Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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NOV108. SOMBRA VORAZ, de Ignacio Rubio Arese

Aunque su marido murió hace ya ocho meses, los burtilaces siguen campando a sus anchas por toda la casa. Imponentes burtilaces de cerámica y vidrio, burtilaces disecados de especies dispares, nidos de burtilaz en las estanterías, burtilaces que cuelgan de las lámparas, que dormitan con ojos entreabiertos en las alfombras.
Marta no recuerda con exactitud cómo se inició todo. De improviso una noche, su esposo los introdujo en el hogar, y aquellas criaturas y el áspero olor a aguardiente se adueñaron palmo a palmo de cada rincón.
Lleva meses sin descorrer las cortinas, «ábrelas de una vez, los burtilaces no soportan la luz; haz añicos las ventanas hasta que no quede ni uno», se repite al levantarse. Sin embargo, pese a las contusiones ocultas bajo el traje de luto; a las heridas que mancillan su piel, no consigue desprenderse de ellos. Siente una rabia de serpientes ebrias en el estómago. Querría quemarlos, aniquilarlos. «Mañana sin falta me deshago de todos», se promete exhausta. Pero nunca encuentra la ocasión propicia, y cada noche regresa con bolsas cargadas de ratones muertos para alimentar a los insaciables; a los jodidos burtilaces que la acechan sin tregua en la creciente penumbra de aquel edificio.

38 Responses

  1. A mí, lo que me parece es que a esta pobre viuda le pasa como al famoso gato de los «cartoons», el gato andaluz que echa de menos a los ratones cuando no pelea con ellos.
    Me gustó mucho esterelatillo entre humorístico y sicológico.

  2. Muy buenas figura. Esta canción me ha recordado a la canción de los trabubus (que vienen de Trabubulandia) de los Delincuentes, aunque esta última no te deja la desazón de tu historia. Para el siguiente mes algo más positivo, por favor. ¡¡Saludos desde China!!

    1. Pues el que planeaba para el mes siguiente será aún más duro, Pakonas, je je, hay ciertos temas tremebundos que no queda más remedio que exorcizarlos con la literatura… Un fuerte abrazo que vuela ya para la China 😉

    1. Vas en buen camino, Juanjo, aunque son ALGO MÁS que un run-run. El límite entre su realidad o irrealidad es justamente la clave del relato. Eso y lo que simbolizan, claro.
      Son algo más que un sustituto, Calamanda. Son una sombra voraz, nacida de un pasado atroz, cuyas marcas siguen en la piel de la viuda meses después…
      Fuerte abrazo para los dos

    1. Gracias por comentar, Miquita. Comparto plenamente lo que dices sobre el duelo. Pero el tema del relato NO va por ahí exactamente. Va más bien sobre la sombra que deja el pasado en nosotros, de la que NO conseguimos deshacernos aunque nos haya dolido mucho…
      Un abrazo

    1. Gracias, Rafa. Sí, la verdad es que, a mi manera, y partiendo de un planteamiento y de una historia a contar totalmente distinta, pretendía jugar un poco a inventarme yo mis propias Manscupias 🙂
      El título es FUNDAMENTAL en este relato, por supuesto 🙂
      Un abrazo

    1. Gracias, Miguel Ángel. No he querido privarme de elementos truculentos ni de imágenes disparatadas y violentas. Haya acertado o no, lo importante es buscar siempre cosas nuevas, que revuelvan al lector… 😉
      Un abrazo.

  3. Has dado en la clave del asunto, Ana. El apartamento apesta a recuerdos de alcohol, el dolor axfisia. La solución es justamente abrir las ventanas. El problema está en el CÓMO abrirlas. En el cómo deshacerse de esa sombra voraz que se puede instalar en cada uno de nosotros y gobernarnos pese a nuestro rechazo…
    Un abrazo y gracias por pasarte por aquí!!

  4. la vida de su marido la conserva en los burtilaces, en los que fueron sus objetos. Los objetos están llenos de la vida de las personas que los han habitado. Manteniendo sus objetos, sus camisas, sus figuritas de porcelana pretende que su marido siga con ella, que no se marche y la abandone para siempre. Vida que ella sigue alimentando cada día, lejos de dejarla marchar. Conozco a una señora que convive con las cenizas de su marido en un bote. Le pone el futbol, se lo lleva de vacaciones. Y todo por no asumir la muerte de un ser querido. Es mejor vivir rodeada de burtilaces que de soledad.
    Qué historia tan triste. Estás de otoño?????

