con ese espíritu que, como bien dices, late en la historia.
    Un abrazo enorme y toda la suerte del mundo, Alberto.

  7. Antonio Javier Álvarez

    El hombre es un lobo para el hombre. Me gustan esas paredes sugerentes que miran a ninguna parte. Buen relato, Alberto. Un abrazo.

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