  5. Exactamente, Ainhoa, el poder evocador de los objetos… 😉 Solo que aquí he intentado jugar (no sé si lo he conseguido) con una combinación de planos y con la ambivalencia de significados. Con el hecho de que NO quede claro si los burtilaces existen realmente o solo en su imaginación, si son unas pequeñas bestias voraces o si son objetos. En cualquier caso, DUELEN mucho 🙂
    Es una historia triste, sí, como todas aquellas donde hay malos tratos y sombras que se prolongan más allá de la muerte del que nos causaba daño, que no se pueden extirpar con facilidad; a las que seguimos alimentando con nuestra propia inmundicia, cuando lo fácil sería abrir una ventana y llenarnos de luz…
    Gracias, again, por tus comentarios!!!
    Besos fuertes.

  6. Hola Nacho!!! Un micro muy bueno, estremecedor, cargado de imágenes poderosas. El primer párrafo me parece sencillamente genial. Esos burtilaces para mi son símbolo de dolor. Es curioso cómo a veces alimentamos el dolor, es un sentimiento peligrosamente adictivo, algunos hasta lo alimentamos escribiendo, jeje 😉 Un beso grande y mucha suerte. Muakkk!!! Mercedes Jiménez

  7. Muchas gracias por tus palabras, Merche!! El tema de mi relato, tal y como yo lo concebí, es algo que va más allá del dolor y a la «digestión» de la pérdida: tiene que ver con la IMPOSIBILIDAD DE CAMBIO, el apego a formas de vida nocivas; incluso a las que nos llegan a arruinar la vida, como un maltrato… Ahí lo dejo, aunque cada cual es TOTALMENTE LIBRE de interpretar por dónde más le llegue. Eso me llena de satisfacción 🙂
    Besos para ti.

  8. Es cierto como ciertas sitaciones nocivas nos envuelven sin que queramos evitarlas, una dependencia fatal pero necesaria. Que complejos somos para no huir de lo que nos daña. Mucha suerte.

    Saludísimos.

  9. Tremendo relato Ignacio. La viuda maltratada que no se atreve a deshacerse del recuerdo del marido y lo alimenta como a un buitre. A veces el maltrato se eterniza. Tremendo ya digo. Felicidades.

  10. Gracias, Anna, por tus palabras. Esa es EXACTAMENTE la interpretación del relato que yo doy (lo cual no quiere decir que sea la única ni la más válida). Eso, sumado al elemento mágico-pánico de los burtilaces, que son seres que bordean los dos mundos (realidad-imaginación perturbada, actualidad-pasado, recuerdo-pesadilla imborrable).
    Y gracias a ti tb, Barlon, por tu aportación.
    Abrazo fuerte para ambos.

  11. Este es un relato terrible, Nacho!! Me he quedado con la cosa de que sólo han pasado ocho meses, miedo me da que llegue a los nueve y se encuentre con que le queda un legado para los próximos cuarenta o cincuenta años.

    Como suele ser tu costumbre, bordado. Un abrazo.

  12. Ay, Nacho… qué miedo he pasado!! Miro a mi alrededor y estoy empezando a temer las sombras de cualquier cosa que veo en mi casa… burtilaces… de dónde has sacado esa palabreja???

    Me ha gustado… mantienes la tensión y la intriga durante toda la narración!!!

    Última vez que me pones de protagonista, je, je… te voy a pedir derechos de imagen!!!

    Un fuerte abrazo
    Marta

    1. Gracias, chicas, por vuestros comentarios!!!
      BURTILACES: en cuanto la acepten en la RAE, Marta, te pago los derechos de copyright por utilizar tu ilustre nombre 😉
      Susana, comparto tu opinión: que se mude a otro HOGAR (las palabras casa, hogar y edificio, están colocadas estratégicamente, cumplen una función en el texto cada una). Claro que, si no se produce el cambio en la protagonista, capaz de empaquetar a todos los burtilaces con ella en su mudanza, he ahí el kit de la cuestión… 😉
      Aurora: el legado, qué duro. Pero siempre es posible sobreponerse a cualquier legado, no crees??
      Abrazos para las tres!!!

  13. Felicidades, Ignacio. A veces, en la vida, la aniquilación de las personas es tan profunda que no se hacen a su libertad. Es como el preso que una vez cumplida la pena no quiere salir, no puede.

  14. Qué buen relato Nacho, qué simbólico… cuando te comen tus propios fantasmas… pincelando un pasado horrible que sigue existiendo tras la muerte. Fabuloso, no te había leído, noviembre muy liado, como le he dicho a Sara es un honor compartir podium contigo.

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